17- Extraña bienvenida

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Después de dar un último recorrido por el lindo Clearwater, Jorge y la nueva familia de su padre tomaron el avión. Había tráfico aéreo, así que tardaron un poco más en llegar. Llegaron en la noche.

Cuando estaban devuelta a Los Angeles, Jorge manejo a la casa de Silvia para ver cómo estába, por qué no sabía nada de ella desde la mañana del martes, y también tenía que recoger a su mascota.

Entro al la residencia de la hermosa casa. Bajo rápidamente de su auto y toco el timbre que se encontraba junto a la gran puerta.

Pronto se abrió la puerta, aliviado de que Silvia estuviera bien, pero para su sorpresa no era Silvia quién le abrió, si no Flavio, el asistente de ella.

—¿Flavio? —dijo Jorge con sopresa en su rostro.

—Señor Salinas, ha regresado. ¿Viene por su perrita? —pregunto el asistente.

—Sí. —contesto Jorge, cambiando su expresión a seria.

Flavio volvió a entrar y se dirigió para traer a la perrita, pero Silvia en ningún momento salió a saludarlo.

—Aquí está su pequeña, es hermosa.
—menciono Flavio.

—Si, si que lo es. —respondió Jorge con desagrado.

—Ehh bueno, ¿Se le ofrece algo más? —dijo el asistente, incómodo por la mirada de Jorge.

—Y la señora Silvia, por qué no ha salido ella. —preguntó Jorge desconcentrado.

—Oh lo que pasa es que estábamos arreglando un trabajo, y pues está muy ocupada. Yo he venido a ayudarle a trabajar. —confeso Flavio.

—Oh si... Bueno, dile que regresé, y que por lo menos para la otra se digne a responder las llamadas, o mandar tan siquiera un mensaje.
—dijo esto y tomo a su perrita, subió rápidamente a su auto molesto, y se fue directo a su casa.

—Uy si, uy si. Cómo no, “trabajo” —bufó Jorge mientras conducía hacía su casa—, no me quiero imaginar que maldito tipo de trabajo estaban haciendo. —frunció el ceño.

Por otro lado, Silvia salió de su escondite para ver si Jorge ya se había ido de su casa.

—¿Ya se fue? —susurro está.

—Si señora, ya se marcho, pero le mando un mensaje. —dijo Flavio desconcentrado.

—¿Que cosa?

Flavio le dijo a Silvia lo que le había comentado Jorge, estando molesto.

—Mmm ya. —dijo al escuchar el mensaje—.
Muchas gracias por ayudarme Flavio.
—agradeció nerviosa.

—No hay de que jefa, pero si sabe que mañana va viajar por carretera con el, verdad, para ir a Ojai dónde será la reunión.

—Ni me lo recuerdes, que me pone más nerviosa. Trataré de ser lo más profesional posible, gracias por tu ayuda Flavio, y también por ayudarme a terminar esas estadísticas.

—De nada señora Silvia, sin más molestia me retiro, mi taxi acaba de notificar que está afuera de su residencia, buenas noches.

—Buenas noches Flavio.

Y el chico asistente se retiro.

Silvia respiró profundamente, no sabía por qué había pedido a Flavio que el atendiera a Jorge. Pero ella aún se sentía muy molesta y no estaba preparada para hablar con el...

Sin duda el siguiente día sería un día muy largo.

El deseo en tu miradaWhere stories live. Discover now