Capítulo VI

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[Narración de Stefania]

Unos cuantos años atrás...

—Le he dado una lección de esgrima a tu hermanito, creo que no se esperaba esa paliza —comentaba Filipo entrando al gran salón en el que me encontraba bordando

—Puedo imaginarlo cariño, eres muy bueno en lo tuyo —respondo mientras dejo mi bordado a un lado para recibirlo con un beso

Filipo derrochando sudor por todos lados y aun con aquel traje que distinguía aquel deporte que practicaba desde que tiene memoria, se acerca a mí para así darme un beso, con una sonrisa enorme de victoria en su rostro.

—Cariño he estado pensando que ahora que tu hermano debe de volver a Sicilia para terminar de formalizar los asuntos antes de nuestro matrimonio, yo podría invitar a mi hermana, —comentaba— Minerva es un poco bueno, ya sabes, cómo decirlo... —veo como toma aire con un poco de nerviosismo— es un poco extrovertida, es rebelde y es un...

—Invítala, —interrumpo— no hay ningún problema, pronto seremos familia y debo de conocerla —digo sonriendo, consiguiendo que Filipo se normalice— también me servirá de compañía, no puedo estar sola en este enorme castillo ahora que Giacomo se va

—Eres la mejor... —dice sonriendo, seguido me da un beso— ahora si, tomare un baño, luego usted su majestad y yo iremos a cenar juntos al gran comedor —sugería

—¿Celebramos algo?

—Si querida —mi ceño se frunce sin entender que es lo que pretendía Filipo celebrar— cariño, celebraremos lo maravillosa que eres...

Seguido de darme aquel cumplido veo con una sonrisa como mi prometido sale del salón en el que estamos, quedando sola.

Filipo no es un mal hombre. Muchas veces me gustaría que tuviese más tiempo para mí, seré su esposa en muy poco tiempo, nos conocemos lo necesario, Giacomo ha sido de muy gran ayuda el tiempo que he estado en casa de Filipo, pero ha decir verdad me aterra quedarme sola con él.

Creo que la razón por la que me casare es por mi obligación como princesa y futura reina, y bueno Filipo ha sido con el único hombre que creo haber conectado, espero que nada de eso cambie luego de nuestra boda.

Por el momento lo único que me preocupa es Minerva, su hermana, siempre que habla de ella pareciera ponerse nervioso, como si se tratase de una desconocida que pasara unos días en el castillo. Minerva vive en las afueras, nunca antes la he visto, Filipo no guarda retratos de ella, así que solo me queda imaginarla con lo poco que sé. Algunas veces me la imagino como Filipo, morena de una altura promedio no tan alta como mi prometido, cabello castaño, y ojos celestes, Filipo es así, un completo apolíneo, no me quejo, es muy guapo y era uno de los solteros más pretendidos, todos dicen que tuve suerte en que fijara su atención en mí, no sé si sea tan cierto, pero creeré que sí.

***

—¿Por qué estas tan nervioso Filipo? —veo como aquel moreno camina como león enjaulado

—Stefania temo que mi hermana venga y haga un desastre de los que acostumbra, creo que no debí invitarla a venir, mucho menos ahora que estamos a dos semanas de nuestra ceremonia

—¡Hey! —tomo su mano— todo va a ir bien, ¿qué podría hacer tu hermana? —digo intentando despreocuparlo— Filipo nada podría detener nuestra ceremonia, nada, si tu hermana hace uno de los desastres como lo dices sabré que fue ella, no tú, descuida... —beso la comisura de sus labios

—Stefania no quiero perder lo que tengo contigo, temo que si conoces a mi hermana tú creas que soy como ella, un irresponsable, rebelde...

—¡Filipo por el amor de Dios! —lo corto— te conozco, se lo que eres, me casaré contigo no con ella —veo como suelta un suspiro

Pasado de la medianocheWhere stories live. Discover now