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Un ruido hizo despertar a Mert de pronto topandose con los ojos llenos de sorpresa de su madre, quién estaba en la puerta sin creer un poco los que estaba mirando. ¿Que había hecho su hijo?  En la cama de Mert se encontraba Hanna y el acostados totalmente desnudos siendo tapados solamente por una fina sábana de satín. Claramente se podía deducir lo que había pasado ahí, no tenían que ser adivino para darse cuenta de eso.

Mert desconcertado intento pararse, dándose así cuenta que Hanna estaba dormida en su pecho, totalmente desnuda. Dejo caer su cabeza en la almohada sin entender nada, hasta que esa pequeña acción le hizo recordar todo lo que había ocurrido aquella noche.

-Mierda-exclamo bajito y miro a su madre.

-Les daré unos minutos, irme a comprar el desayuno.

Ella no quería decir nada, de siempre suponía que esa cercanía que Hanna tenía por su hijo conllevaría a eso, y no estaba molesta. Sino fuera otras circunstancias amaría que estuvieran juntos, amaba casi por igual a su hijo y Hanna, pero en esos tiempos ese romance o esa sola noche si llegaba a bocas de alguien del pueblo se desataría una catástrofe entre las dos familia.

El chico sin saber que hacer despacio bajo a Hanna de su pecho y se sentó en la cama al mismo tiempo que agarraba su cabeza. ¿Que había hecho? Se había propuesto toda su vida mantenerse alejado de ella, le iba a traer graves problemas. No debía haber pasado esa noche, por más que la enana le gustará y llamara su atención, tenía que haberse mantenido haciéndose el indiferente como siempre. A él no le importaba tener un problema más en su vida, pero no podía causarle un daño más a su madre, ni arruinar la vida de lujos que llevaba Hanna, una vida que el no le podía ofrecer nunca.

-¿Mert?-el susodicho al voltearse se topó con la mirada empañada de la chica.

Hanna no sabía cómo sentirse. No había pasado mala noche, todo lo contrario, había sido la mejor noche de su vida. Había sentido cosas única, una conexión inigualable y sensaciones que solo se podían sentir una vez. Pero estaba mal, se iba a casar y sería una vergüenza para sus padres enterarse de lo que había hecho. Ya no era una señorita, no llegaría pura a si matrimonio.

Era todo un desastre.

-Enana-llamo a la chica mientras acercaba su mano a su rostro-No llores, no tienes porqué hacerlo.

En realidad no sabía que decirle, ni que hacer. No tenía idea de cómo lidiar con eso.

-Mert, no debió pasar esto-hablo entrecortado puesto que los sollozos ya estaban haciéndose presente a medida que las lágrimas bajaban-Me voy a casar, no se que hacer o cómo sentirme. Tengo miedo.

Él sin saber que hacer la abrazo. Todo había sido un error, no podía soportar ver la enana así, siendo un torbellino de pensamientos. La coraza que tanto se había empeñado en mantener se a desmoronado por completo, no le podía ser indiferente en este momento.

-Hanna, no sé que decirte la verdad-confesó mientras le pasaba la mano por los blancos cabellos.

La puerta de Mert fue tocada por la madre del chico, quién estaba un poco nerviosa por lo que podía pasar ahora.

-Chicos, el desayuno está servido-anuncio sin atreverse a entrar nuevamen a la habitación.

-En un segundo bajamos madre-le aviso Mert, y está se alejó dejándoles privacidad.

-¿Tu mamá sabe que estoy aquí?-pregunto Hanna mirando al chico con los ojos bien abiertos.

-Entro minutos antes de que te despertarás, no sabía que estábamos los dos aquí-repsondio mientras se alejaba un poco de la chica para mirarla mejor.

-Que vergüenza-se tapo la cara con la sábana-¿Que estará pensando de mi? ¡Seguro no va a querer que vuelva a visitarla!-un sollozo salió de ella y Mert con una delicadeza impropia de él le destapó la cara y hablo.

-Ella no piensa nada de esto enana, sabe que esto es algo que nos corresponde a ti y a mi nada más. Seguro que sigue igual de encantada que la vinieras a visitar tan a menudo como siempre.

-¿Tu crees?-pregunto batiendo con inocencia sus largas pestañas.

Mert asintió con la cabeza y se dispuso a pararse de la cama, haciendo sonrojar a la chica quién se tapa la cara con las dos manos soltando un chichido.

-¡Tapate Mert!

-Me viste ayer desnudo enana ¿Porque debería taparme?-pregunta con total tranquilidad mientras va hacia su clóset y se coloca ropa limpia-Anda vístete, voy llendo a la cocina.

Ella asintió con la cabeza y espero a estar sola en la habitación para así recoger su ropa del piso y ponérsela. Acomodo su pelo con sus dedos frente al pequeño y redondo espejo que el chico tenía en su habitación y con las mejillas sonrojadas por la vergüenza camino hacia la cocina.

-Buenos días-saludo algo incomoda. No sabía cómo se sentira la mamá de Mert al respecto con lo que había hecho con su hijo. Aunque ni ella misma sabía cómo se había atrevido a perder su virginidad con él, siempre había tenido tipo un pequeño crush con el pero no sabía que hasta el punto de hacer lo que hizo.

-Buenos días mi niña-saluda con una sonrisa, intentando apasiguar el reguero de inseguridades que se notaba que tenía la chica-¿Que tal dormiste anoche?-la pregunta era totalmente inocente, pero eso no evitó que las mejillas de Hanna se tiñeran de un rojo intenso.

-Muy bien madre Shaiw-respondio tomando asiento en la silla que Mert le estaba indicando que se sentará con una seña.

En la mesa habían tres platos, cada uno con trozos de manzanas y dos parques de chocolate y chispas, juntos a un vaso de jugo de mora. Deliciosos. Aunque esos desayunos no se comparaban con los banquetes que se preparaban en su casa, Hanna en secreto mantenía el hecho de que le gustaba más lo que le ofrecían en esta casa.
No tardó mucho en llegar la hora de Hanna tener que ir a su casa y enfrentar a sus padres. Aunque lo peor fue la llegada.

-¿Se puede saber dónde andabas Hanna?-hablo su padre con voz autoritaria una vez que puso un pie dentro de la casa.

•Odnoliub•Where stories live. Discover now