|Capítulo 5: «Ha»|

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Syoxi siempre poseyó una gracia natural y una afinidad de comprensión que nos superaba con creces, a Horum y a mí

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Syoxi siempre poseyó una gracia natural y una afinidad de comprensión que nos superaba con creces, a Horum y a mí. Era hermosa, inteligente, fuerte y decidida. Y su alma... su alma era un tesoro inalterable. Su esencia permanecía intacta, imperturbable ante las fluctuaciones de la Existencia. No importaba cuántas veces el ciclo de la reencarnación pudiera girar, su esencia seguiría siendo la misma. Ella era nuestra piedra angular.

 Ella era nuestra piedra angular

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Campo de Adiestramiento, Kethya. Reino de Liafer.

A mediados del mes de Farawa, cuando el ciclo lunar apenas comenzaba a despertar, Syoxi viajó con sus padres hasta Kethya, el mundo que los Generales recomendaban para realizar las pruebas de Ha pertinentes.

Luego de diversas jornadas, llegaron al Campo de Adiestramiento, un lugar de renombre —bastante apartado— en donde los nativos del reino de Liafer se sometían a rigurosas pruebas de habilidad para conocer su afinidad, color de Ha y medir fuerza. El lugar estaba rodeado de imponentes murallas de ondárea, un mineral resistente y precioso extraído de profundas cuevas, cuyo aspecto evocaba las olas del mar.

Syoxi admiró las torres de vigilancia que se alzaban con entereza.

Mientras caminaban por el umbral de entrada, un sonido estridente resonó en el aire, anunciando la llegada de visitantes. Minutos posteriores, un General emergió de la exuberante compuerta de zyr'andor.

—Ustedes deben ser los nativos de Vorxeis que me contactaron —dijo el hombre con un tono displicente, aunque su mirada revelaba una profunda amabilidad—. Mi nombre es Hyeth. Soy el General a cargo de Kethya.

—Un placer, General —pronunciaron Xiaraen y Kisy al unísono, inclinándose en una reverencia.

—Soy Xiaraen, ella es mi esposa Kisy —presentó el Daivat y pronto señaló a su hija—. Y ella es Syoxi, mi primogénita. A quien le queremos administrar la prueba de Ha.

Cuando la mirada distante de Hyeth se enfocó en la vástaga, sus facciones se tornaron más apacibles. A lo largo de los ciclos lunares de servicio, había atendido a miles de decenas de nativos de todas partes del Na'Farko, incluyendo Daivats llegaban en busca de respuestas para los patrones de Ha de sus hijos nacidos de dos razas diferentes. Sin embargo, era la primera vez que veía a una niña con esos rasgos tan fascinantes y disímiles de los oriundos de Vorxeis.

|La Flor de Vorxeis|Where stories live. Discover now