Séptimo año "Errores"

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Finales de Noviembre de 1996, Hogwarts.

Tom Riddle, perspectiva.

-¿Para que nos has citado aquí? -Draco había preguntado, un poco hastiado.

Severus suspiró.

-Su madre quiere verlos, a ambos.

Tom alzó su mirada enseguida, y observó a su profesor de pociones, esperando que la explicación se reflejara en sus orbes negros.

-Carajo... -escupió Draco -, Nuestra madre está furiosa. ¡Muchas gracias Tom, pedazo de mierda, me encanta saber que nuestra querida madre nos matará por tus estupideces!

Tom lo miró confundido.

-¿Y por qué crees que es solo por mi culpa? -el preguntó -, Si fuera ese el caso, no te citaría a ti.

Draco giró sus ojos.

-Soy su hijo favorito -dijo Draco con simpleza, Tom giró sus ojos -, Por supuesto que querrá verme, pero se que tú idiotez hará que me reprenda a mi también.

Tom no refutó.

-¿Cómo consiguió el permiso de Albus? -Tom cuestionó, y Severus se cruzó de brazos.

-No es necesario explicar que, últimamente, Albus ha actuado como si nosotros fuésemos a morir, y no el -siseó Snape -, Tómalo como un regalo del director.

Tom tensó su mandíbula.

-El aún no sabe que Amelia será quien lo mate.

Snape asintió.

-Pero sospecha, al menos, que Amelia lo intentará.

El desvió su mirada. Se sentía furioso, completamente colérico, lleno de una frustración que no se saciaba con nada.

Severus había sido quien decidió ser honesto con el, y confesarle lo que su madre había hecho, la decisión que había tomado, y lo que había causado aquello en sus planes. Al principio, Tom no lo creyó, algo en su cabeza le decía que Amelia jamás se prestaría para algo así, algo tan peligroso... pero se equivocaba.

Amelia siempre tenía el don de demostrarle las cosas de las que era capaz de hacer, esa mujer siempre se ponía nuevos retos, siempre estaba involucrada en el punto más caótico del desastre, y eso, con el tiempo le quedaba más claro a Tom.

El se sintió confundido al oír a Severus hablar, escuchar como era que Amelia había aceptado hacer un juramento inquebrantable con su madre, y jurar ser quien mataría a Dumbledore... Fue peor escucharla a ella misma aceptarlo, dirigirse solo a Draco, pero dejándole a Tom bastante claro que ella lo había decidido, y que si se atrevía a entrometerse, entonces ella misma le cortaría la garganta a el.

Después de eso, Amelia no dijo ni una sola palabra, negandose a seguir hablando con Draco, estar frente a Tom. Y eso le hacía sentirse al borde del colapso, porque sabía que le ocultaba algo, sabía que había algo más importante que Amelia encubría.

Tom muchas veces, después de saber lo expuesta que Amelia se encontraba en esos momentos, por parte de la orden del fénix, se cuestionaba sus decisiones, se preguntaba si realmente valía la pena seguir con esa farsa, si ocupar su papel de infiel y un hijo de puta lo llevaría a algo... ahora lo dudaba. Dudaba que el odio de Amelia la mantuviera a salvo, dudaba de que la profecía siguiera siendo un secreto por mucho tiempo, el tiempo suficiente para ser el quien muriera.

Dudaba de su escencia y lo que realmente era.

Era inevitable mirarse al espejo y no odiarse, no sentirse repudiado por la persona que lo miraba en el reflejo, de sentirse tan imbécil, tan desorientado.
Porque todo el plan que inicialmente había sido de Severus, ahora carecía de sentido alguno, no tenía lógica, no lo estaba llevando a ningún lado, solo al caos, al punto del huracán. Y lo peor era que, Amelia también estaba siendo orillada al desastre, al objetivo más catastrófico de la guerra, y nada, ni siquiera el plan de Severus, podía alejarla de eso, de lo que parecía ser imposible.

The kingdom of nothing. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora