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—Navidad está cerca y las decoraciones deberían estar listas desde hace días, pero nadie me ayuda en esta casa y tuve que hacer todo yo solo— resopla SeokJinLou con molestia y observa por el rabillo del ojo a su esposo.

—Lo siento amor, el trabajo me tenía atrapado— se disculpa NamJoonLou, pasandole las luces navideñas y algunos adornos viejos como un candil.

SeokJinLou las toma, acomoda alrededor de la extensión en su casa con mucha minuciosidad y al terminar brinca desde el techo para encenderlas. NamJoonLou a su lado lo abraza por la cintura, deja un beso en su mejilla y admira el panorama junto a él.

—Definitivamente ganaré este año— sentencia con determinación.

—Claro amor— apoya el moreno dándole un casto beso más en los labios.

—Padres...— llama JiMinLou asomando la mitad de su cuerpo por la puerta, no quería interrumpirlos, pero debía aprovechar el día.

—¿Qué sucede?— duda NamJoonLou cariñosamente.

—¿Necesitas algo cielo?— pregunta a la par SeokJinLou, preocupado al notar que su único hijo tiene el rostro entristecido y sus labios en un puchero.

JiMinLou sí que se encontraba decaído y es que durante toda la noche no pudo dejar de pensar en el YoonGrinch, así que quería acelerar las cosas y lograr traerlo para navidad a la villa de los Quien.

Con sumo nerviosismo miró a sus padres, ambos eran amorosos y comprensibles, pero al igual que todos los Quien en la villa... temían del YoonGrinch sin conocerlo. No sabia como decirles que quería traerlo a casa para noche buena y que invitaría a los Rue, aunque podía moldear las cosas de alguna manera para su conveniencia.

—Pasado mañana es navidad y yo quería invitar a algunos Quienes para pasar noche buena— comentó omitiendo el detalle de a quienes se refería.

SeokJinLou asintió —Claro, puedes traer a quien quieras, cielo, siempre y cuando traiga un regalo como presente, adoro los detalles.

—¿A quien quiera?— insistió con sus ojitos grises brillantes.

—Puedes hacerlo hijo, no es como si fueras a traer al YoonGrinch— se burló NamJoonLou y acto seguido su esposo también rompió en carcajadas.

—No... yo traeré a los Rue— aclaró un tanto molesto por lo dicho y no mentía porque a fin de cuentas el YoonGrinch era YoonGiRue.

JiMinLou ignoro ese pequeño detalle, no queriendo pensarlo demasiado y se fue corriendo hacia su habitación para cambiar su ropa. Tenía planeado subir a la montaña y enfrentar al YoonGrinch, hablarle sobre la importancia de la navidad y su familia.

Debía convencerlo a cualquier costo.

En cuanto se colocó las prendas necesarias para el intenso frío, salió disparado a toda velocidad y evitó que algun Quien descubriera hacia dónde se dirigía. Era bien sabido que ir a la montaña estaba prohibido, sobre todo en estas fechas y eso no solo por el YoonGrinch sino por las peligrosas rafagas de viento. JiMinLou estaba seguro que lograría escalar hasta la punta, pero sus esfuerzos llegaron a ser en vano cuando a la mitad de camino resbala con la nieve y lastima su tobillo. No puede moverse o siquiera ponerse de pie, duele y comienza a llorar, desesperado por el miedo de morir congelado.

El pánico es algo que no le agrada, mira desde su sitio la villa, puede darse cuenta que desde allí logra admirar todas las casas e incluso la suya. Sin embargo, nadie podría escucharlo desde esa distancia, aun si gritaba con toda la fuerza de sus pulmones. Poco a poco las horas pasaron y el frío aumentó, su pequeña naricita roja se congeló y sus cabellos rubios estaban llenos de nieve. No paraba de temblar y sus dientes castañeaban, había intentado caminar nuevamente, pero no logró nada.

—¿No sabes leer o simplemente eres suicida?— cuestiona una ronca voz a sus espaldas con un toque de ironía.

JiMinLou gira su cuello despacio por la debilidad en su cuerpo y observa al YoonGrinch a unos pasos de él, no sabe realmente qué responder. Su mirada cae en el perro café que lo acompaña y Holly se le acerca para recostarse encima de él y proporcionarle un poco de calor.

El YoonGrinch virando los ojos con molestia y se acerca hacia ellos para cargarlos en sus brazos, no tiene problema con ello por que es realmente fuerte. De no ser por las cámaras de vigilancia y los constantes ladridos de Holly no se habría percatado del Quien rubio.

Estuvo un largo tiempo observando las pantallas en su cueva, esperando que alguien lo ayudara o que por sí solo lograra volver a su hogar. Más las horas pasaron y nadie vino a su auxilio, así que tuvo que ir de mala gana y hacer algo.

Ayudarlo o no, esa era la cuestión en su cabeza por que era un Quien como todos los demás y muy en lo profundo de su interior sabía que no podía dejar morir al rubio. Además, Holly insistía demasiado, intentaba llevarlo por la fuerza y aprovechó esas acciones de su mascota para decirse mentalmente que no lo haría porque quería sino porque lo obligaban.

—Creo que eres un poco de ambas porque te advertí que te devoraria y también hay un letrero al inicio de la montaña que prohíbe el paso— comenta el YoonGrinch subiendo como si nada hacia su hogar.

JiMinLou temblaba en sus brazos, acurrucándose contra su cálido pecho y abrazo a Holly que permanecía descansando sobre su abdomen. Estaba realmente avergonzado y sonrojado, pero infinitamente agradecido con ellos.

El YoonGrinch subió lo que restaba de la montaña, los introdujo a su cueva y los llevó directamente hacia su cama, donde sin pensarlo demasiado cubrió al Quien rubio con todas las cobijas simulando un gran rollo, que lo inmovilizaba. Holly se recostó a la par y ladró hacia su dueño un par de veces, como si le dijese un "gracias" y se dispuso a dormir. La bola de pelos cafés estaba agotado, estuvo mucho tiempo insistiéndole que fueran al rescate y ahora necesitaba reponer sus energías.

—Gra...cias...— murmuró JiMinLou con su voz en un hilo.

Un gruñido resonó en la cueva, el YoonGrinch se reclamó a sí mismo por haberlo ayudado, debió dejarlo morir y así su pecho no se sentiría tan extraño. No respondió alinstante, solo se encamino hacia su cocina para buscarle algo caliente y cuando volvióse sorprendió al ver que el Quien rubio estaba dormido.

JiMinLou en algún momento había caído rendido y ahora el YoonGrinch no podía correrlo de su hogar, solo le quedaba dejarlo pasar la noche ahí. Recordó que el Quien se encontraba herido y busco algunas cosas para curarle el tobillo mientras descansaba, así no sabría que fue él quien lo curó.

Si le preguntaba o decía algo al respecto... diría que fue Holly quien lo trató.

Cuando terminó se recostó a su lado para observarlo detalladamente y se perdió varios segundos admirando cada fino rasgo de su rostro, era realmente bonito. Nunca había visto un Quien tan hermoso y la sola idea de considerarlo así lo hizo sonrojar, lo que lo aturdió por qué él no se ponía rojo por nada ni nadie.

—Soy un idiota— murmuró, poniéndose de pie para ir hacia su sillón reclinable y descansar.

Eres un idiota...

El YoonGrinch había olvidado al maldito eco insoportable, no le prestó mucha atención y solo bufo. Los latidos de su corazón lo tenían mareado, jamás habían sido tan acelerados y le dolía el bombeo errático.

Sin ganas de pensar el motivo de su ritmo cardiaco se dispuso a también dormir, intuía que mañana sería un día desastroso y no sabía si el detonante sería la noche buena o JiMinLou.

💚

𝓨𝓸𝓸𝓷𝓖𝓻𝓲𝓷𝓬𝓱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora