|Capítulo 3: Expectativas|

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Sin importar la realidad en la que existamos, el Ha sigue siendo Ha

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Sin importar la realidad en la que existamos, el Ha sigue siendo Ha. Por ende, todas las almas de la Existencia están sujetas a él.

 Por ende, todas las almas de la Existencia están sujetas a él

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Ciudadela Principal, Vorxeis. Reino de Liafer.

Syoxi deslizó los pies con delicadeza, los cuales estaban protegidos por una capa de tela resistente, sobre las calles engalanadas con flores multicolores y luces centelleantes.

Conforme la oscuridad se extendía sobre la Ciudadela Principal, los edificios fulguraban una luminosidad extraordinaria.

Las fachadas —adornadas con intrincados diseños— cobraban vida a través de las luminarias mágicas y lámparas de papel. Los jardines exuberantes relucían con sutiles destellos, revelando la belleza oculta de los escasos árboles y las hojas que danzaban al compás del sutil viento. Las voces entusiastas de los trovadores llenaban el espacio, elevándose con una melodía cautivadora que resonaba en los oídos de los nativos.

Tras largos minutos de recorrido, alcanzaron el anhelado destino: el esplendoroso fiordo congelado. La luz plateada de la luna bañaba la superficie cristalina. Era allí en donde se llevaban a cabo las celebraciones más importantes del Diwali.

Pronto, la oficialización inició.

Las voces que resonaban a los alrededores, entonando bendiciones dirigidas a las mujeres y a los niños que pasaron antes que Syoxi, se enaltecían con reverencia y conexión con las generaciones pasadas. Prassette y Kaer, dos de sus amigos más cercanos, se encontraban entre aquellos que expresaron un indiscutible compromiso de preservar las tradiciones ancestrales arraigadas en sus respectivas familias.

Extrañamente, Thyskol no se encontraba presente.

Ahora, el momento se aproximó para Syoxi. Su corazón latía con frenesí en el pecho mientras apretaba la larga falda del vestido ceremonial blanco —con bordados azules y patrones sencillos— entre los dedos.

Se detuvo frente al General Guroor, cuya figura imbuía respeto y autoridad en cada línea que le surcaba el rostro. Con manos firmes y hábiles, él trazó un delicado rombo en la frente de la niña utilizando tinta verde.

|La Flor de Vorxeis|Where stories live. Discover now