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Gemini saltó de la espalda del zywern, habilitó nuevamente sus ataduras gravitacionales y regresó al palacio.

Había esperado que un paseo le despejara la cabeza y lo ayudara a deshacerse de la tensión enloquecedora que se acumulaba bajo su piel, pero a juzgar por el hecho de que todavía tenía ganas de ir al Príncipe Heredero y volver a su interior, no había funcionado exactamente.

Dejó escapar un suspiro frustrado. Él había sido el "sirviente" de Fourth por seis días y los había pasado evitando al príncipe, en lugar de trabajar con él para lograr el objetivo por el que estaba allí. Cuando no estaba evitando al príncipe, estaba demasiado alto en su conexión mental para querer hacer algo productivo. Tal como estaban las cosas, nunca iba a encontrar nada sustancial.

Joder, tal vez debería irrumpir en el Quinto Palacio Real, maldita sea la precaución. Pero como Fourth había dicho, las medidas de seguridad de Dalatteya eran casi paranoicas, con tres personas diferentes haciendo verificaciones de antecedentes, cámaras en todas partes y la mayoría de los sirvientes como vigilantes.

Era casi como si ella tuviera algo que ocultar.

Sus labios se curvaron ante el pensamiento. La mujer era inteligente y cautelosa; él le daría ese punto. Pero, una vez más, sabía mejor que nadie que la traición podía provenir incluso de las fuentes más inocuas.

No, tratar de entrar al palacio de Dalatteya por su cuenta sería suicida. Necesitaba la ayuda de Fourth si esperaba acercarse lo suficiente a la mujer.

Si tan solo pudiera descubrir cómo estar cerca de Fourth sin distraerse...

Se detuvo, dándose cuenta de dónde lo habían llevado sus pies. Estaba frente a las habitaciones privadas del príncipe una vez más.

Apretó la mandíbula, viendo la puerta con frustración.

Sus músculos estaban tensos y había un bajo zumbido de excitación debajo de su piel, una excitación que no tenía sentido. Él no gustaba de los hombres. Eso no había cambiado, por mucho que le gustara mirar la bonita cara del príncipe. Pero su cuerpo parecía confundir la tensión, la necesidad reprimida con una sexual, estaba mal en tantos niveles que quería reír. No quería follar al príncipe. Fourth estaba tan lejos de su tipo como era posible. Le gustaban las rubias y con curvas. Los hombres musculosos y altos no le provocaban nada. Excepto que parecía que no podía recordarlo cuando estaba dentro de la dulce y hermosa mente del príncipe, y su polla se confundía un poco.

La puerta se abrió de repente y fue recibido por la vista de Fourth en su ropa de noche blanca y sedosa.

—¿Vas a quedarte allí toda la noche? —Dijo el príncipe tensamente, con sus ojos verdes ardiendo en llamas—. Tus pensamientos son ruidosos.

Esa era otra cosa, otra cosa bastante espeluznante. Cuanto más tiempo pasaba, más sintonizados parecían. Gemini tenía sus escudos completamente arriba. El príncipe no debería haber sido capaz de sentirlo en absoluto, mucho menos vislumbrar sus pensamientos.

—No tenías que abrir la puerta —dijo Gemini, pasando junto a él y caminando hacia la ventana.

La puerta se cerró.

El silencio cayó sobre la habitación, llenando sus sentidos con la tensión que nunca había sentido en su vida.

Su pene tensó sus pantalones.

Gemini apretó los dientes, mirando por la ventana. La noche estaba sin lunas, así que no había nada de interés, pero él miraba el paisaje nocturno como si fuera la cosa más fascinante que jamás había visto. Como si su pene no estuviera tan duro que podía golpear clavos con ella. Como si no pudiera sentir la necesidad del príncipe casi tan claramente como la suya.

👑 3Where stories live. Discover now