Extra

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Sergio tomo a Emmily de la carriola, su vuelo había sido anunciado y tenía que hacer fila para abordarlo.
Emmily se removio inquieta, el bullicio de personas la hacían ponerse de malas, pero sentir el suave arrullo de su papá la tranquilizo.

Tenían que llegar a Londres, Max se había adelantado, pues la situación en la empresa no podía esperar más, y después de que se asegurara de que habían terminado de pintar la casa compro el primer vuelo que había encontrado a Londres.

Sus ahora suegros, estaban encantados con la reciente noticia, no podían pedir nada más perfecto para su hijo, pues sabian que Sergio tenía justo lo que Max necesitaba para poder sanar y seguir con su vida.

Max no sabía que estaba en camino a Londres y le hacía ilusión poder sorprenderlo, además de que navidad estaba a solo unos días, le hubiera encantado que la primera navidad de Emmily fuera al lado de sus abuelos y de Max, pero Max le había informado que no estaba seguro de si podría llegar a tiempo para las fiestas.

Aunque la situación en la empresa solo le llevaría un mes y y medio para resolverlo todo y no tres como había creido, le heria estar lejos de su pequeña y ahora nueva familia. Y aunque Max hubiera querido tener a Sergio y a Emmily cerca, sabia que la primer navidad junto a sus abuelos sería más especial para sus padres.

-Traquila mi amor, pronto te dare de comer-Emilly se removia inquieta en los brazos de su padre, su hora de comida se estaba retrasando, pues SErgio quería esperar hasta después del despegue para alimentarla y que durmiera la mayor parte del vuelo.

No eran tantas horas de vuelo desde el aeropuerto de Niza a Londres, pero su pequeño bultito de amor parecía inquietarse cada vez más.

Una vez en su asiento, se acomodo a Emmily y subio su playera, la pequeña al ver que por fin sería alimentada pego sus pequeños labios al pecho de su papá, Sergio sonrió, y acaricio sus suaves y sonrojadas mejillas.

Tenues pecas se esparcian por sus mejillas y sus ojos grandes ya tenían el color de los bonitos ojos de Charles, rió al darse cuenta que cada vez más parecía una Verstappen que una Pérez.

Después de media hora, al fin se había quedado dormida en su pecho, saco su teléfono y repaso la dirección que Max le había proporcionado, estaba tan emocionado, quería ver su expresión y necesitaba sentirse envuelto por el reconfortante calor de Max.

Cerró sus ojos y trato de descansar lo más que pudiera, sería un viaje corto, pero agotador.

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Suspiró agotado, estaba harto de aquella situación, por más que se había esforzado no podría llegar a Mónaco para las fiestas, hubiera deseado, estar al lado de sus padres, de Sergio y Emmily.

Hubiera querido consentir a Emmily en su primera navidad, pero estaba tan lejos.
Deseaba poder tenerla en sus brazos y respirar su tierno aroma a bebé y leche.

Quería abrazar a Sergio y deshacerse en sus labios, observo el calendario sobre su escritorio, faltaban dos días para navidad y su corazón se oprimió, en verdad necesitaba a Sergio a su lado.

Abrió con tristeza el cajón de su escritorio y saco la pequeña caja de terciopelo negra, la abrió y observo con urgencia el delicado anillo que se encontraba en su interior.

Si tan solo sus planes hubieran salido como lo había planeado, le podría haber propuesto matrimonio a Sergio como el se lo merecía. Necesitaba que aquel anillo adornara su dedo y saber que más pronto que tarde, él sería su esposo.

Había planeado todo, le habría pedido matrimonio frente al enorme árbol de navidad que sus padres siempre se encargababan de colocar en la estancia de su casa.

Bebé por sorpresaWhere stories live. Discover now