Capítulo VII

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Pasado los días de la confesión de Minerva, nuestra relación era aún más íntima, si antes pasábamos la mayor parte del día juntas, ahora era en su totalidad. Minerva y yo hemos de ser aún discretas en cuanto a lo nuestro, me siento fatal por Filipo, sé que no merece que haga lo que estoy haciendo, mi consciencia me come viva por las noches, cuando siento que el brazo de aquel que es mi prometido rodea mi cintura, mientras que mi mente solo piensa en Minerva, su hermana.

—¿Qué haremos Minerva? —cuestiono angustiada mientras caminamos alrededor de aquel lago al que solíamos ir la mayor parte del tiempo

—¿Hacer de qué?

—De esto —nos señalo a ambas— Minerva ¿crees que casarme sea lo correcto? —veo como con angustia traga un poco de su propia saliva— No quiero hacerlo

—¡Qué! —dice alzando la voz, logrando que sus ojos casi se salgan de su lugar

—Minerva no quiero casarme con Filipo, no de esta manera —reniego— el no se merece esto, debería de cancelar la boda...

—Stefania es en dos días —me interrumpe— Filipo no te lo perdonará

—No me interesa, prefiero que me odie por cancelar nuestra boda dos días antes, a estarlo engañando noche tras noche, ¿qué se supone que haga en la noche de bodas? —pregunto— ¿debo ser suya?

Minerva esquiva mi mirada, aquellas palabras eran duras, lo sé, tanto a ella como a mi nos costaba asimilar y aceptar aquello, era casi imposible visualizarme desnuda al lado de Filipo, siendo franca ya he dormido semi desnuda a su lado pero las veces que creo podrá hacerme algo el se resiste diciendo que es un caballero y me respetara hasta el día que sea su mujer ante los ojos de Dios.

—¡Minerva! —alzo mi voz— dime ¿qué se supone que haremos?

—¿Haremos Stefania? —se da media vuelta y me señala con su dedo— disculpa, pero no soy yo la prometida

—¡Pero si eres la hermana del prometido, lo cual creo es peor! —Minerva me evade y camina pasando de mí

Por un momento mi corazón parecía desboronares, era mi primera discusión con Minerva y a decir verdad me dolía saber que pensaba en dejarme sola con todo aquello, por segundos vi como su mirada cambió por completo, era fría y calculadora. Algo en mi me llamaba a gritos "tonta" pues yo solo era un mujer más en la vida de Minerva, ella antes de mí había tenido unas cuentas y estoy casi segura que estaba acostumbrada a este tipo de peleas, pero por mi parte ella era esa primera vez en todo. Aquellos sentimientos eran distintos y no sabía cómo controlarlos.

Solo era una mujer enamorada de otra por primera vez.

—Minerva —titubeo— por favor mírame y dime que no me dejaras sola...—tomo su mano

—Stefania claro que no lo hare, pero déjame pensar que hacer, como haremos esto —Minerva lleva su mano libre hasta mi mejilla, en donde la posa con dulzura y mucha delicadeza.

En cuestión de segundos las palabras y pequeños gestos de Minerva me convencen a cometer la locura más grande de mi vida.

Recostadas ambas a la orilla de aquel lago mientras vemos el cielo me detengo a pensar en cómo será mi vida con ella, en si algún día podremos salir a la calle sin temor alguno o al menos casarnos en una iglesia frente a Dios.

***

Estamos a un día de la boda, me duele ver la emoción de Filipo al saber que su hermana y yo nos llevamos tan bien.

—Cariño, estaba pensando en decirle a Minerva que luego de nuestra boda se venga a vivir con nosotros —propone Filipo mientras hace su merienda

—¿Cómo? —no sé disimular, casi nunca he podido hacerlo, se que nota mi angustia y nerviosismo por la manera en que cambia su mirada, me ve extrañado

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⏰ Last updated: Sep 21, 2023 ⏰

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Pasado de la medianocheWhere stories live. Discover now