Capítulo III

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Mi día continuo con la "normalidad" a la que estoy acostumbrada, clase de arquería, arte y música por el resto de la mañana, mi madre es testigo de cada una de ellas desde los rincones de los lugares en los que me muevo.

Al caer las 14:00 mi madre pide que desalojen la cocina, para que así pueda entrar yo y cocinarle algo al príncipe Giacomo.

—¿Tienes una idea de lo que quieres prepararle al príncipe?

Veo la mesa llena de carnes de animales, verduras y un sinfín de especies.

—Si, creo que podría prepararle un cordero siciliano...

—¡Crees Daniela! —me decía alzando la voz— Necesito que lo hagas, necesito que esta unión se haga...

Un silencio largo se hace presente, no sé como reaccionar a las palabras casi desesperantes de mi madre. No sabía porque actuaba como actuaba.

Hace mucho que no la veía tan insistente con un matrimonio, sé lo importante que es para ella esta nueva alianza entre Giacomo y yo, pero como él, existían muchos príncipes más.

—¿Todo bien madre? —logro preguntar luego de unos segundos de silencio, veía como su respiración era anormal, su pecho subía y bajaba de una manera irregular

—Daniela... —suspira— necesito que este matrimonio se haga

—Lo sé mamá per...

—No —me corta— escúchame, Daniele si no contraes matrimonio en menos de tres meses la corona no pasará a tus manos... —¡Qué! Es lo único que puedo pensar antes de que ella continue— tienes la edad, la educación, los valores y sobre todo la sangre que se necesita para gobernar, pero tu tío el hermano de tu padre, ha pedido que su hijo Francesco sea tomado en cuenta.

—¿Por qué? —digo con confusión y molestia— el no podría, no vive acá, no tiene ni la más mínima idea de lo que sucede en Lebasi

—Lo sé Daniele, y por eso estoy preocupada, Francesco vendrá la próxima semana, pero antes debemos hacer publico tu compromiso con Giacomo, así no podrá venir a quitarte lo que te pertenece...

—¿Cómo la próxima semana? —mi madre asiente con la cabeza— ¿Estas tratando de decirme que tengo siete días para enamorarme de Giacomo?

—¿Quién ha hablado de amor?

De pronto un escalofrío recorrió mi cuerpo casi de manera inmediata, la mirada de mi madre era oscura y rígida, se sentía la frialdad en aquel contacto visual.

—Daniela no necesitas amar a alguien para casarte...

—¿Cómo? —alzo la voz— ¿Se supone que debo casarme con un hombre, acostarme a su lado todas las noches, compartir no solo mi vida si no una nación entera con el, sin estar enamorada?

—Me alegra que lo entiendas —responde sarcásticamente

La amargura y la insensibilidad de mi madre logra sacarme de mis casillas casi de inmediato, el color sube a mis mejillas.

—Daniela tienes que hacer que Giacomo se case contigo.

—¿Y qué pretendes que haga, que me entregue a él?

—Si es necesario, si

Y si, luego de aquella afirmación de mi madre no pude contenerme, no podía controlar aquellas emociones en mí.

—¡Estas vendiendo a tu hija! —reprocho alzando la voz— y deja de llamarme "Daniela" —mi madre da un paso atrás— ¡No soy Daniela, mi nombre es Danielle, acéptame tal como soy por una maldita vez, admite que querías y esperabas un varón!

Pasado de la medianocheΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα