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En la mañana siguiente llaman a Kole a la zona de enfermería del cuartel. Allí, en una silla de ruedas en el jardín del hospital ve al coronel Brax, con vendas en casi todo el cuerpo.

—Llego hace unas horas con otros guardias. Entonces lo tuvimos que sedar para tratar sus heridas —Responde la enfermera, le dice a Kole que después vendrá por él y se retira.

—El amuleto —Brax empieza a hablar con ligera dificultad—, no lo conseguí, lo acorrale muy lejos y peleamos sin éxito.

—Bueno, al menos se contuvo —Kole mira la silla de ruedas por un segundo—. ¿Cree que pudo haberlo matado?

—Creo que le falto poco. Pero al final solo me inmovilizo y huyo, talves pensó que ya nos mató a los tres, no se fijó si seguíamos con vida.

—¿Tiene un nombre?

—No, pero si una cara —El coronel le muestra una hoja con un retrato dibujado de Belator, no es muy exacto pero se respetan los rasgos faciales—. Antes de llamarte a ti hice que venga el retratista, le pasara la imagen al rey.

—Ya veo —Kole analiza la imagen en sus manos—, la verdad no me suena de nada.

—Ahora necesito saber que consiguieron.

—La verdad no mucho —Kole lamenta un poco la noticia—. Después de debilitar su magia los estuvimos interrogando toda la noche, por separado y nada. No dan ni un nombre ni un objetivo concreto. Solo una persona dijo que buscaran los otros dos amuletos en las otras ciudades, pero el resto ni siquiera reacciono a esa información, asi que no estamos seguros.

—¿Y el dueño? Como era el nombre... Alveran.

—Lo mismo, dijo que cree en su líder y que lo conoce bien como para seguirlo, y por eso usaban su propiedad como guarida. No dijo más.

El coronel mira al otro lado del jardín, donde ve a otra persona visitando a algún paciente, trata de formular una hipótesis. Kole observa el retrato, tiene una muy vaga idea de que ha visto a esa persona alguna vez. Pero no en los entrenamientos ni en alguna misión. Considera que, quizás nunca la ha visto pero su mente trata de convencerse de que sí.

—Sigan tratando —El coronel se dirige a Kole—, cualquier hipótesis que tengan, por más pequeña, busquen validarla o descartarla. Ya experimente el verdadero poder del amuleto y casi no sobrevivo, si vuelve a atacar controlándolo mejor habrá problemas.

—Somos conscientes de eso, hay algunos agentes revisando exhaustivamente la propiedad Alveran. Y ahora mismo siguen los interrogatorios —Kole se levanta—. Y sobre eso, creo que debo irme ya, hay alguien que me hace falta interrogar.

Brax asiente.

En una de las salas de interrogatorios. Con las paredes de piedra un poco despintadas. Sadia se encuentra despeinada mirando a la puerta. Trata de concentrar energía en sus manos para ver si por medio de alguna técnica logra romper sus esposas. Se concentra aunque sabe que es inútil. Desde el día de ayer la única agua que le han proporcionado ha sido alterada para bloquear el flujo de energía necesario para aplicar alguna técnica. Trata de evitar su enojo y toma aire más profundamente cuando. En ese momento escucha ve la puerta abrirse.

—Ya era hora —Pronuncia Sadia al ver a Kole entrar.

—Es hora de que me digas por qué lo defiendes —Él, tras cerrar la puerta toma asiento al frente de ella.

—Tengo mis razones —Ella apoya su espalda en el respaldo de la silla.

—Parece que no te has dado cuenta de que los dejo tirados —Enfrenta Kole—, él, y otros de tus supuestos compañeros huyeron de la escena.

—No es huir, es reagruparse —Sadia Aclara enérgicamente—. Es lógico que busque proteger el amuleto.

—¿Para qué lo quieren?

—Descubrirlo es tu trabajo... bueno, el de los verdaderos detectives, tu solo eres un mal maestro y un soldado.

—¿Y tú no lo eres? Un soldado.

—Por el momento si —Ella se acerca un poco al centro de la mesa—. Pero, incluso si no regresan para liberarme y me quedo encerrada el resto de mi vida, ayer hice mi parte en construir algo más grande que tú y que yo.

Kole analiza las palabras de su prisionera. Ella lentamente vuelve a apoyar su espalda en el respaldo de la silla. Cuando él está por decir algo alguien golpea la puerta del cuarto. Él se voltea y luego se levanta y va a abrir. Un hombre le dice que el rey quiere hablarle.

La Ruta Del CambioWhere stories live. Discover now