La habitación que Logan consiguió era muy pequeña. Si tuviera que compararse, era del tamaño del baño adjunto a la habitación en la que Ibelia se alojaba en la mansión Adelhardt. Además, había muy pocos muebles como una cama y una mesita de noche.
Incluso la cama era tan pequeña que Ibelia y Lu apenas podían dormir juntos.
«Es como el dormitorio donde solía vivir en corea. No me importa, pero ¿Lu estará bien?»
Ibelia estaba acostumbrada a las habitaciones pequeñas, pero Lu era diferente porque es un noble que creció en la familia Adelhardt desde su nacimiento.
—¿De verdad dormiré con la señorita Ibe?
Lu parecía muy emocionado, contrario a las preocupaciones de Ibelia.
Al mismo tiempo que sus mejillas se sonrojaban, Lu apretó contra su pecho un osito de peluche que Annie había adquirido en alguna parte.
Tras ver esa reacción, Ibelia pudo sonreír en paz.
—Sí, vamos a dormir juntos.
Lu se acomodó en la cama con alegría, pero se detuvo después de un momento.
—¿A la señorita Ibe no le molesta dormir conmigo?
—No, no me molesta.
—¿De verdad?
—Sí.
El rostro de Lu, que estuvo pensativo por un momento, se iluminó. Luego movió su cuerpo lo más disimuladamente posible y se recostó en el borde de la cama.
Ibelia se acercó a la cama, preocupada por la posibilidad de que Lu se cayera.
Cuando Ibelia se recostó sobre la cama, estiró los brazos hacia Lu para incitarlo a que se acercara. Por supuesto, el niño dudó un poco, pero al final se acercó vacilantemente.
Ambos se acomodaron en la cama con un oso de peluche entre ellos.
Ibelia miró con torpeza a Lu.
Aunque sólo aceptó ser su madre por tres años, decidió proteger su inocencia para que creciera brillantemente. Sin embargo, todavía no estaba acostumbrada a un contacto tan íntimo, lo que tal vez era porque seguía traumatizada por el rechazo de su familia en el pasado.
A pesar de eso, Ibelia se armó de valor y abrazó al niño. Pero fue una pena que no pudiera sentir el calor del niño por culpa del oso de peluche.
En cuanto lo pensó, Lu arrojó el oso de peluche detrás de su espalda.
—¿Le leo un cuento para niños?
—Pero no hay libros.
Ibelia tocó ligeramente la nariz del niño.
—Hay varios cuentos que conozco.
Ibelia recordó algunos de los cuentos que había leído en Corea y los contó.
Tras el cuento de Rapunzel y el de Cenicienta, cuando estuvo contando el tercer de Blancanieves, se escuchó el sonido de un suave ronquido de niño.
«Buenas noches, duerme bien.»
Involuntariamente Ibelia se levantó de la cama son una leve sonrisa.
Era la hora de dormir para los niños, pero aún era demasiado temprano para que los adultos durmieran.
«¿Qué está haciendo Annie?»
De repente, sintió curiosidad por las tres personas que estaban acampando.

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El padre del protagonista se rehusa a separarnos
RomanceDespués de que el padre del protagonista masculino fuera amenazado y obligado a comprometerse, ella poseyó a Ibelia, una villana que fue expulsada por atormentar al pequeño protagonista. -Vamos a separarnos. -¿De qué estás hablando? -No le agrado al...