Capítulo 47. Marge

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-Donde están? Donde carajo está mi marido y tu maldita mujer, Carlos? Un mes desaparecidos, como puede ser -le grito mientras doy vueltas por la habitación de este hotel de mala muerte.

-No sé Marge, mis hombres no los encuentran y yo, no puedo ir a preguntar a nadie, estoy en busca y captura, joder -me contesta pegando un golpe a la pared, dejando una pequeña marca -seguro que Petrov los tiene escondidos.

Miro a Carlos, sus celos nos tienen así, que habrá pasado para que se enfadara tanto y estampara su coche contra el de Mónica. Él adora a esa mujer, me lo repitió miles de veces, que no la tocara.

Le veo coger una copa de whisky y sentarse en el sofá. Me acerco y me siento a su lado, me apoyo en el respaldo y con mi mano le acaricio una mejilla, lo bueno de todo, es que se deja hacer.

-Puedo saber, que pasó para que actuaras de esa manera contra ella? -le pregunto cuando le noto más calmado, bebe de un trago el licor, aprieta la mandíbula, le conozco bien, para saber que el sexo es su mejor manera de desestresarse. Pongo mi mano en su muslo y despacio subo hasta llegar a su entrepierna -sabes que a mí, me lo puedes contar cariño.

Le acaricio por encima del pantalón, noto que se pone duro como una piedra, me mira de arriba abajo, sonríe al ver mi corta falda. Se levanta rápido, me coge del brazo y me tira hacia la mesa, mi cara pegada al cristal de ésta, sé lo que va a ocurrir y me estoy excitando solo de pensarlo.

Me dice que me abra de piernas, mete la mano por debajo de la falda, en busca de la ropa interior, la cual no encuentra porque ni me la he puesto.

-Mi pequeña zorra viene preparada -asiento sonriendo -sabes que te voy a follar y quiero, que cuando te corras, grites mi nombre -me dice al oído -me entendiste? -asiento, más que preparada para recibirle.

No es nada sutíl, puso su miembro en la entrada prohibida de muchas, y de una sacudida entró sin pedir permiso, como si fuera su casa. Al principio dolió, pero sabe como aplacar con caricias. Una vez dentro de mí, sus movimientos son lentos, dejando que disfrute del momento. Me coge del pelo y tira de él, me gusta, me excita doblemente y lo sabe.

Estoy a punto de correrme, pero entre la excitación, el placer del momento, no pienso lo que digo.

-Juanjo...Juanjo -acto seguido me tapo la boca, sé que metí la pata, Carlos quería escuchar su nombre. Sale de mí con rudeza, me la una nalgada en el culo, que resquema -lo siento, lo siento.

Lo siguiente que veo, es su mano en mi cara, haciendo que pierda el equilibrio y caiga al suelo. Nunca le ví en ese estado. Me levanto como puedo y quiero enfrentarle.

-Eres un puto degenerado, te dije que lo sentía -le grito en la cara -a que vino ese golpe imbécil -le digo dándole con la mano en su hombro.

Será mejor que me valla, no me fio de él en estos momentos. Recojo mis cosas y voy hasta la puerta, antes de que pueda abrirla, su cuerpo me empotra contra la madera.

Es un buen jugador, sabe que me gustan los juegos violentos, pero lo de antes...mete una mano por debajo de la falda, introduce sus dedos en mi vagina todavía mojada por él.

-Quieres saber porque estoy enfadado? -asiento, mientras sus dedos me vuelven a excitar -el día del accidente, entré en su habitación por el pasadizo secreto, se estaba duchando -habla despacio, mi excitación va en aumento -me quedé a mirarla, porque esos cristales me dejaban verla desnuda, como se frotaba el cuerpo con la esponja -me respira al oido, tiro la cabeza hacia atrás, para comerle la boca -en un momento de su ducha, empezó a masturbarse, tengo que decir, que verla en esa tesitura me encantaba, yo mismo me la hubiera machacado, si tuviera tiempo -sus dedos van en aumento, no voy a aguantar mucho más sin gritar un jodido orgasmo -y sabes que pasó? -niego con la cabeza -que la puta de mi mujer, cuando se estaba corriendo...gritó el nombre de tu marido -y como si me lo estuviera pidiendo, grité su nombre sin importarme que me escucharan.

Mis piernas me fallan, pero Carlos me coge en brazos y me lleva a la cama y como hizo muchas veces, me volvió a follar durante horas.

A la mañana siguiente, mientras desayunábamos, me pidió perdón por el golpe, era otra persona, nada que ver con la bestia de anoche.

-Necesitamos encontrarlos Carlos -asiente la cabeza -si ellos se pudieron esconder, te la puedes llevar y hacer lo mismo. La necesito lejos para mis fines cariño -me mira sin entender.

-Sabes que nunca van a ser nuestros, verdad? -asiento -si no es para mí, no lo será para nadie.

Se levanta y va hacia la ventana, le sigo y me apoyo en su espalda.

-En que quieres que te ayude, mi amor? Sabes que me tienes para lo que necesites -con mis brazos le rodeo desde la espalda -formamos un buen equipo, además -le giro y le pongo una mano en mi vientre -tenemos a nuestro pequeño en camino.

Se arrodilla frente a mí y besa mi vientre tímidamente abultado, juego con su pelo.

-Marge, tienen que morir los dos -asiento -hay que planificarlo bien, no hagas nada que lo estropee, de acuerdo?

-De acuerdo -le beso cuando se levanta -mañana vuelvo a verte.

Salgo por la puerta que me iba a ir anoche, acelero mi paso y me siento frente al volante. Me toco la mejilla donde me pegó el golpe.

-Donde coño me he metido... -me digo a mí misma -solo quiero el dinero del subnormal de mi marido, pero liarme con éste personaje, en que estaba pensando -pongo el coche en marcha -lo que sí es verdad, que el sexo con él es increíble. Me recuerda tanto a Juanjo...

Simplemente túWhere stories live. Discover now