|Introducción: «El vínculo de los sueños»|

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Cada fragmento de realidad debe ser único y separado, sin embargo, cuando se entrelazan y se mezclan, se crea un caos en ellos mismos

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Cada fragmento de realidad debe ser único y separado, sin embargo, cuando se entrelazan y se mezclan, se crea un caos en ellos mismos. Las líneas que separan una vida de otra se desdibujan, complicándolas. Cada realidad es valiosa por sí misma, y que al mantener separadas se preserva el equilibrio y la armonía en sus respectivas Existencias.

 Cada realidad es valiosa por sí misma, y que al mantener separadas se preserva el equilibrio y la armonía en sus respectivas Existencias

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Ciudad capital de Dalog, Dalog. Na'Sama.

Cuando la primera alborada del quinto amanecer de Karshe emprendió su descenso en el horizonte, los luceros de Tótem hallaron reposo en el manto verdoso bajo sus pies.

Después de innumerables fragmentos de tiempo, este por fin cobraba vida.

El dócil murmullo de la brisa arrastró consigo la dulce fragancia de los capullos silvestres, que se entrelazaba con el rumor de los arroyos colindantes. A su vez, las hojas se mecían a su delicado compás.

Inspiró, llenando los pulmones, mientras los últimos rayos solares le acariciaban el rostro. Si bien este se mostraba displicente, albergaba lamentos y recuerdos dolorosos en el interior.

Elevó la contemplación hacia la celestial bóveda estrellada, esa que exhibía efigies estelares que narraban historias olvidadas únicamente a su alma solitaria. Durante ese interludio fugaz, captó los destinos distantes de los seres que habitaron en aquel antiguo reino extinto y los que aún estaban por aparecer. Esto permitió que tales imágenes se le filtraran en la mente.

Un nudo en su garganta se expandió.

Transcurrieron tantos ciclos lunares desde que perdió a los seres que más amaba que cesó de contarlos.

Presionó los párpados con fuerza, intentando bloquear la luz naciente.

Tomó una bocanada de aire y evocó reliquias pasadas: las risas que resonaban en lo más profundo de su memoria, los abrazos que aún podía sentir rodeándolo con afecto, las enseñanzas amorosas de Horum, así como los regaños de Syoxi por cualquier detalle que alguno de ellos considerara «insignificante». Los extrañaba con todo su ser.

|La Flor de Vorxeis|Where stories live. Discover now