Capítulo 27. Mónica

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No sé el tiempo que llevo llorando, me duele la cabeza, los ojos me pesan, los cierro, pero la imagen de Juanjo, cuando me tiró el agua por encima, se repite y otra vez. Esa primera vez que lo vi, me pareció el chico más guapo, que había visto en mi vida.

Noto como la cama se hunde por una parte, sonrío.

-Juanjo... -pero en realidad es Marta, no habla, se echa a mi lado y me abraza -no pude despedirme de él, se fue.

Silvia a su vez, se echa por la otra parte y me coge de las manos, otra que tampoco habla. Me besa en la cabeza.

-Habéis hecho voto de silencio? De castidad, sé que no -me río, pero sigo con los ojos cerrados -gracias por estar aquí. Os adoro.

-Al abordaje!! -escuchamos gritar desde fuera, nos reímos porque reconocimos la voz de Nico -donde están las bellas damas? Traigo comida, dulces y refrescos!! Alcohol para los no embarazados!!

Como adolescentes, nos levantamos y salimos corriendo al salón, plantado al lado del sofá, con bolsas del supermercado.

-Estabas con los chicos... -le pregunto intrigada -que haces aquí?

-Fui para ver como estaba Juanjo -dice sin más, yo le miro esperando una respuesta más concreta -pero mi lugar es al lado de mi desconocida favorita.

-Nico -no me mira, se levanta y va a la cocina a por hielos -Nico -vuelvo a llamarle, pero me sigue ignorando, voy a la cocina, le corto el paso -por favor...

-Que quieres que te diga, que está jodido, pues sí, lo está. Quieres que te diga, que ahora mismo está pegado a una botella de whisky, pues si, lo está. Quieres que te diga, que es el hombre más echo mierda que he visto, pues si, lo es -mis lágrimas se me escapan -sigo? -niego con la cabeza, él sale para el salón con la cubitera.

Voy detrás de él, el barco es pequeño, pero mis pies van despacio, como si no quisiera, caminar. Me quedo mirando a mis amigos, se están sirviendo la bebida, Marta levanta mi vaso de refresco, para que me acerque.

Me siento junto a ellos, me quedo pensando. Viendo como hablan, pero sin escuchar. Nico intenta evitar mi mirada.

-Nico, mírame -no me hace caso y eso hace que Silvia y Marta se callen de golpe -Nico! Que me mires, joder! -baja la mirada, me pongo delante de él y con mi mano le levanto la cabeza, tiene los ojos cristalinos -llévame con él, por favor -niega, niega insistentemente -Nico por favor, déjame verlo por última vez.

Se levanta y sale de la estancia, oigo sus pasos por cubierta, luego voces. Salgo corriendo, para poder saber con quien habla.

-Mónica aléjate, estoy hablando con un paciente, es privado -veo en su mirada que me miente.

-Eres un mal mentiroso, hablas con Fernando -intento cogerle el teléfono, pero es más alto que yo y eso, no beneficia -Fernando, por favor, llévame con Juanjo, por favor -ante la impotencia de que me hagan caso, caigo al suelo llorando, cansada, agotada, mis brazos se apoyan en el sofá y mi cabeza descansa encima -necesito despedirme, necesito que sepa que le quiero, necesito un abrazo de esos que te dan energía, le necesito -sigo llorando y gritando, Nico sigue al teléfono, pero no habla -no voy a poder sobrevivir un año, no voy a poder...

Dejo de hablar y llorar, es inútil quejarse, me doy por vencida. Mi corazón ya se rompió y no me dejan curarlo por última vez. Me toco la barriga, ojalá llevara un hijo de mi amor, pero si no, lo mejor es que deje de existir. Todos estaban bien, hasta que yo aparecí. Ese video...es el problema de todo. Yo metí a Carlos en nuestras vidas, yo tengo que sacarlo.

Me levanto, cruzo el salón y entro en la habitación. Me doy una ducha, que rico huele mi jabón de lavanda. Lo que le gustaba a Juanjo, oler mi cuerpo. Levanto la cabeza, para que el agua caiga en mi cara. Me aclaro el cuerpo, sonrío al pensar que es la primera vez, que uso esta ducha sola.

Simplemente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora