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Suguru sentía que tenía que madrugar o de lo contrario perdería su vuelo que tenía como destino Sudamérica, exactamente Bogotá, donde después de descansar iniciaría su viaje hacia la costa caribe colombiana, sentía una gran fascinación por esta región de Colombia, así que a primera hora de la mañana quiso esperar en el aeropuerto una decisión un tanto precipitada ya que su vuelo era a las 14:00 y llevaba allí desde las 7:00..
«Prefiero estar aquí que sólo en el apartamento» pensó, pero después de media hora sentado solo se aburrió y caminó por todos lados «Mejor hubiera esperado hasta las doce y media»
El aeropuerto estaba “plagado” de gente, algunos discutiendo y otros simplemente riendo a carcajadas, Suguru estaba un poco molesto ya que le irritaba este tipo de comportamiento, ya que casi nunca acostumbraba a socializar, solo lo hacía por cuestiones de trabajo porque según dicen por ahí “plata es plata” además, es diseñador de modas y tiene que andar sonriendo para caer bien dentro de la industria.
Estaba comenzando a considerar esperar en el apartamento solitario como siempre lo ha sido, volvió a su puesto tras caminar por varios minutos casi todo el lugar, revisaba su celular intentando distraerse buscando los complejos turísticos de la región caribe, estaba demasiado aburrido solo quería abordar ya, vio uno que otro video hasta que pasó uno que le dio pena ajena, rodó sus ojos y miró hacia al frente, para así “olvidarlo”.
Su mirada se alzó lentamente mirando hacia un punto fijo, parecía que sus ojos habían sido direccionados a ver hacia allí, toda su cara se relajó y al cabo de unos segundos su corazón dio un vuelco, como si una descarga eléctrica de emociones le sorprendiera en su pequeña nube de aburrimiento, algo que nunca le había ocurrido, al menos no en su relación anterior.
Lo que había desencadenado esto era un chico de cabello blanco con unos preciosos ojos azul celeste que apenas eran visibles a través de sus gafas oscuras, pero Suguru consiguió verlos y maravillarse igualmente. El chico estaba de perfil hablándole por el móvil, Suguru estaba tan emocionado que miró hacia los lados, tratando de creer lo que veían sus ojos, y cuando volteó a su izquierda había una señora mirándolo inquisitivamente, él sólo suspiró y volteó a buscar al chico, pero ya se había ido.
Todavía no daba por sentado lo que sus ojos vieron, parecía tan irreal y real al mismo tiempo, sentía como si su corazón quisiera irse con el chico.
Era tan hermoso lo que sentía, pero al mismo tiempo le dolía. Había pasado por una decepción amorosa, tenía miedo de volver a sentir lo mismo, pero de todas maneras, él pensaba que no iba a tener ninguna oportunidad.
La vida era un poco dura para él, sintió un gran vacío en su corazón, más grande que cualquier cosa, pero no tan grande como las ganas de llorar que sentía, se había acostumbrado a ser tan infeliz, tan solitario, y ahora sin saber si el chico era real o una fantasía que su mente había inventado para ser más feliz.
