—¡Mami, mira!
Film levantó la vista del horno cuando su hija de siete años irrumpió en la cocina, agitando una revista en la mano.
—¿Qué pasa, Nina? —Dijo enderezándose, lo cual no fue una hazaña fácil al final de su embarazo.
Nina le sonrió.
—¡Mira, mamá, la boda del príncipe está en esta revista! ¡Hay tantas fotos bonitas!
Film apenas reprimió una mueca. Sabía a quién se refería Nina, por supuesto: se había hablado de ello demasiado durante el último mes.
Personalmente, la boda del príncipe Fourth fue uno de sus temas menos favoritos. Todavía le resultaba difícil aceptar que su pareja favorita había roto y se habían casado con diferentes personas.
Aún recordaba lo extática que había estado cuando escuchó la noticia del milagroso regreso a casa del Príncipe Consorte Mehmer. Se había sentido tan feliz, como si fuera su propio marido el que había vuelto a la vida.
Cuando unos meses más tarde se anunció que el príncipe Fourth y su esposo se estaban divorciando, probablemente no había habido nadie tan sorprendido y molesto como Film. Irracionalmente, ella había esperado que todo fuera un error y que se volvieran a juntar, excepto que luego leyó las noticias sobre el matrimonio bastante repentino de Mehmer con un renombrado magnate interplanetario. Y como si eso no fuera suficiente, la Tercera Casa Real de Calluvia había anunciado el compromiso del Príncipe Fourth con el gobernador de Tai'Lehr.
En privado, Film pensó que era un matrimonio político, que la familia del Príncipe Fourth solo quería salvarle la cara después del pronto matrimonio de su ex marido. Así que ella había ignorado todos los artículos sobre la pareja comprometida, hasta ahora.
A regañadientes, aceptó la revista de su hija y vio la portada.
Y luego ella le dio una mirada más larga, su boca se abrió.
Oh.
El príncipe estaba brillando; no había otra palabra para ello. Si ella había pensado que el Príncipe Fourth era hermoso antes, ahora era etéreo, su rostro se iluminó de amor y felicidad mientras miraba a su nuevo esposo.
En cuanto a su nuevo esposo... Film tuvo que admitir que Lord Tai'Lehr se veía muy enamorado de su compañero, sus ojos oscuros llenos de ternura y deseo. Ellos se veían... se veían bien juntos.
Mordiéndose el labio, Film pasó las páginas de la revista, mirando foto tras foto de los recién casados e invitados reales: Mehmer, en el brazo de su magnate; El Rey Tay Tawan, mirando fijamente a alguien fuera del marco de la cámara; El Príncipe Mark y su consorte, conversando con un grupo de algunos políticos; El Príncipe Satang, sentado tan cerca de su novio terrano, bien podría estar en su regazo. Todos se veían tan hermosos, confiados y felices.
Parecían haber salido de un cuento de hadas.
La mirada de Film finalmente se detuvo en la foto donde los recién casados sostenían entre ellos a la princesa Tmynne, de un año, mientras la bebé se apoyaba confiadamente en el hombro del príncipe-consorte mientras sus padres se miraban a los ojos con tanto amor y necesidad que parecía demasiado íntimo para un entorno tan público. Detrás de los recién casados, podía ver al hermano menor del príncipe Fourth apoyándose en su propio esposo mientras observaba a los recién casados con una sonrisa.
Film se dio cuenta de que también estaba sonriendo cuando Nina dijo:
—¿Ves? ¡Te dije que eran lindos juntos!
Ella se echó a reír, pasando su mano por el cabello de su hija.
—No hay necesidad de ser tan engreída, cariño.
Nina arrugó la nariz.
—¡Pero tenía razón, mamá! ¡El príncipe consiguió su feliz para siempre! Un final feliz es mucho mejor que uno triste.
Film volvió a mirar la revista y sonrió con nostalgia.
—Tal vez.
Tuvo que admitir que su corazón se sentía más ligero cuando cerró la revista y se giró hacia el horno.
—¿Leíste algo sobre el príncipe Nanon? —Dijo Nina emocionada.
Film se rió entre dientes, sintiendo una punzada de nostalgia por su propia infancia. Los niños crecieron tan rápido. En veinte años, Nina estaría contando estas historias a sus propios hijos.
—¿Qué pasa con él, cariño?
FIN
Siguiente:
4. El maestro del príncipe.
