Capitulo 10

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Gavrel

Vergüenza es lo único que siento en este momento. Verme en una situación tan...

__ ¡Hola! - saluda Arleth como si fuera una de sus entrevistas. - ¿Cómo estás?

Guardo silencio porque esas vibras buenas que lanza solo son una máscara que le quiero arrancar. Lo haré y esta vez no podrá disimular que su coño resiste mis folladas.

__ Hola a todos. - levanta la mano para saludar a los dos sujetos con cara de pandilleros en la celdas. - ¿Y ustedes porque están aquí?

__ Asalto a mano armada. - dice uno queriendo verse intimidante, mientras entro a esa celda.

__ ¡Que cool! Yo siempre quise hacerlo, pero no me dejaron. - forma una conversación con el tipo mientras me quitan las esposas. - ¿Y tú?

__ Soy inocente.

__ Yo también, pero nos juzgan sin conocernos. - comenta ella. - Son unos desconsiderados. Hay que hacer un sindicato para hacer valer nuestros derechos.

Volteo los ojos.

__ Tengo derecho a una llamada. - le dice al policia que ya tiene harto. - Debo hacerla.

Me mira esperando a que lo haga también, pero solo niego. Al menos me la quito de encima un rato.

Un respiro de ella es lo que necesito.

Me siento en la cama, reclinando mi espalda en la pared para cerrar los ojos un rato. No tengo ni que mover las manos para que vengan por mí.

Percibo el cambio en mi entorno, alertandome de los sujetos que tengo frente a mí.

__ Que buenos zapatos. - me dice uno de ellos. - Son de mi talla.

__ No estoy preguntando. - respondo.

__ Te estoy diciendo que los quiero. - declara con tono serio, muestra sus puños como si eso fuera a darme un poco de temor. - Sácalos y dámelos.

__ No estoy de humor. - contesto simple. Me incorporo sin ninguna prisa.

__ Te dije que...

Mi puño golpea su garganta en un movimiento rápido, haciéndolo doblarse, lo tomo de la camisa y lo lanzo contra los barrotes, en tanto el otro retrocede con las manos en alto, indicando que no quiere pelear.

Vuelvo a sentarme y me recuesto en el mismo sitio queriendo olvidar que fue mi culpa estar en una celda al final de cuentas. Pero me las va a pagar la desgraciada. Le voy a romper el culo cuando le ponga las manos encima.

Solo se gana castigos y lo que más me jode es que sigo cayendo como imbécil en sus juegos.

Minutos después de cerrar los ojos escucho ese zapateo inusual entrando al lugar de nuevo. Como si esto fuera una experiencia única para ella.

«Ni que estuviera en un musical. Demente»

__ ¿Que le pasó? - pregunta al ver a su gran amigo y compañero tirado en el piso tratando de recuperar el aire. - ¿No puedes hablar?

El tipo niega, forzándose a respirar sin perder la calma, como si el dolor en la zona fuera a desaparecer de ese modo. No lo hace, fui forjado con ellos.

Cruzo los brazos sobre mi pecho para dormirme, tal vez así olvido a la loca que le hace conversación a los tipos con el pasar de los minutos, contándole sobre qué pasó una noche horrenda.

No pienso prestarle más atención, así que solo me mantengo en mi puesto.

__ Gavrel Mikhailov, arriba. - me habla un oficial, suspiro al hacerlo. Me pongo de pie viendo a mi madre con una muestra clara de molestia.

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