|Capítulo 4: Prejuicios|

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Al igual que Syoxi, Horum se convirtió en mi mejor amigo

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Al igual que Syoxi, Horum se convirtió en mi mejor amigo. Desde el momento en que nos conocimos, fue como si hubiéramos sido destinados a compartir nuestras vidas. Esta es la única realidad en la que experimenté su gentileza. Por otro lado, Syoxi era nuestro todo. Su gracia era incomparable y también era la Raabta de Horum, la conexión más profunda que había experimentado.

 Su gracia era incomparable y también era la Raabta de Horum, la conexión más profunda que había experimentado

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Ciudadela Principal, Vorxeis. Reino de Liafer.

Desde el preciso momento en que Syoxi, desafiante, reveló el anhelo de unirse a las prestigiosas filas de la Élite de Rheasy, sus padres se encontraron inmersos en dilema de proporciones abrumadoras. Ella contradecía más que una simple tradición familiar arraigada en su linaje, cuestionaba los cimientos mismos de Vorxeis y su conexión con los dioses que siempre habían velado por su protección.

El simple hecho de que su hija persiguiera un sueño que les parecía extravagante e inalcanzable iba en contra de todo lo que le habían enseñado.

Las mujeres tenían el sagrado deber de atender al hogar y a la prole, de preservar las costumbres ancestrales y de contribuir a la artesanía y comercio de las Ciudadelas. Era lo que Kisy aprendió desde pequeña y lo que se esmeraba por transmitirle a su primogénita.

Vivían con devoción hacia los dharmas, los deberes y responsabilidades que guiaban su pacífico estilo de vida en el vasto cosmos; enraizados en las rutinas hereditarias de Vorxeis.

Para los Daivats, la mera idea de que una mujer se uniera a la Élite era inconcebible.

¿Cómo Xiaraen y Kisy podrían aceptar que su única hija rompiera con siglos de tradición y se aventurara en un camino que se consideraba exclusivo para los hombres de razas que ellos consideraban fuertes y adecuados? En los recuerdos grabados en las piedras atávicas, no se encontraba un sólo rastro de alguien que hubiera osado levantar las armas con ambición.

El eco de batallas y conflictos bélicos estaba relegado a mundos cuyas Fuentes de Vida proporcionaban el Ha requerido para tal labor.

Sin embargo, Syoxi era una excepción.

|La Flor de Vorxeis|Where stories live. Discover now