5. Pastelitos e ideas maravillosas

369 49 19
                                    

Entro a la cafetería esta mañana con un montón de innecesarias cosas que apenas logro llegar a una mesa, simplemente las riego encima. Aunque con mi computadora tengo más cuidado. 

Inmediatamente la encendí y me conecté a la red Wi-fi del local.

—Al menos saluda antes de que nos robes la luz e internet —Alice me apunta desde el mostrador.

—Hago todos los días este ejercicio y siempre te quejas.

Sigo acomodando mis cosas sobre la mesa. Es temprano, no obstante la cafetería se ve bastante concurrida.

Realmente yo no quería levantarme tan temprano pero anoche no pude pegar un ojo luego de que llegué a casa del concierto. Sentía que tenía mucho que pensar aunque nunca averigüé que era.

—Y siempre te dire lo mal que eso está.

Alice se acerca a mi mesa con una taza de lo que estoy segura es una humeante taza de café. La deja sobre mi mesa.

—Estaré eternamente agradecida a ti —sobreactué un poco a lo que ella simplemente me golpea con un paño que trae en la mano—. Vamos, no sea así.

Alice se sienta enfrente de mi y yo acerco mi taza. De mi bolso sacó una lata de Coca-cola y al abrirla ambas escuchamos el típico tss.

Mi amiga me observa con claro disgusto porque sabe que haré. Tomo un sorbo del café y cuando este ha bajado, vierto una parte de mi bebida dentro del café.

—¿Qué haces aquí tan temprano? —hace una mueca de asco.

—No podía dormir, he estado pensando toda la noche qué podría escribir.

—Se nota que eres una chismosa empedernida.

Le sonrío. No me da vergüenza admitirlo, me gusta el drama ajeno.

Tomo un sorbo largo de la mezcla, era tan necesario que dejo salir una fuerte exclamación de gusto 

—¡Así menos podrás dormir! —se queja—. Te estas tomando una dosis doble de cafeína.

—Necesito la energía —comento—. Tengo que estar muy activa para poder escribir, no puedo permitirme ningún segundo de relajo, hasta que consiga esa publicación.

—Estás hecha un asco… —comenta.

Apenas si logré bañarme esta mañana. Rasco mi cabeza y acomodé mi cabello que desordenadamente está amarrado en un moño.

—Estas son mis mejores condiciones.

Alice arquea una ceja, extendiendo su mano toma alguna de las hojas que tengo tiradas.

—¿Y ya sabes sobre qué escribirás? 

Niego con la cabeza, al mismo tiempo que abro uno de los tantos correos de la revista.

—Pero tendrá que ser algo fabuloso, eso tenlo por seguro.

Alice tamborilea los dedos en la mesa, probablemente pensando igual que yo que podría hacer para impresionar a mi jefa y callar la boca de Isabella.

Mi amiga siempre tiene buenas ideas, así que la miro esperanzadora de que algo brillante se le ocurra. Si, Alice me ayudará a salir de este hoyo.

—No se me ocurre nada —sentencia.

Me desinflo como un globo.

—Tenía mis esperanzas en ti —le digo—. Tendré que buscar algo interesante para escribir.

—¡Vamos no te desanimes! —Alice estira su mano y toma la mía, luego de darme una sonrisa simpática mira sobre mi hombro y sus ojos se iluminan—. ¡Luca! ¡Mira quién vino a vernos!

Si estuviéramos enamoradosHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin