|Capítulo 1: El reino de Liafer|

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Horum se convirtió en la encarnación misma del conocimiento y la sabiduría para mí, incluso más que mi propia afinidad y mis «yos» alternos

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Horum se convirtió en la encarnación misma del conocimiento y la sabiduría para mí, incluso más que mi propia afinidad y mis «yos» alternos. Cada interacción con él era como sumergirse en un océano de comprensión; sus palabras y gestos me revelaban las complejidades del Ha y de la Existencia. Era difícil no aspirar a ser como él.

 Era difícil no aspirar a ser como él

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Palacio Real de Lirëal, Liafer. Reino de Liafer.

Mientras la soberana Rheasy transitaba los espaciosos pasillos de lávamica del Palacio Real de Lirëal, a paso apresurado, su expresión se mostraba indiferente. Bajo el reflejo de las luminarias mágicas, los hilos de iridesilk —el más fino tejido de la constelación de Liafer— de su vestido relucían con cada movimiento, realzando su regia figura.

A una distancia considerable detrás de ella, con el uniforme impecable y pupilas dilatadas, Stelus la seguía a su misma cadencia. Su atención estaba fija en la figura que precedía.

El sonido de sus pasos reverberaba a lo largo del entorno.

Conforme se desplazaban, las ojeadas de los cortesanos y ministros se tornaban hacia ellos, exhibiendo una mezcla de sumisión e interés ante la presencia de la Raanee y su consejero. Susurros apenas audibles llenaron el aire:

"¿Qué habrá ocurrido?", comentaban algunos, mientras sus manos jugueteaban nerviosas con los bordes de sus ropajes bordados con hilos de oro.

"¿Estaremos en peligro?", inquirían otros con atisbos perspicaces.

Stelus era consciente de la rareza que suponía para los demás nativos el hecho de que ellos apreciaran esa faceta de su Raanee, pues ella solía conservar las comisuras de los labios en una elevación apacible frente a ellos todo el tiempo. Sin titubear en su postura, efectuó una serie de ademanes con la diestra, señal que los Numine captaron. La respuesta no se hizo esperar, retornaron a sus quehaceres habituales con presteza.

Alcanzado su destino, la puerta metálica de phazite, que facilitaba el acceso a la corte de Rysmae, fue desplazada con elegancia por el Almirante.

|La Flor de Vorxeis|Where stories live. Discover now