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El YoonGrinch y Holly salen sigilosamente por la puerta trasera del edificio de envíos y se dirigen hacia el basurero de la villa, donde hay un ducto de desperdicios que los lleva directamente a su hogar.

—Los Quienes no saben las cosas que tiran— señala YoonGrinch recogiendo algunas bolsas rojas con advertencias de toxicidad —pero~ eso es mucho mejor para nosotros— canturrea y Holly mueve su colita con esmero, está de acuerdo con sus palabras y no duda en tomar una bolsa también para ayudar a su dueño.

Una vez que se cargan lo suficiente, entran al ducto y se aseguran de que nadie los esté vigilando para aplanar el botón de tirar. Ambos son succionados con fuerza y velozmente recorren el interior de la villa, hasta que son lanzados hacia la punta de la montaña.

El YoonGrinch recoge sus pertenencias y junto a Holly caminan una cuanta distancia más para llegar hacia su hogar, donde nada ni nadie se atreve a entrar. Los Quienes suelen evitarlo por miedo y lo hacen mucho más cuando la navidad está cerca, creen que les arruinara su festividad y prefieren no provocarlo.

—Hoy tendremos una buena cena— comenta el YoonGrinch adentrándose a su cueva y Holly ladra en respuesta —Vamos chico, dejala alli— ordena y su mascota suelta la bolsa que trae en el hocico, dejándola en un rincón justo como su dueño había hecho con las que él llevaba.

Estando en el pico de la montaña el YoonGrinch y su fiel compañero Holly se regodean de su gran día, llenaron la villa de los Quien con sus travesuras unos días antes de navidad. Gracias a ellos algunos chiquillos se quedarían sin sus regalos, los padres habían pagado más de lo normal por lo que compraron y destruyeron algunas decoraciones que había en los negocios.

Los Quienes no tendrán una navidad tan perfecta y eso al YoonGrinch le divertía, aunque ahi en la soledad de su hogar una pequeña parte de él se pregunta si realmente estaba bien.

—Está bien, estoy bien— dice repentinamente, quitándose sus calcetines apestosos y lanzándolos sin dirección.

Holly sigue los pasos de su dueño y ve a las pobres prendas arrastrarse por el piso como si tuvieran vida propia, alejándose lo más posible antes de volver a ser torturadas. A mitad de la cueva hay diversos inventos creados por el YoonGrinch, todos ellos para hacer de las suyas, por ejemplo: lanzador de huevos podridos, turbopropulsor, un trineo personalizado, disparador de moco y muchos más. No solo había artefactos malévolos sino que también tenía un monitor especial de rayos x para revisar el crecimiento de su corazón, siempre verificando que se mantenga en su tamaño y no crezca. Lo cual no tarda en examinar, colocando la pantalla directamente en su pecho y ver su órgano apenas palpitante, sonríe extensamente al diferenciar que ha reducido de talla.

—Mira chico— llama el YoonGrinch a Holly, simulando traer una pelota en la mano y la lanza lejos —JA! perro tonto, soy más inteligente que él— se pavonea cuando su mascota se aleja, correteando algo inexistente.

El YoonGrinch olvida sus pensamientos sobre los Quienes, comienza a cambiarse para estar comodo y luego de eso escoge una deliciosa cebolla podrida de las bolsas de desperdicios. Se dirige hacia su cama, se lanza de panza y revisa el contestador de llamadas, extrañamente no tiene ni un solo mensaje y solo resopla en respuesta.

—No comprendo por qué nadie me contacta— bufa y decide revisar la respuesta automática de su contestador.

Pip... pip... "Si te atreves a hablar... descubriré dónde vives, daré contigo y te abriré el estómago mientras duermes para rellenarte como un estúpido pavo en navidad" gruñe amenazante y carraspea "Si lo que quieres es enviarme un fax oprime el botón cero hasta que se te hinche el dedo kekekekeke" resuena su risa con maldad pura y finaliza.

—Está perfecto, nimodo— comenta complacido, observa la cebolla podrida y la limpia con sus peludas axilas antes de darle una buena mordida —No necesito que nadie me llame— asegura lanzándose a su sillón reclinable destartalado.

La montaña es fría y húmeda, casi no hay luz y la soledad es mucho más fatigante, pero el YoonGrinch se dice a sí mismo que está bien. Esto es justo lo que merece, lo que quiere y no se arrepiente, pues después de todo... Los Quienes lo odiaban y él a ellos.

—Además aquí tengo amigos, no necesito más— murmura y mira al vacío de la cueva —Hola— grita y las paredes resuenan un eco de sus palabras —¿Como estas?— pregunta y vuelve a resonar el eco —¡Oye! yo pregunte primero— se queja y el eco continua, eso le molesta y gruñe furioso.

Holly por fin regresa de buscar la pelota invisible, se echa en una pequeña camita a unos pasos de su dueño y chilla preocupado al notar que está enojado. Observa con curiosidad lo que está haciendo y no comprende por qué discute con la nada, pero él es solo un perro y quizás no lo entiende.

—Te crees muy listo, pero solo repites lo que yo digo— sisea, apuntando con desdén a nadie en especifico, solo a la oscuridad y el eco vuelve —¡Soy un idiota!— grita y espera que el eco haga lo suyo, aunque esta vez resuena algo distinto a lo que dijo.

Eres un idiota...

El YoonGrinch patalea en su sitio, lanza la cebolla mordida con rabia y cruza los brazos sobre su pecho. Suspiró para calmarse y arquea su ceja, maldita cueva, maldito eco, maldita soledad, malditos los Quienes y maldito él.

Todos menos Holly.

—Bien, entonces hablaré muy bajito para que no me copies— susurra el YoonGrinch por lo bajo y así evitar que el eco haga su función, sonríe victorioso.

Eres un idiota...

Es de esa manera que el pobre YoonGrinch termina rindiéndose, rebusca en una bolsa de desperdicios y saca una botella de vino vacía para romperla y tragarse los pedazos. Su estómago se siente vacío, cree que es hambre, pero en realidad es mucho más que eso y su pequeño corazón verde se oprime, sólo quisiera tener a alguien a su lado.

Pero eso jamás lo va a aceptar.

La imagen del Quien rubio con mejillas regordetas y labios pomposos pasa por su mente, una pequeña sonrisa a medias se dibuja en su rostro y se acomoda mejor en su sillón para dormir. Quizás mañana pueda ir a los correos para molestarlo, continuar desacomodando las cartas, enviando recibos falsos a las casas y destruir algunos regalos. Podría tal vez asustarlo nuevamente y amargar sus días antes de navidad, si, eso realmente sonaba muy bien, sobre todo porque era realmente bonito y su cara asustada le gusto.

Aunque eso tampoco lo va a aceptar.

Así que decide ir nuevamente a la villa de los Quienes el día de mañana para continuar con su plan de robar la navidad.

💚




kekekeke ¿Cómo están? la verdad extraño mucho escribir pero con el lupus, la fibromialgia y ahora el cáncer... ha sido muy difícil para mí, espero puedan entenderme ☺

𝓨𝓸𝓸𝓷𝓖𝓻𝓲𝓷𝓬𝓱Where stories live. Discover now