Se separaron, respirando con dificultad.
El repentino final de la fusión fue desorientador, así que le tomó a Gemini un momento enfocar su mirada en la cara sorprendida de la reina Janesh. Detrás de ella, podía ver a la reina consorte, que tenía su mano presionada contra su boca. Llevó su mirada a la reina, cuya expresión se transformó rápidamente de shock a furia.
Maldito infierno.
Echando un vistazo hacia abajo para asegurarse de que Fourth no había logrado realmente desabrocharle los pantalones, Gemini hizo una mueca al ver la obscena protuberancia que agitaba su bragueta y trató de alejar la excitación.
—Por favor, dime que hay una explicación muy razonable para esto —gruñó la Reina, mirando a Fourth—. Que mis ojos me engañaban y mi hijo no estaba cometiendo adulterio, ¡y en un lugar público! ¿Es por eso que quieres un divorcio? Cuando tu madre me lo dijo, no podía creerle, pero ahora...
Fourth tragó, su rostro normalmente pálido se puso rojo brillante.
Gemini reprimió la necesidad de empujarlo detrás de su espalda. No lo hizo, sabiendo que Fourth no lo apreciaría, pero se lo acercó más, ofreciéndole su silencioso apoyo y enviando oleadas de consuelo y tranquilidad a través de su vínculo. Sintió que Fourth se relajaba un poco.
—Su Majestad —dijo Gemini, atrayendo la ira de la Reina hacia él. Se encontró con su mirada y dijo: —No lo considero adulterio. Fourth es mi compañero.
La consorte de la reina emitió un sonido ahogado. La reina lo miró fijamente.
—¿Le ruego me disculpe?
Sin apartar la vista de ella, Gemini encontró la mano de Fourth y entrelazó sus dedos.
—Nos amamos. Estamos unidos.
Las madres de Fourth parecían absolutamente sin palabras. Por fin, la reina dijo:
—Fourth está casado —Vio a su hijo con furia—. ¿Has perdido la cabeza? Todavía estoy esperando una respuesta. ¡Y deja de sostener la mano de ese hombre! ¿No tienes vergüenza?
Los dedos de Fourth solo apretaron a Gemini más fuerte.
—Pensé que era viudo durante un año y medio, madre —dijo. Gemini podía sentir lo mucho que lo estresaba la situación, no estaba acostumbrado a decepcionar a su madre, pero no sentía ningún arrepentimiento ni vacilación. Fourth había hecho una elección y no iba a dar marcha atrás ahora—. Conocí a Lord Tai'Lehr hace meses cuando pensé que no era un hombre casado.
—Pero ahora lo sabes —dijo la reina, frunciendo el ceño—. Estás casado, Fourth. Tienes una hija con tu marido.
Fourth miró hacia abajo.
—Sabes que ella no es de Mehmer.
Los labios de la reina se adelgazaron.
—En lo que respecta a todos, ella lo es. Tu esposo tuvo la amabilidad de aceptarla, ¿y le agradeces con esto? Nunca he estado tan avergonzada de ser tu madre. Tú eres el Príncipe Heredero. Compórtate como tal.
Fourth parecía volverse más pequeño con cada palabra de la reina.
—Suficiente —Espetó Gemini.
La reina desvió su mirada hacia él, sus ojos verdes se estrecharon peligrosamente.
—Estás olvidando tu lugar, Tai'Lehr. Hablaré contigo más tarde, después de hablar con mi hijo.
—No —Dejando ir la mano de Fourth, Gemini dio un paso adelante, entre Fourth y su madre—. Con el debido respeto, Su Majestad, no le permitiré lo que culpe. Él no se lo merece.
