🍀Capítulo 128🍀

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Ibelia se sintió un poco triste por la respuesta de Lu.

«¿Otra vez un secreto?»

Pero Ibe no lo demostró y, en cambio, acarició suavemente la cabeza del niño.

—Está bien, espero que tu deseo se haga realidad.

—Sí, jeje.

Ibelia se rió junto con el niño y habló con el mayordomo principal.

—Por favor, llama a Erin.

Los ojos de Lu se abrieron de par en par.

—¿Erin? Mamá, ¿dónde te duele?

—¿Oh? No, no me duele nada...

Sin embargo, parecía que Lu ya había pensado que Ibelia estaba enferma, e inmediatamente se puso pálido.

—¡Rápido! ¡Llama rápido a Erin! —instó Lu al mayordomo principal y llevó a Ibelia a su habitación.

«No, no estoy realmente mal.»

Ibelia se recostó tranquilamente en la cama y pensó.

Lu se sentó junto a la cama, sacudiendo los pies mientras preguntaba cuándo llegaría Erin.

—Lu, mamá está bien.

—Pero...

De repente, la puerta se abrió de golpe y Cassis entró corriendo en lugar de Erin.

Ibelia y Lu abrieron los ojos de par en par.

—¿Cassis?

—¿Papá?

Cassis se acercó rápidamente a Ibelia.

—¿Estás bien? —preguntó Cassis mientras tocaba la frente de Ibelia.

—Estoy bien —respondió sonriendo Ibelia.

—Pero dijeron que llamaste a Erin tan pronto como regresaste.

—Eso...

Mientras Ibelia se preguntaba cómo explicarse, Erin entró.

Erin tembló por un momento cuando vio a Cassis y Lu mirándola con preocupación, pero luego se acercó con calma a Ibelia.

—Escuché que me está buscando.

—¡Creo que mamá está enferma! —exclamó Lu.

—Revísala bien —añadió Cassis.

Ibelia se tocó la frente e hizo un gesto con la mano.

—Ustedes dos vayan a sentarse al sofá.

—Pero...

—Debo estar a tu lado...

—Vayan rápido. Erin debe revisarme.

El padre y el hijo Adelhardt se sentaron en el sofá con los hombros caídos y expresiones idénticas.

Erin, que apenas podía contener la risa, comenzó a examinar a Ibelia.

—¿Qué síntomas ha tenido?

—En realidad, no me siento particularmente mal. Solo he estado un poco cansada estos últimos días, pero la Marquesa Evans me hizo algunas preguntas y dijo que sería una buena idea reunirme con un médico.

—Ajá, ya veo.

Erin sacó su cuaderno y continuó haciendo preguntas.

—¿Cuáles fueron las preguntas?

El padre del protagonista se rehusa a separarnosWhere stories live. Discover now