Capítulo 17

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El cielo se encontraba despejado dejando ver el tono azul claro que desde hacía tres años nunca nadie había visto, muchas personas habían olvidado lo que era sentir los rayos del sol en la cara o que hubiera luz natural cuando era de día. 

La luz había vuelto y era difícil acostumbrarse de nuevo.

Habían pasado varios meses desde aquel día, todo el mundo había comenzado su nueva vida, muchos reconstruyeron sus casas y otros empezaron de cero.

Becca le había ofrecido a Melvina y a Dahlia irse a vivir con ella, la familia de Melvina aún vivía por lo que les prometió visitarlas habitualmente.

Tras pensarlo durante varios días Dahlia dedujo que aquella iba a ser la mejor opción.

"Tu vida comienza desde ahora"

Todo lo que estaba haciendo lo hacía por Edric, no por nadie más.

Durante semanas Dahlia se había esforzado en mostrarse fuerte frente a Becca, quería mostrarle que ella se encontraba bien y todo había acabado.

Pero dentro de ella sentía un vacío que nunca se iba a saciar, aquello que la mantenía se había desvanecido por completo y estaba sufriendo en silencio.

Dahlia se encontraba andando hasta el lugar al que iba todas las mañanas a la misma hora, ya era algo habitual.

Las vistas desde aquella pequeña colina eran alucinantes, por un lado se podía contemplar los frondosos bosques que le rodeaban y unas cuantas montañas que durante algunas horas del día les daban sombra, pero si mirabas hacia el otro se veía el inmenso océano en el que no podrías encontrar el final.

Dahlia pasaba horas y horas observando el mar y como las olas se movían en diferentes sentidos, le gustaba por muchas razones, pero ahora más ya que el color del agua le hacía recordar a sus ojos. 

Los ojos de Edric.

Aquella mirada no era de un simple tono azul, tenía más profundidad, si mirabas más cautelosamente podías fijarte en cómo había pequeños tonos de azul cristalino, oscuro, claro... Todos aquellos colores también los poseía el color del agua del mar y era por ello que a Dahlia le encantaba aquel lugar, porque desde ahí podías ver todos los tonos del agua.

Se sentó en su lugar habitual enfrente de la pequeña tumba que le había hecho para siempre recordarle. Tras mirarla durante varios minutos dejó una carta que le había escrito hacía ya algunos meses, pero hoy, por fin se había atrevido a dejarla a su destinatario:

"Querido Edric Alexander Lennox, 

No puedo explicar todo lo que he estado sintiendo desde que te marchaste, aún no he podido decirle a nadie lo que ocurrió, cómo te sacrificaste para salvarme a mí.

Ni siquiera se lo he contado al general Patton, cuando salí de Dragston volví al campamento, pero no pude ver cómo todo el mundo estaba alegre, no entendía como todos se habían olvidado de los que habían muerto. Se habían olvidado de tí.

Me enfadé y me fui sin despedirme de nadie, pero días más tarde me encontré con Becca y ahora vivo con ella.

Me enviaron una medalla, pero no pude tenerla porque tú eres quien la ganó, tú eres el único héroe, tú me salvaste, en todos los sentidos. Me enseñaste a vivir sin temor a lo que piensen los demás.

¿Eso era lo que tú querías que hiciera, no?

Es demasiado difícil vivir sin saber que estás aquí, que vas a venir a molestarme o incluso a salvarme, porque sí, todas aquellas veces que me salvaste nunca las apreciaba, hasta ahora.

He intentado pasar página, comenzar desde cero, olvidarme de ti, pero ese es el problema.

Tengo miedo de olvidarme de tu cara y de cómo eras. No tengo ninguna foto contigo, ni siquiera de tí. Cada día intentó recordar tu mirada, tu voz y la manera en la que te comportabas.

Algún día volveré a verte y cuando lo haga te diré todo esto cara a cara, sin dejar de mirar a esos ojos que desde el primer día supe que no se me olvidarían.

Me arrepiento de nunca haberte dicho lo mucho que te quería, porque era una cobarde que no quería ser rechazada y ahora, daría todo por poder decírtelo cara a cara.

Nunca me di cuenta de lo mucho que necesitaba estar a tu lado, de sentir que estabas ahí para protegerme. Agradezco cada mirada, cada beso, cada enfado, cada día que pasamos juntos...

Porque sí Edric, te fuiste antes de que yo aprendiera a cómo despedirme.

Por favor jamás dejes de estar a mí lado, aunque yo no pueda verte sé que tú sí que puedes hacerlo. Cuídame desde donde estés y haz que yo sepa que estás ahí.

Una vez escuché:

" La persona correcta te va a dar cosas que ni siquiera sabías que querías y lo va a hacer sin que se lo pidas, solo por verte feliz"

Cuando me la dijeron no la entendía, pero ahora la vivo.

Te quiere,

Tu Valyos"

Pd: Algún día nos volveremos a encontrar y te abrazare sin soltarte, pasearemos y bailaremos juntos toda la eternidad. Nunca te olvidaré y me encargaré de que los demás sepan nuestra historia. 

Una lágrima bajó por la mejilla de Dahlia al posar la carta en la lápida, tras colocarla dejó a su lado un pequeño ramo de lilas justo como le había prometido, añadiendo la medalla que el general Patton le había enviado a Dahlia.

***

¿Una capa? - preguntó Dahlia examinándola con interés.

Las damas primero - Edric le acercó la capa.

Ni hablar - se alejó para que no la tocara.

Lo haré yo, pero si muero quiero que me lleves todos los días lilas a mi tumba...

¿Lilas? - Edric asintió - no vas a morir, venga, pruébatela

***

-Te quiero Edric, gracias por todo - dijo Dahlia marchándose con una sonrisa nostalgica mientras miraba el mar. 

Muchos dicen que los problemas se marchan tan rápido como vienen, pero Dahlia ahora sabía que hay algunos que al ser tan difíciles de encontrar, también son difíciles de marchar.

Edric Lennox era el problema más grande que había tenido, pero también el más valioso.

Fin ;)

El resurgir final (A.L.P) #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora