°★•𝑨𝒕𝒓𝒂𝒑𝒂𝒓 𝒖𝒏𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂•★° [+18] ᵀᵃᵉᴷᵒᵒᵏ

★Capítulo 30 ~ Parte 2★

‼️* Este capítulo contiene escenas violentas*‼️

—Sal de mi habitación.

Intenta que su voz suene firme y duda mucho de si lo consigue ya que por dentro todo su cuerpo tiembla de nervios.

Siente el miedo agarrotando cada diminuto músculo de su ser, cada pequeña fibra que le recorre, como si la sangre se le hubiera helado en las venas y solo entrara en ebullición al llegar a su corazón, concentrándose en ese órgano como si estuviera a punto de entrar en erupción, aunque lo que está a punto de desencadenarse es otra tormenta peor, lo sabe, lo siente y, aún así, es incapaz de moverse.

—Oh, pajarillo —habla muy cerca de su rostro—, esta no es tu habitación, toda esta casa es mía, igual que tú, deja de resistirte, aunque —muestra una sonrisa torcida, maliciosa—¿sabes una cosa? Me gusta que te resistas.

Percibe la tenue caricia que hacen las yemas opuestas resbalando por su mejilla, despacio, muy lentamente.

Nota como los dedos contrarios tiemblan levemente al deslizarse por su piel.

Ese gesto unido al hedor del aliento de Shownu rozando sus labios al hablar le causa una tremenda repulsión, pero sigue sin poder moverse.

Todo cuanto Taehyung logra hacer es tirar un poco más de la sábana que le cubre para taparse hasta la altura de la barbilla, un acto totalmente inútil cuando el otro tira de ella en dirección contraria, retirándola por completo de su cuerpo.

—Eres tan suave, pequeño —continúa deslizando sus dedos por su cuello—, tu piel es tan sedosa y hueles tan bien —posa la punta de su nariz bajo su oreja e inhala profundamente.

—Déjame —balbucea con fragilidad—, sal de aquí, por favor.

—Eso es, pequeño, ruégame un poco más.

Ve el fuerte destello de los ojos contrarios cuando ancla sus oscuros iris en sus pupilas y, ciertamente, no recuerda haber sentido tanto miedo jamás.

Ese brillo es algo totalmente carente de luz, intensificado su aspecto siniestro por la tenue iluminación de la única lámpara de su dormitorio, y es como si pudiera ver a través de sus ojos el más negro abismo por el que pudiera caer nunca, por el que está a punto de precipitarse.

—Eres precioso, Taehyungie, pero eso tú ya lo sabes, ¿verdad, pequeño?

—Deja de llamarme así, déjame —insiste de nuevo con voz temblorosa.

Posa las palmas de sus manos en el pecho opuesto y empuja con todas sus fuerzas, pero no consigue que el otro se mueva ni un milímetro, no logra apartarlo de él; lo único que obtiene con ese gesto es que su prometido exhale una hilarante risa que vuelve a rozar la piel de su cutis y que le pone los pelos de punta.

—Eres todo mío, pajarillo, todo mío, vas a ser mi esposo y ya es hora de ir probando lo que me pertenece.

Siente como sus manos siguen con el baile sobre su cuerpo, como bajan por el escote de la camisa de su pijama, como van desabrochando cada botón, como sus yemas se deslizan por la piel de su abdomen, encogiendo su vientre cuando llegan a la zona más baja.