Capítulo 4

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Esta vez se levantó antes de que los soldados la despertaran, se puso su uniforme y aprovechó para hacer unas flexiones y estiramientos. Tenía el presentimiento de que ese día iba a ser agotador. Esta vez el general Patton no la esperaba como de costumbre, preguntó a unos soldados que estaban en la entrada y dijeron que era información clasificada. Un tanto frustrada por esa contestación, se giró y buscó a alguien que la ayudara. Había en una esquina un militar que afortunadamente le indicó donde se encontraban los alumnos de la élite.

Estaba bastante nerviosa y tenía ya mentalizado que no sería ni de lejos la soldado más fuerte, según había escuchado al general Patton, mientras hablaba con otros commanders, algunos de la élite tenían pasados inciertos y habían estado desde pequeños entrenando para que algún tipo de suceso similar a este sucediera.

Llegó ante la puerta negra donde un cartel decía: entrenamientos cuerpo E-2, respiró varias veces y con la mano temblorosa, abrió la puerta.

Todas las miradas se posaron en ella en cuanto dio un paso en la sala, sus ojos transmitían odio y severidad, como si hubieran perdido toda inocencia desde que abrieron los ojos en este mundo.

La habitación no tenía mesas, esta tenía un tamaño descomunal, había columnas que soportaban todos los cimientos, una lámpara al estilo japonés en el centro del techo, la moqueta era color beis y todos los presentes estaban descalzos.

Dahlia no sabía muy bien donde sentarse, sus ojos iban y venían, miró a varios lados y al ver que todos estaban sentados ella hizo lo mismo.

Aprovecho esa incomodidad para observar a todos, debían de ser unos doce al menos y como en la puerta ponían E-2 dedujo que había otra clase más.

Cinco de ellos estaban hablando, los demás tenían entre sus manos cuchillos, arcos, hachas, navajas... Se dedicaban a afilarlas y a mirar a Dahlia de forma furtiva.

-¿Quién es esa? - susurró una chica con pelo rubio a otra sabiendo que Dahlia las estaba escuchando.

-Seguro que la hija de algún Commander, no me extrañaría que la hayan puesto aquí por que su padre es de alto rango - aseguró con asco mientras la otra reía con desprecio.

Dahlia apretó los puños, estaba dispuesta a enfrentarse a ellas, pero antes de poder hacer nada un militar habló a sus espaldas.

-Hoy aprenderemos a defendernos del enemigo, cada uno dará lo mejor de sí mismo - ordenó seriamente - De aquella pared saldrán objetos que deberéis destruir o evitarlos, ¿Entendido?

-¡Alto y claro! - gritaron cada uno poniéndose erguidos.

-¿Quién quiere comenzar? - preguntó mirando a cada uno.

-La nueva debe enseñarnos todo lo que sabe - comentó con maldad la misma chica de antes mientras cruzaba los brazos mirándola de arriba abajo.

-Bien, empezaré yo - por primera vez Dahlia habló con claridad.

Estaba harta de mostrarse débil ante los demás, quería demostrar a todos de lo que era capaz y más a aquellas arpías.

-Señorita Russo, debe posicionarse en el centro, los demás tenéis que apartaros - añadió el militar mientras todos daban varios pasos hacia atrás.

Un pitido sonó por toda la sala, haciendo que Dahlia se asustase un poco pero no dejó que nadie lo notara. En ese mismo instante varias flechas salieron de la nada y se dirigían a gran velocidad hasta su cuerpo.

Como había practicado extendió los brazos y miles de pequeñas chispas se fueron formando en las palmas de sus manos.

Había echado de menos aquella sensación, sin costarle ningún tipo de esfuerzo soltó unos cuantos rayos hacia las flechas, haciendo que cayeran al suelo completamente quemadas.

El resurgir final (A.L.P) #3Where stories live. Discover now