12, La clase antidementores

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12, LA CLASE ANTIDEMENTORES

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12, LA CLASE ANTIDEMENTORES

Lyra sabía que la intención de Hermione había sido buena, pero eso no le impidió a Harry enfadarse con ella. Había sido propietario de la mejor escoba del mundo durante unas horas y, por culpa de Hermione, ya no sabía si la volvería a ver. Lyra estaba segura de que no le ocurría nada a la Saeta de Fuego, pero ¿en qué estado se encontraría después de pasar todas las pruebas antihechizos?

Ron también estaba enfadado con Hermione. En su opinión, desmontar una Saeta de Fuego completamente nueva era un crimen. Hermione, que seguía convencida de que había hecho lo que debía, comenzó a evitar la sala común. Harry y Ron supusieron que se había refugiado en la biblioteca y no intentaron persuadirla de que saliera de allí, a diferencia de Lyra, quién no se había enojado con Hermione, ni tampoco la dejaba sola mucho tiempo. En su opinión, sus amigos eran unos idiotas.

El resto del colegio regresó poco después de Año Nuevo y la torre de Gryffindor volvió a estar abarrotada de gente y de bullicio. A Lyra la puso feliz.

Las clases comenzaron al día siguiente. Lo último que deseaba nadie una mañana de enero era pasar dos horas en una fila en el patio, pero Hagrid había encendido una hoguera de salamandras, para su propio disfrute, y pasaron una clase inusualmente agradable recogiendo leña seca y hojarasca para mantener vivo el fuego, mientras las salamandras, a las que les gustaban las llamas, correteaban de un lado para otro de los troncos incandescentes que se iban desmoronando. La primera clase de Adivinación del nuevo trimestre fue mucho menos divertida. La profesora Trelawney les enseñaba ahora quiromancia y se apresuró a informar a Harry de que tenía la línea de la vida más corta que había visto nunca. Harry estaba muy emocionado por comenzar con las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras, ya que Remus le había dicho que le daría clases antidementores.

—Aún parece enfermo, ¿verdad? —dijo Ron por el pasillo, camino del Gran Comedor, luego de que salieron de la clase—. ¿Qué creen que le pasa?

Oyeron un «chist» de impaciencia detrás de ellos. Era Hermione, que había estado sentada a los pies de una armadura, ordenando la mochila, tan llena de libros que no se cerraba.

—¿Por qué nos chistas? —le preguntó Ron irritado.

—Por nada —dijo Hermione con altivez, echándose la mochila al hombro.

—Por algo será —dijo Ron—. Dije que no sabía qué le ocurría a Lupin y tú...

—Bueno, ¿no es evidente? —dijo Hermione con una mirada de superioridad exasperante.

—Si no nos lo quieres decir, no lo hagas —dijo Ron con brusquedad.

—Bien —respondió Hermione, y se marchó altivamente. Lyra la siguió casi corriendo para poder alcanzarla.

Hermione la miró de reojo una vez que llegó a su lado.

—Ron es un idiota —comentó Lyra—. No debería estar enojado contigo.

Lyra Black y el Prisionero de Azkaban [3] Kde žijí příběhy. Začni objevovat