Capítulo 20.

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Arleth.

__ ¿En serio creíste que dejaría que alguien más dijera que es el dueño de algo mío? - me susurra en la oreja. - Que equivocada, salvaje. Nadie toca lo que tiene mi olor impregnado en el alma.

__ Esta no era la manera. No te pertenezco, no era a ese tipo de "sí" a lo que me refería. - siento esa estaca en mi pecho al recordar que fui la tonta que lo ofreció.

__ Esperé que lo resolvieras tú. Me molestó mucho que no lo hicieras, sino que lo dejaste tocarte y no sabes cuanto me estoy conteniendo para no cortar la mano que puso aquí. - acaricia con su dedo el sitio que antes fue tomado por Floyd Garner.

__ Estamos en público. ¿Dañaría la imagen de chef para convertirte en asesino?

__ Conozco tantas formas para asesinar, que te sorprendería ver como logro que  muchas de esas se vuelva accidentales, una consecuencia de sus acciones o solo el sitio incorrecto para alguien. - murmura en mi oreja, con una sonrisa que me deja con los huesos congelados. - ¿Probamos, salvaje?

Quiero golpearlo. Pero también quiero besarlo.

No sé que hacer y menos si debo recluirme en una clínica psiquiátrica porque no es normal que odie al mismo hombre que quiero abrazar para comérmelo a besos.

Definitivamente necesito ayuda. Sus celos son malos, debo tenerles miedo, no gustarme que quiera matar a alguien solo por tocarme.

Camino entre todos. Todos me miran, disimulan y cuchichean entre sí, como si no fuera tan obvio que el tema de conversación predominante en el lugar no fuera la revelación de minutos antes.

Cada paso que doy es como estar en una cruz en la que me crucifico yo misma.

Avanzo sin mirar a nadie realmente, sé como controlar mis nervios en pasarelas, tratando de igualar lo que siento en esos momentos y lo que siento en este instante.

__ Estás muy tensa. - me dice Gavrel. Es el único que al parecer disfruta de la noticia. Es un témpano de hielo.

__ ¿De verdad? Que extraño... Pero supongo, que ¡es por decir de nuestra relación no existente!

Solo a él se le puede ocurrir hacer una estupidez como esta y pretender que actúe como si estuviera entusiasmada.

__ Deberías relajarte. No queremos que los medios piensen que está relación es un caos.

__ No hay relación. Solo eres tú siendo un celoso de mierda que cree que puede mandar en mi vida. Me obligaste a decirlo. - le acuso.

__ El dramatismo siempre será lo tuyo. - me toca la nariz como si fuera el enamorado que todas se creen.

__ Debería romperte los dientes. No soy tu juguete, Gavrel. Esto no es un juego por sí no lo sabías. - le reclamo. Disimular no es lo mío, pero saco fuerza de voluntad para no volverme una asesina en serie, en serio.

Floyd habla a los gritos escondidos con su agente. El mío tan solo disfruta de la fiesta previa. Lisa me mira a cada nada y los reporteros olvidaron el verdadero motivo de este evento.

No sé como logramos que algo de este nivel pase a segundo plano solo por nuestro "noviazgo", pero los flashes están iluminando mi cara en todo momento.

Damos un paso, tomo un respiro, pestañeo o solo sonrío, todo les sirve y no lo desperdician los desgraciados.

Lo que exista en sus cabezas tratan de reflejarlo en todo lo que dicen o hacen, pero en este punto no trato de averiguar si me están criticando por lo hecho, sino por caminar y no tropezar.

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