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Suenan los grillos. En el cielo se ven unas pocas estrellas, la noche está muy avanzada y rodeando mansión Alveran, se encuentran los guardianes de Cemoli, algunos en el suelo y otros en los arboles con sus máscaras puestas. en las ramas se encuentran Kole, a su lado el espía y al lado de este el coronel Brax, cuya mascara y uniforme de camuflaje son ligeramente distintas a las de los demás.

—Yo me ocupare del líder —Aclara Brax—, asumiendo que es la persona que portara el amuleto.

—Entendido, ya está listo el resto del equipo de neutralización —Replica Kole, no ha trabajado muchas veces con el coronel. Pero sabe que tiene amplia experiencia en combate.

Mientras, el espía realiza otro boceto de los planos de la casa, mucho más escueto del que todos revisaron al planear la redada. Coloca círculos donde están las personas despiertas, tanto haciendo guardia como en sus cuartos sin poder dormir. Se lo muestra a Kole, quien, al igual que los demás, pueden ver en la oscuridad como los búhos. Este asiente y se hace una señal con la mano a los demás soldados, indicando de esa forma que, el plan sigue como lo establecieron antes.

Los de la mansión. No tienen conocimiento de que los guardianes de Cemoli saben su ubicación, por tal motivo en las noches tienen poca seguridad. La cual es, básicamente, dos personas en cada esquina de las partes más altas de la propiedad. Con armas de fuego, aunque saben que la gran mayorías de máscaras de sus adversarios los protegen ante armas de fuego.

En la terraza, dos de estos miembros de los restaurados se encuentran dialogando, dándole la espalda al bosque. Pésima idea. Uno de ellos siente un piquete de mosquito en su nuca. En ese momento su compañero siente algo también. Antes que puedan quitarse los dardos caen al piso haciendo algo de ruido que alerta a los del otro lado. Pero demasiado tarde, caen al piso del mismo modo. Del lado opuesto, otro de la defensa se da cuenta. En una milésima de segundo toma su arma, a a la vez que siente el pinchazo del tranquilizante, llega a apuntar al cielo y disparar dos veces. Alertando asi a toda la organización.

Los guardianes de Cemoli miran a lo lejos como se encienden las luces y se ven formas en las ventanas.

—¡Todo el mundo, adelante¡ —Exclama el coronel, con su máscara puesta. Los usuarios de las cerbatanas se distribuyen rápidamente. Unos saltando la barrera de la entrada y otros por las ventanas. Enseguida entran y buscan a cada uno de los miembros de la organización, usan sus técnicas de pelea para neutralizarlos. Son movimientos bruscos directos a partes débiles del cuerpo para inmovilizar y después esposar a cada una de las personas. Algunos dan pelea. Disparan, atacan con espadas o cuchillos. En las escaleras, unos cuantas usan técnicas de magia de fuego para repeler a los guardianes. Por fortuna sus ponchos los protegen de eso.

En el cuarto principal, Belator se despertó y se colocó enseguida el amuleto justo en el momento en que la puerta es derribada de una patada del coronel. Quien, sin decir palabra alguna lanza de sus manos unas cuerdas de energía que atraviesan el aire y sujetan los brazos de Belator. Este, desintegra las cuerdas, separa sus manos y. Lanza un ataque a la distancia que en el aire se convierte en un proyectil grande de energía que el coronel logra esquivar por poco. Se acerca demasiado. Belator lo toma y con suma facilidad lo lanza por la ventana. Luego salta por el mismo sitio. Fuera ya había dos guardianes esperando que alguien atraviese esa ventana, por lo que le lanzan dardos, dan en el blanco pero Belator usando su amuleto los expulsa y no cae dormido. Aterriza en el piso y salta la barrera entera. Brax lo sigue de un salto, al igual que los guardianes que arrojaron los dardos. Salen del territorio de la mansión perdiéndose en la noche.

En la sala, unos pocos guardianes ya lograron con dificultad esposar a algunos miembros de la organización. Mientras, Sadia, en el comedor proporciona dos golpes directos a una máscara de búho. Luego una patada que usa para impulsarse y agitada, logra dar una voltereta en la mesa y salir al patio. Cierra la puerta y se dispone a continuar lo huida.

—¡Hey¡ —En el patio central. Cerca de la gran fuente de agua activa. Kole llama su atención.

—¿Revelas tu ubicación? —Pronuncia Sadia, volteándose para ver a su antiguo maestro—. ¿No se supone que valoran mucho el elemento sorpresa?

—Es correcto, eso hacemos —Pronuncia Kole en posición de ataque empujando al piso al adversario que acaba de esposar. El guardián al que Sadia golpeo abre la puerta y al ver a Kole decide tomar al prisionero en vez de seguir el enfrentamiento con Sadia.

—Si revelo mi ubicación es porque no tengo ganas de atacarte por la espalda —En las manos de Kole, se ve algo de la energía mágica que se utiliza para lo conjuros. Este lanza de su mano derecha un proyectil mágico, filoso que se clava en la pared al ser esquivado por Sadia. Quien, al dar una vuelta toma un balde del piso y se lo lanza a Kole. El balde colisiona en el aire con otro proyectil de Kole, quien se acerca bruscamente a Sadia.

Ella trata de huir a los lados, no tiene las energías para saltar la barrera asi que solo da vueltas esquivando ataques hasta que uno de los proyectiles filosos le roza el brazo. Grita de dolor y finalmente saca uno de sus cuchillos.

—Parece que alguien quiere una revancha —Pronuncia ella lanzando su primera patada cuando Kole está más cerca. Ella en cada movimiento extiende más su cuerpo que su adversario y lo usa por completo para tomar impulso en cada ágil giro.

—Solo termino lo que empecé —Los movimientos de Kole son más brusco y empujándose hacia ella utiliza también los codos, movimientos que Sadia no espera y de esa forma logra encestar los primeros golpes.

Ella lanza golpes rápidos y enfurecidos a su cara y pecho. Él esquiva la mayoría y los devuelve mientras ella es acorralada hacia la fuente. Kole, concentra otra vez la magia en sus manos y cuando Sadia logra dar un fuerte golpe en su hombro, él encesta con ambos manos uno en su estómago, lo que empuja su espalda hacia la fuente. Cuando ella reacciona a dicho ataque lanza un golpe que es interceptado por la palma de Kole. Quien, con la otra mano golpea la frente de Sadia con la palma, cosa que la aturde y la hace perder el equilibrio, momento que Kole aprovecha para sujetar uno de sus brazos, esposar sus manos a su espalda y dejarla caer al suelo.

Kole relaja sus músculos ahora que termino el enfrentamiento. Mira a la inconsciente chica y la levantan con fuerza por sus esposas. Cosa que la hace recuperar el sentido lo suficiente para ponerse en pie.

—Todo esto se pudo evitar —Dice Kole, en voz baja—, te lo advertí.

—No me arrepiento de nada... —Contesta ella, con voz adormilada.

En el resto de la residencia muchos cuadros están rotos en el piso. Parte de la madera quemada, tanto de la estructura como la mesa. No hay ningún cuchillo en su lugar y tanto los mascaras de búho como los autodenominados restauradores se encuentran debilitados y heridos. Algunos huyeron, otros fueron esposados y otros pocos lograron noquear a las fuerzas del orden.

Aquellos que fueron sometidos son cacheados y llevados a los distintos carruajes con celdas. Donde entran 4 de ellos y un guardián que lo vigila. Se cierra la última puerta de carruaje con los prisioneros dentro y Kole mira al bosque. Usa su energía para escuchar lo más lejos que puede y no percive señales de su coronel. De la orden a dos guardianes que lo busquen. En cuanto ellos se adentran en el bosque. Kole les dice al resto que es hora de retirarse. De modo que solo les dejan dos carruajes vigilados a los que fueron a buscar a su superior.

La Ruta Del CambioWhere stories live. Discover now