13, Adiós, Scabbers

47 9 0
                                    

13, ADIÓS, SCABBERS

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

13, ADIÓS, SCABBERS

Ravenclaw jugó contra Slytherin una semana después del comienzo del trimestre. Slytherin ganó, aunque por muy poco. Según Wood, eran buenas noticias para Gryffindor; que se colocaría en segundo puesto si ganaba también a Ravenclaw. Por lo tanto, aumentó los entrenamientos a cinco por semana. Esto significaba que, junto con las clases antidementores de Lupin, que resultaban más agotadoras que seis sesiones de entrenamiento de quidditch, a Lyra y a Harry les quedaba tan sólo una noche a la semana para hacer todos los deberes. Aun así, no parecía tan agobiada como Hermione, a la que le afectaba la inmensa cantidad de trabajo. Cada noche, sin excepción, veían a Hermione en un rincón de la sala común, con varias mesas llenas de libros, tablas de Aritmancia, diccionarios de runas, dibujos de muggles levantando objetos pesados y carpetas amontonadas con apuntes extensísimos. Apenas hablaba con nadie y respondía de malos modos cuando alguien la interrumpía.

—¿Cómo lo hará? —les preguntó Ron a Harry y a Lyra una tarde, mientras Harry terminaba un insoportable trabajo para Snape sobre Venenos indetectables. Lyra terminaba un trabajo de Transformaciones para la profesora McGonagall alzó la vista. A Hermione casi no se la veía detrás de la torre de libros.

—¿Cómo hará qué?

—Ir a todas las clases —dijo Ron—. Esta mañana la oí hablar con la profesora Vector, la bruja que da Aritmancia. Hablaban de la clase de ayer. Pero Hermione no pudo ir, porque estaba con nosotros en Cuidado de Criaturas Mágicas. Y Ernie McMillan me dijo que no ha faltado nunca a una clase de Estudios Muggles. Pero la mitad de esas clases coinciden con Adivinación y tampoco ha faltado nunca a éstas.

Lyra cerró su libro y observó a Hermione. Realmente parecía exceder se con tantas materias. Dos segundos más tarde, Oliver Wood se acercó a ellos para hablar con Harry.

—Malas noticias, Harry. Acabo de ver a la profesora McGonagall por lo de la Saeta de Fuego. Ella... se ha puesto algo antipática conmigo. Me ha dicho que mis prioridades están mal. Piensa que me preocupa más ganar la copa que tu vida. Sólo porque le dije que no me importaba que la escoba te tirase al suelo, siempre que cogieras la snitch. —Wood sacudió la cabeza con incredulidad—. Realmente, por su forma de gritarme... cualquiera habría pensado que le había dicho algo terrible. Luego le pregunté cuánto tiempo la tendría todavía. —Hizo una mueca e imitó la voz de la profesora McGonagall—: «El tiempo que haga falta, Wood.» Me parece que tendrás que pedir otra escoba, Harry. Hay un cupón de pedido en la última página de El mundo de la escoba. Podrías comprar una Nimbus 2.001 como la que tiene Malfoy.

—No voy a comprar nada que le guste a Malfoy —dijo Harry taxativamente.

Enero dio paso a febrero sin que se notara, persistiendo en el mismo frío glaciar. El partido contra Ravenclaw se aproximaba, pero Harry seguía sin solicitar otra escoba. Al final de cada clase de Transformaciones, le preguntaba a la profesora McGonagall por la Saeta de Fuego.

Lyra Black y el Prisionero de Azkaban [3] Where stories live. Discover now