Después de que el padre del protagonista masculino fuera amenazado y obligado a comprometerse, ella poseyó a Ibelia, una villana que fue expulsada por atormentar al pequeño protagonista.
-Vamos a separarnos.
-¿De qué estás hablando?
-No le agrado al...
—El Conde Vanein es conocido por cuidar bien a la señorita Vanein, pero la investigación ha demostrado que no es bien tratada en el interior de la mansión.
Como uno de los ayudantes más competentes del Imperio, Logan le proporcionó a Cassis la información que quería en un solo día.
—Por otra parte, parece que la Condesa Vanein ha estado abusando de la señorita Vanein durante mucho tiempo. Usó su posición para matar de hambre o encerrar en un almacén a la señorita.
Al escuchar sobre los castigos corporales que sufría Ibelia por parte de la Conde Vanein, Cassis tuvo una sensación de deja vu porque fue lo mismo que le hizo su padre durante su infancia.
Los castigos corporales desaparecieron cuando Julia le reclamó a su padre. Sin embargo, Cassis no pudo evitar que ella fuera maltratada.
Sabía muy bien que Julia e Ibelia eran personas diferentes, pero la alegre expresión sonriente de Julia se superponía sobre el de Ibelia.
Cassis cerró los ojos y abrió la boca.
—¿Algún abuso físico?
Logan dejó el informe sobre el escritorio de Cassis y continuó con su explicación.
—No hubo abuso físico.
—Eso no es posible.
Cassis tomó el informe, sin embargo, no pudo encontrar nada sobre abuso físico tal como Logan le dijo.
Ibelia mintió torpemente diciendo que los moretones en su brazo fueron por una caída, pero tanto ella como Cassis sabían que eso no era verdad.
Pensando en los moretones que vio ayer, Cassis se levantó impulsivamente.
—¿Señor?
—Iré a la residencia Vanein.
—¿Por qué va tan repentinamente a la residencia Vanein?
—Necesito comprobar algo.
Cassis se puso el abrigo que le dio Logan e inmediatamente salió de la mansión.
Ni él mismo sabía por qué actuaba de forma tan impulsiva, era solo que sintió que necesitaba revisar los moretones que vio ayer...
¿Y si Ibelia estaba siendo golpeada por el Conde Vanein?
«¿Qué haré después?»
Antes de que pudiera pensar en una respuesta, el carruaje llegó a la residencia Vanein.
Extrañamente, las expresiones de los sirvientes de la mansión eran extrañas, e incluso el mayordomo, que lo guió al salón de recepción, actuaba con cautela.
—La señorita Ibelia no puede ver al Duque porque no se encuentra bien en este momento. ¿Qué le parece regresar otro día?
No puede ser verdad que se encuentre mal porque ayer estaba bien a pesar de tener moretones en el brazo.
Cassis notó un extraño matiz en las palabras del mayordomo e insistió.
—Debo ver a la señorita Vanein ahora.
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