Capítulo 11

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—Hey chicos —Bright saludó a sus hombres en cuanto llegó a su lado—

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—Hey chicos —Bright saludó a sus hombres en cuanto llegó a su lado—. ¿Por qué no se toman un descanso? Me encargaré a partir de aquí, duerman un rato o coman algo, les avisaré cuando me vaya.

—¿Está seguro señor?

—Por supuesto, vayan —animó.

—Nos mantendremos cerca —respondió uno de ellos, siendo secundado por su compañero con un asentimiento de cabeza—. Llámenos por cualquier cosa.

—Sí, sí, eso haré. —Bright les palmeó la espalda y los empujó suavemente fuera del camino, estos comenzaron a alejarse.

Bright se sintió satisfecho con su actuar, sabiendo que la razón por la cual estos actuaban así, es porque se tomaban muy en serio su papel como guardias de su compañero, era eso, o todas las amenazas que había lanzado en su dirección habían hecho mucha más mella en ellos de lo que Bright había esperado.

No mucho después, Win salió a su encuentro y Bright no pudo reprimir la sonrisa que se extendió por su rostro mientras lo veía caminar directamente en su dirección. Querida diosa, su omega es simplemente precioso.

Brigth le recorrió de arriba a abajo con la mirada y algo en su interior se encendió al verle envuelto en su traje de enfermero, él se relamió los labios, deseando como cada vez que lo veía vestido así, arrástralo a algún lugar privado donde pudiera inclinarlo y hacer su travieso camino en él. Su pene se removió en sus pantalones, la sangre fluyendo hasta él y engrosándolo hasta que estuvo a media asta, su león rugió su aprobación ante el pensamiento.

Abajo muchacho, no es momento para pensar en eso, él no está listo, ¿recuerdas?, dijo, tanto para su león como para su pene. Por suerte, pareció funcionar, pues este se calmó y su pene comenzó a ablandarse nuevamente.

Brigth todavía tuvo que recoger su aroma y mantenerlo dentro de sí, no deseando que Win oliera su excitación y se asustara, teniendo pensamientos equivocados. Muy bien, no serían exactamente equivocados, pero de todas formas.

—Hola —Win saludó en cuanto estuvo a su lado, había una resplandeciente sonrisa en su rostro, misma que no tardó en contagiarle—. ¿Creí que no vendrías hoy?

—Se supone que no lo haría —respondió, tendiendo una mano para tomar la del menor, quien la aceptó sin ningún problema, él incluso se acercó un par de pasos más—. Pero luego no pude dormir pensando en la lindura con traje de enfermero que podría tener de compañía, en vez de mi fría y aburrida cama.

—Tonto. —Win rio divertido, mirando alrededor después—. ¿Dónde están los chicos? —Bright se tensó, su sonrisa congelándose en su rostro.

—¿Qué chicos? —Preguntó, Win le arqueó una ceja.

—¿Tu de verdad pensaste que no me daría cuenta de que me pusiste guardias?

Bright comenzó a sonrojarse, sintiéndose atrapado y un poco tonto. —Lo siento, solo estaba preocupado por lo que podría pasarte estando solo en la noche.

El omega de un depredador-BrightWinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora