50. Felices para siempre

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Landon Downey:

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Landon Downey:

La sala de espera del ginecólogo resuena con un susurro de revistas, el zumbido de las conversaciones en voz baja y la melódica música que fluía suavemente desde los altavoces empotrados en las paredes. El nerviosismo y la emoción eran palpables en el aire, y yo no puedo dejar de sentir mariposas revoloteando en mi estómago, mis manos están sudando al mismo nivel como cuando me casé con Adrienne. Estamos a punto de recibir noticias que cambiarían nuestras vidas para siempre.

Mi esposa, mi tigresa, está sentada a mi lado, radiante como siempre. Su cabello cae en suaves ondas alrededor de su rostro y sus ojos brillan con una mezcla de emoción y anticipación. Ella siempre ha sido hermosa y lo será pero esta etapa del embarazo me ha tenido embobado pegado a ella como niño pequeño más de lo normal. Le tomo la mano y le dedico una sonrisa tranquilizadora, ya que ella también luce nerviosa aunque en realidad, soy yo quien necesita más consuelo en este momento.

Después de un breve tiempo que pareció una eternidad, la asistente del doctor llama a Adrienne con el mejor apellido del mundo, ósea Downey, para después entrar a la consulta. La habitación está impregnada con un olor clínico, pero también tiene un toque de calidez que solo la esperanza puede proporcionar. Adrienne se acerca a la pequeña camilla para después subirse la blusa hasta la altura de su vientre, yo tomo asiento a su lado, sin soltar su mano ni por un segundo, quiero que en cada momento se sienta segura, protegida y amada, que sepa que jamás la dejaré y que en cada parte de este proceso estaré a su lado, no me atrevería nunca a defraudarla ni a nuestro futuro pequeño o pequeña.

El ginecólogo, el Dr. Colin, nos recibe con una sonrisa amable. Después de intercambiar algunas palabras de cortesía, comienza con la ecografía. En la pantalla, ahora mismo estamos observando la pequeña vida que crece dentro de Adrienne, no soy consciente de que estoy llorando hasta que Adrienne seca con sus pulgares mis lágrimas, simplemente creo que este y el momento en el que Adrienne me dio el sí frente al altar, han sido los mejores de mi vida. Ese latido del corazón que resuena en la habitación es como una melodía celestial, por ese latido daría absolutamente todo, ese latido simboliza la más pura unión que pueden tener dos personas y el amor que nos tenemos Adrienne y yo.

—Todo parece estar yendo muy bien— dice el doctor, deslizando el transductor sobre el vientre de Adrienne. —Y ahora, lo que todos han estado esperando...

Mi corazón late con fuerza mientras el doctor continúa con su revisión. ¿Por qué se queda en silencio? ¿Todo está bien? ¿Por qué tanto misterio, si es MI bebé? Pero luego de lo que parecen más de cinco horas como un regalo del destino, revela la noticia que cambiará nuestras vidas.

—Felicidades — dice con una sonrisa —esperan gemelos...

La habitación se queda en silencio por unos segundos, hasta que escuchó un sollozo de felicidad por parte de mi esposa, la habitación se encuentra llena de una oleada de emociones abrumadoras. Adrienne suelta un suspiro de asombro y felicidad, y yo apenas puedo contener la emoción que amenaza con desbordarse. Gemelos. Dos pequeñas vidas que crecerán bajo el amor y cuidado de Adrienne y mío, dos personitas que sin duda alguna llenarán de más color y risas nuestras vidas, dos personas por las que daré todo y amaré con locura tal y como lo hago con su madre.

—¡Son dos bebés cariño! —grita Adrienne con felicidad, mientras que reparto muchos besos por su rostro y la abrazo.

—Gracias por cada día hacerme el hombre más feliz del mundo tigresa mía —digo con algunas lágrimas de felicidad, sintiéndome cada día más agradecido con la vida.

El doctor me pasa una pequeña toalla para retirar el gel conductor a Adrienne, con suavidad lo retiro de su vientre para después bajar mi boca hasta esa zona y tener una charla con mis herederos.

—Hola pequeños míos, soy su padre y quiero que sepan que desde que supe de su existencia ya los amo con locura al igual que a su madre, pero que sepan que su madre sigue siendo mía eh... —digo con una sonrisa hasta que recibo un pequeño golpe en mi cabeza.

—Oye no le digas eso a mis bebés...

—Pero solo digo la verdad tigresa, además esta es una seria conversación entre padre e hijos —le digo robándole un fugaz beso mientras que ella ríe al ver mi actitud.

—Bueno lo que quiero que sepan es que los protegeré con mi vida y me encargaré de que vivan una vida con plenitud siendo los más felices y amados, que nunca les faltará absolutamente nada, esta es una promesa Downey y estas promesas siempre se cumplen mis pequeños —dejando un beso sobre su vientre, le bajo la blusa y le ayudo a bajarse de la pequeña camilla en la cual estaba.

El doctor nos muestra las imágenes de nuestros pequeños, señalando sus diminutas formas en la ecografía. Mientras observo sus pequeñas manitas y piecitos, no puedo evitar maravillarme ante el milagro de la vida.

Después de la consulta, salimos de la oficina del ginecólogo, flotando en una nube de dicha. Adrienne y yo caminando de la mano, compartiendo risas y sueños sobre el futuro que nos espera, sin duda alguna el mejor de todos. Habíamos enfrentado desafíos juntos, pero este era un nuevo capítulo en nuestra historia de amor que me emociona bastante.

La noticia de que íbamos a ser padres de gemelos creó una conexión aún más profunda entre nosotros. Había algo mágico en la idea de ver crecer a dos pequeñas versiones de nosotros mismos, y sé que cada día sería una nueva aventura, solo espero que tengan una pequeña compasión con su padre y no sean traviesos como lo fui yo en mi infancia, aunque eso ya lo sabré conforme vayan pasando los años, espero que saquen ese lado bondadoso y amoroso de su madre y que se parezcan a ella, con esos ojos que me vuelven loco. Aunque Adrienne dice que está muy segura y que su instinto maternal le dice que se van a aparecer a mí...

Lo que no sé es qué pasaría si hubieran sido gemelas, sin duda alguna me hubiera vuelto loco, dos pequeñas parecidas a Adrienne me tendrían a sus pies completamente embobado pero de tan solo imaginarme detrás de ellas protegiéndolas de los chicos malos, me duele la cabeza. Así que mejor no pensaré en eso por el momento...

Nos dirigimos a casa con corazones rebosantes de gratitud y amor. La vida ha sido generosa con nosotros, y estamos listos para abrazar cada momento de esta dulce espera. La casa pronto resonará con risas de niños, y nuestro amor se multiplicaría, al igual que nuestras bendiciones.

Y así con la promesa de nuevos comienzos y el regalo de la paternidad, Adrienne y yo nos embarcamos en el emocionante viaje de construir una familia juntos, esa familia que tanto soñamos. La vida, llena de sorpresas y alegrías, nos espera con los brazos abiertos.

"No conocemos a personas por accidente. A veces están destinadas a cruzarse en nuestro camino por una señal" 

FIN

Una señal del DestinoDär berättelser lever. Upptäck nu