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-¡Hanna!¿Estás lista ya cariño?

La madre se Hanna caminaba con desespero frente a la puerta de la habitación de su hija, hoy era un día importante para la familia según su marido. Tanto Jhoana como su hija estaban anciosas por saber cuál sería la noticia tan importante que hoy London les diría. Habían reservado en un lujoso restaurante con vistas al bosque de las luciérnagas, para hacer la velada única.

La chica se había tomado su tiempo, puesto que decidió vestirse con lo mejor que tenía en su clóset. Esperaba una noticia buena, no lo que venía en camino. Miro por última vez su atuendo y retoco su maquillaje y peinado antes de salir de la habitación y toparse con su impaciente madre, quien iba igual de hermosa que ella.

-Claro que tenías que demorarte tanto, estás hermosísima mi niña-comento la mujer antes de hacercarse a su hija y darle un pequeño beso en la frente.

-Tú también estás muy hermosa mamá-sonrio ampliamente dejando a la vista los oyuelos que tenía a cada lado de las mejillas.

-Lo se-ambas rieron y la mujer tomo su postura recta nuevamente-No hagamos esperar a tu padre, mejor bajemos.

Ambas bajaron las escaleras en silencio para toparse en la puerta con London, ese hombre han serio, alto, callado y letal como un arma. Era un excelente padre y esposo, pero su carácter no era muy agradable para muchos, su arrogancia era enorme y a veces no comprendía que debía velar por los intereses de los demás y no solo de él.

-Estamos ya listo querido-se poso a su lado Jhoana y juntos miraron a su hija-A que es verdad que la madre naturaleza nos ha bendecido con la hija tan linda que tenemos.

-Querida, la madre naturaleza no, nosotros la hicimos así de linda-hablo serio y con sus esposa en brazo se giró para caminar hacia el exterior de la casa donde los esperaba un carruaje.

El viaje al restaurante no fue para nada largo, solo estaba a unas cuadras de su casa.  Al llegar al lugar fueron recibidos por el encargado de atenderlos en esa noche y subieron en su compañía por el elevador hasta llegar a un quinto piso. Desde allí la vista era tan majestuosa que parecía sacada de un cuento, los árboles a lo lejos se podían ver cómo diminutos y las luciérnagas parecían ser pequeñas estrellas que bañaban el bosque. Algunas mariposas volaban por las enredaderas con flores que hacía de techo y las luces eran botellas con luciérnagas dentro.

Hermoso.

Fueron guiados hacia una de las mesas que estaban en el balcon del lugar y tomaron asiento en silencio, ambas mujeres con la insertidumbre de porque la mesa era de seis plazas. El padre de Hanna no era una persona muy parlanchina frente a su hija, pues había infundido tanto respeto en su hija que está siempre se mantiene en silencio frente a su padre.

-¿Vas a decirnos ya cual es la noticia querido?-pregunto su mujer mientras acomodaba la servilleta en sus muslos. La curiosidad la corcomia por dentro.

-En unos minutos sabrán cariño, no te sientas ansiosa-contesto y sacó del bolsillo de su traje un reloj de mano para fijarse en el la hora. Faltaba poco para que llegarán sus invitados.

No tardó más de veinte minutos para que las puertas del ascensor se abrieran y apareciera la familia Person, unos reconocidos elfos del mundo de los encantadores del pueblo. Una familia sumamente adinerada con una herencia familiar, la magia sanadora. Aunque eran más conocidos como los médicos del pueblo.

Hanna miro a la gente y a su padre, no entendía nada y London no daba explicaciones alguna solo sonreía, algo demasiado extraño. Miro a su mamá en busca de respuestas y está estaba igual que ella, pérdida. Aún sin comprender Hanna y su madre se pararon del asiento para saludar a cada uno de los integrantes de la familia.

La familia Person no era muy grande, pero a diferencia de sus padres, estos habían querido tener 3 hijos. Mirko Person, el mayor de todos, tenía 20 años de edad y ya trabajaba junto a sus padres; Mikaela Person, la mediana de los tres, tenía 19 años y estaba felizmente en trámites de casamiento. Por último, pero no menos importante, Carter Person el menor de los tres hermanos con 18 años de edad recién cumplidos; este último estudiaba en casa y aprendía mejor sus técnicas sanadoras.

Se sentaron en sus respectivos puestos cada uno, dejándo a London y a Hanna frente con frente uno al otro. Había una pequeña tensión en la mesa que las cabecillas de familia intentaban ignorar. No se hizo de esperar el dependiente que esa noche los atendería tomando así los pedidos de cada uno.

-Por está noche dejaré que Hanna beba un poco de alcohol-hablo London mirando a su hija con una sonrisa poco común en él-Por favor y trae néctar para todos.

El dependiente anotó su pedido y pidió permiso para retirarse, alejándose así de la tensión que había en aquella mesa. Hanna miraba a su padre en espera de una explicación, mientras que su madre cuchicheaba con la señora Person y de ves en cuando fruncía sus cejas en confusión. Los cabecillas de la mesa entablaron una conversación sobre temas poco interesante para los jóvenes de la mesa, por lo que con discreción Mikaela tocó el brazo de Hanna, quién estaba a su lado.

-¿Cómo estás? Te vi bailar y déjame decirte que nunca me había gustado ver a alguien bailar como me gustó verte a ti-le sonrió con ternura. Lo que decía era verdad, a Mikaela nunca le había gustado ver a nadie bailar como a Hanna, había quedado impresionada el día que se pudo dar el lujo de contemplarla bailar.

-Gracias, respondiendo a tu pregunta también estoy bien, gracias por preguntar tambien-un leve sonrojo tiñó sus mejillas y miro de reojo a sus hermanos que la miraban fijamente-¿Y usted?-pregunto con formalidad.

-No hablemos de usted, puedes tutearme, estoy bien gracias-miro a Hanna y con una pequeña sonrisa se acerco un poco más y susurro-Creo que nos llevaremos muy bien sin obligaciones, quitando todo lo demás.

Hanna no borro la sonrisa que tenía en el rostro pero aquellas palabras la habían dejado un poco confundida ¿Que significaba: quitando todo lo demás? El dependiente que los había atendido llegó con unos cuantos platos flotando a su alrededor y una bandeja en su mano llena de finas copas. Dejo caer cada plato con delicadeza frente a quienes lo habían pedido y el mismo coloco cada copa, empezando por las mujeres y luego por último los hombres.

-Comamos-dijo London con su tono serio pero aún manteniendo esa extraña sonrisa en su cara haciéndole saber así a Jhoana que su esposo tenía unas noticias seguro no tan buenas.

La comida fue en silencio, como se debía comer en todas esas familias de alto prestigio. Hanna odiaba esa parte de la cena, a ella le gustaba interactuar con su familia pero tenía que abstenerse a hacerlo en otros momentos, los cuales eran muy pocos en los que estaban los tres juntos. Al haber acabado de comer y los platos haber sido retirados, estaba vez hablo el señor Person quien dio leves toquesitos a su copa con uno de sus cubiertos limpios.

-Me gustaría tener su atención unos segundos para darles una gran noticia-comenzo hablando con una sonrisa en los labios-Seguro no todos en esta mesa lo saben, por eso emos hecho esta reunión para darles la mejor noticia que podríamos tener para dar-miro un segundo al padre de Hanna y ambos levantaron la copa y le dieron un buche-Hemos llegado un acuerdo y decidido que uniremos nuestras familia dándole así paso al matrimonio de mi hijo menor Carter y la bella y radiante Hanna-Los susodichos abrieron exageradamente sus ojos y miraron cada uno a sus padres.

-¿Dime qué es una broma, mamá?-pregunto Hanna a su madre, quién igual de impactada que ella no se atrevía a decir nada. Miraba a su marido con seriedad y una rígida postura.

-No es broma hija-hablo su padre mirándola a los ojos, esta vez serio-¿Como podríamos bromear con eso?

-No se, dímelo usted-respondio por primera vez en mal tono a su padre, pero se sentía decepcionada de él-Deberías aprender a pensar en los demás London, deberías aprender a pensar en tu hija. Con vuestros permisos me retiro.

•Odnoliub•Where stories live. Discover now