11. Desesperados por entender

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Even entra a mi departamento como si fuera un cachorro descubriendo su nueva casa. Está hecha en desastre, pero no pensé que tendría visitas.

Lo dejo ser mientras yo enciendo la luz de la casa y dejo las llaves encima del mesón de mi cocina.

Mi departamento es de una instancia, la cocina y el living están unidos y el cuarto de baño justo al lado de mi pieza. No hay más espacio.

Nunca imaginé que tendría a Even aquí. Lo dejo viendo las fotografías que tengo en el único estante de mi casa junto a los pocos libros que poseo, mientras entro a mi habitación para desprenderme de los pantalones.

Cambio mi ropa por mi pijama, un pantalón de buzo y una sudadera que tiene una mancha de cloro en ella y además me queda grande, después de todo no pienso salir de aquí otra vez, esa discusión me dejó sin energías.

Tomo mi ropa húmeda y la llevé a la lavadora que está en el baño.

—No puedo creer que hayas lanzado una pelota desde aquí hasta la calle.

Veo a Even de pie en el balcón, Goku mirándolo  desde el brazo del sillón, no muy convencido del intruso en nuestro hogar.

Eso me hace pensar.

—Le debes una pelota a mi gato.

En ese momento él se gira, una sonrisa ladeada en su rostro.

—Entonces él es el verdadero héroe aquí.

—Se llama Goku.

Even me mira con sorpresa, como si de todos los nombres que imaginó ese hubiera sido el menos probable y creo que tiene razón.

—¿Como el anime?

—Ese mismo.

Mira entre mi gato y yo y luego sonríe.

—Le queda.

Con la mano que no tiene vendada intenta acariciarlo, pero mi gato se aleja de su toque, ignorando la expresión ofendida del chico.

—Auch.

—No te lo tomes personal, solo está molesto porque ya no tiene su pelota verde para jugar.

—Bueno tendré que regalarle otra —me sonríe—. Por cierto, que buena puntería tienes...

El comentario hace que me sonroje, lo que lo hace reír. Camino hacia mi baño donde deposito la ropa dentro de la lavadora y también para buscar el botiquín de primeros auxilios que mi mamá insistió en que tuviera.

Me acerco con los vendajes para poder arreglar el de su mano, será mejor si me distraigo en eso.

—Practicaba béisbol en la liga juvenil de mi escuela.

Even se sienta en el sillón y yo en el borde. Tomo su mano apestosa en cerveza con cuidado de no hacerle daño.

Él hace una mueca de dolor.

—Creo que hoy han maltratado a la pobre —dice refiriéndose a su mano.

—Eso te pasa por meterte en peleas.

—Tú me la doblaste primero y no estábamos peleando.

—¡Ya dije que eso fue sin querer! 

—Mmm.

Sé que me está mirando con atención porque puedo sentir sus ojos clavados en mí, pero prefiero concentrarme en su mano. Sé que tengo un gel para los dolores musculares.

Rebusco en el botiquín por ella y luego de poner un poco en mi mano la refriego para que se caliente.

—¿Qué es eso?

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⏰ Last updated: Sep 02, 2023 ⏰

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Si estuviéramos enamoradosWhere stories live. Discover now