«Me acerqué mucho...»
Ibelia pensó, luego abrió la boca.
—¿Me concede un momento? Tengo algo que decirle.
Cassis caminó y abrió la puerta de la oficina.
—Pase, por favor.
Ibelia hizo un gesto con la mano.
—No, no es un gran tema. Aquí estará bien...
—El aire está frío. Por favor, entre.
Un ligero viento frío circuló por el pasillo oscuro.
Como no tenía intención de discutir con Cassis, Ibelia entró a la oficina sin dudarlo.
A pesar de asegurarle a Cassis que estaba bien, él le ordenó a una sirvienta que preparara té.
Hasta que la sirvienta preparó el té, Ibelia permaneció en silencio. Fue lo mismo para Cassis.
Un silencio incómodo se mantuvo en la oficina. No, para ser precisos, solo Ibelia estaba incómoda, porque Cassis parecía igual que siempre.
Cuando la sirvienta finalmente sirvió el té y se fue, Ibelia habló.
—Me gustaría contratar un médico.
—Si quiere un médico, ya tenemos uno en la residencia —dijo Cassis—. Si no confía en el médico del ducado...
—¡No! ¡No es eso!
Ibelia se apresuró a explicar, temiendo que sus palabras se malinterpretaran.
—Hay un médico al que quiero patrocinar. Puedo patrocinarlo sin más, pero si es posible, me gustaría mantenerlo a mi lado como médico persona.
—...
—Literalmente quiero contratarlo como mi médico personal, no como el de la familia Adelhardt. Sin embargo, dado que deberá entrar y salir de la residencia del Duque, quiero obtener el permiso de antemano.
Cassis se perdió en sus pensamientos y guardó silencio por un momento.
«Por supuesto, no esperaba que lo permitiera de inmediato.»
Aunque mencionó que sería su médico personal y no el de la familia, Erin necesitaba el permiso de Cassis para entrar a la residencia Adelhardt. Claro que no había necesidad de tal permiso si Ibelia la fuera a visitar al lugar donde vivía.
Aun así, Ibelia se atrevió a pedirle permiso a Cassis porque...
«Quiero que conozca a Aria y Lu.»
Quería que Aria y Erin se conocieran en la residencia del Duque y, al mismo tiempo, que Aria y Lu se volvieran buenos amigos.
Tenía la esperanza de que ambos se conocieran antes de que comenzara la novela original y continuaran con su hermosa relación.
Sintiéndose nerviosa, Ibelia bebió el té ligeramente frío.
—Está bien.
—¿Qué?
—La señorita puede hacer lo que quiera. Si lo desea, es posible contratarlo como médico de la familia Adelhardt.
—No, eso no es necesario. Bastará con que sea mi médico personal.
Tuvo que rechazar la sugerencia porque se dificultaría el cuidado de Aria.
—Entonces...
Ibelia tocó su taza de té antes de preguntar otra cosa.

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El padre del protagonista se rehusa a separarnos
RomanceDespués de que el padre del protagonista masculino fuera amenazado y obligado a comprometerse, ella poseyó a Ibelia, una villana que fue expulsada por atormentar al pequeño protagonista. -Vamos a separarnos. -¿De qué estás hablando? -No le agrado al...