★Capítulo 58★

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No sabe en qué momento se quedó dormido ni cuántas horas han pasado desde que cerró los ojos, ni siquiera sabe dónde se encuentra cuando sus párpados se elevan

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No sabe en qué momento se quedó dormido ni cuántas horas han pasado desde que cerró los ojos, ni siquiera sabe dónde se encuentra cuando sus párpados se elevan.

Taehyung levanta la cortina de sus pestañas, habiendo sido despertado por unos golpes que tampoco logra identificar.

Todavía con la vista nublada por la somnolencia mira a su alrededor, sin conseguir ubicarse del todo.

Esa habitación... esa casa... esa cama...

—No debería estar aquí —musita con la voz ronca por la sequedad de su garganta mientras sus dedos se deslizan por la sábana sobre la que está tendido.

Esa estancia le es familiar, la conoce demasiado bien, pero solo hay una única cosa que le hace sentir la calidez del hogar, el olor que él mismo desprende o, más bien, el aroma que le envuelve, procedente de esa ropa de deporte que no se ha quitado.

Agacha la cabeza y esconde la nariz bajo la tela de la sudadera, inhalando su perfume.

—Jungkook... —susurra, cerrando los ojos al ser invadido por su recuerdo.

Y de la misma forma que su memoria le evoca a él, recuerda también todo lo sucedido en las últimas horas, todos esos acontecimientos que, por un momento, desea que hayan sido parte de un mal sueño, de una horrenda pesadilla, algo que sabe que no es posible, esa ropa que no deja de oler, a la que se aferra con fuerza sin darse cuenta, le hace consciente de que todo ocurrió de verdad.

Jungkook en el hall de la mansión, las hirientes palabras de Shownu; ellos dos huyendo de allí en la moto, los miedos e inseguridades; el gimnasio, el ring de boxeo, cómo acabó con esas prendas sobre su cuerpo después de haber estado desnudo bajo el opuesto; la libertad.

Esa libertad tan efímera que les fue arrebatada cuando apenas empezaban a saborearla.

Volver a esa casa; el enfrentamiento con Shownu, la total ausencia de cordura y de buen juicio en sus ojos, su locura; su...

—¡Mi padre! —exclama elevando la voz, sobresaltado.

Y los golpes que le despertaron con anterioridad vuelven a hacerse presentes, vuelve a escucharlos con total claridad cortando el silencio de su dormitorio, de ese pequeño remanso de paz que tiene dentro de esa cárcel, el único lugar donde puede sentirse algo más tranquilo, en soledad, esa soledad que alguien está perturbando al golpear la puerta.

—Señorito —habla desde el otro lado.

Y esa suave y dulce voz le tranquiliza de nuevo; Noona, quien siempre ha estado ahí con él, haciéndole más llevaderas las horas de condena.

—Señorito —insiste de nuevo—, ¿se encuentra bien? Déjeme pasar —le ruega.

Taehyung se levanta de la cama, sintiendo un leve mareo al incorporarse, un mareo que es mezcla de la rapidez de su movimiento y del vaivén de sus propias emociones que se agitan y revuelven en su interior.

°★•𝑨𝒕𝒓𝒂𝒑𝒂𝒓 𝒖𝒏𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂•★° [+18] ᵀᵃᵉᴷᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora