Capítulo II

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Siete horas después Max paseaba por la sala de espera del hospital, tomando un café templado en una taza de poliuretano mientras miraba el reloj de la pared. Eran más de las seis, pero Sergio seguía en el quirófano.

¿Qué estaba haciendo él en el hospital? No tenía respuesta para esa pregunta, aunque cumplir con su deber era una de sus prioridades en la vida.

Dado que Sergio decía estar embarazado de Charles, sentía la obligación de estar allí. Por supuesto eso no explicaba por que en cuanto los paramedicos habían metido la camilla en el ascensor él le había pedido a Kelly que cancelase todas sus reuniones para ese día.

Y luego había subido a su Lamborghini para llegar al hospital en un tiempo récord, durante todo el camino recordando la expresión dolorida de Sergio y esa maldita vulnerabilidad...

Necesitaba a alguien y él era el único que estaba disponible, pensó, tirando el vaso a un cubo de basura. De haber sabido que la cesárea duraría tanto se habría quedado en la oficina o abría llevado su ordenador con él.

El deber, pensó de nuevo. Como vicepresidente de la empresa HV enterprises, y pronto presidente, tenía toneladas de trabajo esperándolo.
-¿Señor Verstappen?

Max se giro al escuchar la voz de la enfermera. La mujer estaba en la puerta con una sonrisa en los labios, de modo que debía de ser una buena señal. Y ni se había dado cuenta de que estaba conteniendo el aliento hasta que dijo:

- Es una niña.
Otra Verstappen. ¿Sería de verdad parte de la familia?
-¿ y todo ha ido...bien?
-Bien, si. La niña esta perfectamente sana y ha pesado unos respetables tres kilos cien gramos.
Max se aclaro la garganta.
-¿y Sergio?

-Esta bien teniendo en cuenta de que acaba de tener un bebé, claro. Ha sido una cesárea un tanto complicada que los cirujanos se preocuparon por un momento en que la bebé tuviera que entrar a terapía, pero al final todo ha ido bien.

Como no sabía que decir, algo que no le ocurría a menudo, Max asintió con la cabeza antes de tomar su chaqueta del respaldo de una silla. Si se daba prisa aún podría encontrar en el despacho a alguno de sus ejecutivos y tal vez poder seguir con los planes de trabajo expansión de la empresa. Pero cuando empezaba a ponerse la chaqueta cambio de opinión. Marcharse le parecía...Mal.

-¡Perdone!- llamo a la enfermera-Sé que es muy tarde, pero ¿sería posible que viera... a la niña?

Eso era todo lo que quería, ver a aquella niña ser el legado de su hermano y la única heredera de los Verstappen, ya que Max no tenía la menor intención de arriesgarse otra vez. Para él, el matrimonio y la paternidad eran dos capítulos cerrados.
-Creo que se puede arreglar- sonrió la enfermera antes de alejarse por el pasillo.

Desgraciadamente ver a la bebé no era tan sencillo como asomarse a la ventana del nido para poder saciar su curiosidad mientras mantenía las distancias. La recién nacida estaba con su padre, le dijo la enfermera cuando unos minutos después lo llevó hasta la habitación de Sergio.

-No se quede mucho rato- Le aconsejó-El reciente papi necesita descansar.
Max levantó la mano para llamar a la puerta, pero cuando lo estaba haciendo, se preguntaba que iba a decir. En una reunión de trabajo se encontraba en su elemento, pero nunca se le había dado bien hablar con extraños. Esa había sido la habilidad de Charles.

Después de llamar espero a que Sergio le diera permiso para entrar, pero en lugar de eso un hombre con aspecto cansado le abrió la puerta.
-Tome un puro-Le dijó, poniendo un habano en su mano.

Debía de tener como veintiocho años y su traje estaba arrugado , de modo que debía de llevar en el hospital algún tiempo. Aunque Sergio había dicho "No tener a nadie"

Bebé por sorpresaWhere stories live. Discover now