1. De pelos de gatos y posibles cádaveres

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Me paseo por la casa con el móvil entre la oreja y el hombro, mientras que en mis manos llevo la canasta de ropa limpia que acabo de sacar de la lavadora. La noche no era la mejor para tender ropa porque en vez de estrellas lo que más podía observar eran nubes oscuras que amenazaban con una fuerte tormenta. Pero yo no podía esperar más días para por fin lavar mi ropa, cuando Goku seguía llenando de pelos mis abrigos.

Mamá me habla al otro lado de la línea, diciendo algo sobre que mi hermano menor se había vuelto a meter en problemas y lo mucho que no le agradaba el nuevo novio de mi hermana.

Te lo digo en serio, no pensaba que se iba a enojar tanto conmigo. Solo le estaba haciendo una pequeña acotación.

Pongo mis ojos en blanco porque conozco lo suficiente a mamá para saber que probablemente no fue sutil al decir su opinión.

—Mamá, no puedes simplemente decirle a Brie que su novio es un cretino y que lo deje, y esperar a que ella esté bien con eso.

¡Y por qué no! —reclama—. Es lo único que esta vieja mujer quiere, que sus hijos sean felices y amados. Y ese muchachito, si es que le puedo llamar así, solo la manda a todas partes y se queja de que no le dan atención.

Siempre ha sido de esa forma, mamá se pone como una niña berrinchuda cada vez que nos quiere hacer cambiar de opinión,y por alguna extraña razón que desconozco, siempre parece funcionar.

Salgo al balcón y la brisa me pega suavemente en las mejillas, está helando como siempre.

—Si, ya, entiendo que no te agrade el tipo, pero Brie se ve contenta con él. Al menos intenta ser agradable si no quieres que vuelva a amenazar con irse.

Ella vuelve a resoplar. Mi hermana menor siempre ha sido la rebelde de la familia, pero todo comenzó a ser más caótico cuando mis padres se divorciaron porque ella siempre fue la favorita de él, y aunque hubo algo de presión en ello, mamá no quiso que se fueran a vivir juntos.

Mi hermana ha sentido remordimiento desde ese momento, culpando a mamá de que nuestro padre se había ido y por ser descuidada como mujer. Ese día fue la primera vez que mamá le levantó la mano a alguno de nosotros y desde ese entonces Brie sigue jurando que el día que cumpla la mayoría de edad nos va a abandonar a todos.

Yo solo quiero lo mejor para ella.

Y le creo.

—Y bueno, basta de Brie, ¿cómo está Domi?

Mi mamá suelta un alarido cuando pronuncie el nombre del bebé de la familia.

Creo que me odia.

Dejo salir una risa cuando mamá dice eso. El bebé de la casa siempre está rompiéndole el corazón a mamá.

Sacudo una de mis blusas cuando veo más pelo blanco de gato en ella. No sé cómo lo hace, si pareciera que ese gordo felino se mete en la lavadora siempre que voy a lavar.

—No creo que te odie, es más, estoy segura que te ama mucho.

Comienzo a tender una por una mis prendas de ropa, ordenadas en el balcón cuando un fuerte ruido se escucha. Giro la cabeza levemente para ver si mi gato anda en algún lugar cerca.

No, me lo dijo. Dijo que me odiaba.

—¡Pero si solo tiene seis! —exclamo sorprendida—. De dónde rayos sacó esa palabra.

De tu hermana.

Otro ruido más fuerte se oye y mamá alcanza a escucharlo también.

¿Qué fue eso? —la oigo decir.

Si estuviéramos enamoradosOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz