Capítulo IX

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Sergio estaba haciendo recados el lunes por la mañana cuando empezaron a caer la primeras gotas. Pero mientras corría hacia el coche, empujando la carriola de Emmily, la primera pagina de un periódico llamo su atención. Era una fotografía en blanco y negro de Max, Emmily y él frente al edificio del ático...

Él estaba tocando la cara de Max, las cejas tan parecidas a las de su hija, recordaba ahora, aunque la fotografía hacia que pareciera un gesto mas intimo. El titular decía.

¿Otro heredero cuestionable para los Verstappen? Esta vez el vicepresidente de HV Enterprises S.A no parece dispuesto a reclamarla como suya.

Y su miedo aumento al leer la primera parte del articulo. No solo cuestionaba la paternidad de Emmily y hacia insinuaciones sobre la personalidad del padre que vivía ahora en el ático de Max Verstappen, sino que recordaba los horribles detalles del divorcio de Max y la dolorosa revelación de que Nyck no era su hijo. Sergio podía imaginar la reacción de Max al saber que su vida privada volvía ser objetos de escandalo.

Después de pagar por el periódico lo guardo en la pañalera y miro al rededor, buscando su coche. Tenia que hablar con Max, ofrecerle algo de consuelo.
Decidido, coloco a Emily en su sillita de seguridad y se sentó frente al volante... pero el coche no arrancaba.

–¡No, hoy no!– Exclamó, golpeando el volante con la mano.
Max estaría en su oficina pensó tenia que encontrar un teléfono y llamarlo de inmediato. Desgraciadamente, no tenia un celular aun, pero lo tendría antes de que acabara el día, decidió. Recordaba haber pasado frente a una cabina telefónica un par de manzanas atrás ...
Sergio salio del coche, volvió a meter a Emmily en su cochecito , después de tapar a la niña con una manta, empezó a correr calle abajo.

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Max estaba de mal humor cuando salió del ascensor. Normalmente llegaba a la oficina a las siete y media, pero había tenido un desayuno de trabajo, seguido de una Reunión con el banco, y luego se había encontrado en medio de un atasco. Eran casi las diez de la mañana y en menos de quince minutos tenía una conferencia trasatlántica y una reunion con varios de sus jefes de departamento sobre el proyecto de expansión a Londres.

Kelly iba detrás de él, diciéndole quien le había llamado mientras se quitaba la chaqueta mojada. Estaba lloviendo y había empezado a tronar. Todo lo que decían de los lunes era verdad, decidió.
Y eso fue antes de ver el diario sensacionalista que su secretaria había dejado sobre los periódicos que leía cada día.

–Lo siento, señor Vertsappen, pero imagine que querría verlo–Se disculpó Kelly cuando Max soltó una palabrota.
No quería verlo, pero había leído el titular de todas formas.
–¡Ponme con mi abogado!
La joven asintió con la cabeza, pero se quedo en la puerta
–¿Hay algo mas?
–El joven Pérez ha llamado por teléfono dos veces en la ultima hora. Imagino que él también ha visto el periódico.

Max cerro los ojos mientras dejaba escapar un largo suspiro. Y pensar que había creído que todo aquello había terminado ya...
Pero ahora no solo hablaban de su pasado, sino que arrastraban a Sergio y a Emmily al barro. Y allí iban a rodar cabezas.

–Llámalo por teléfono, haz el favor
–Es que no ha dejado ningún número.
–¿No estaba en la casa?
–No, llamaba desde una cabina–Contestó Kelly–No es que sea asunto mio, señor Verstappen, ¿Pero no cree que el joven Pérez podría ser la fuente?
Max la miro perplejo.

–¿Qué podría ganar Sergio convirtiéndose en el centro de un escandalo?
–No lo sé. Algunas personas disfrutan con ese tipo de notoriedad. El joven Pérez apareció aquí estando de parto, entro en la sala de juntas cuando estaba usted en medio de una reunión...–Kelly tosió delicadamente–Y ese tipo de historias se pagan bien.
–¿Crees que Sergio le vendió la historia a L'Observateur de Mónaco por dinero?
–Espero que no por que usted ya ha sufrido suficiente. Y si puedo ayudarle en algo, dígamelo. Pero me ha parecido que debía comentárselo, ya que muchas cosas de las que han publicado son... información privada ¿Quién mas podría saber que lo había dejado vivir en su ático aunque usted sospechaba que el hijo no era suyo?

Bebé por sorpresaWhere stories live. Discover now