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Después de esa noche, Satoru, completamente agotado por el amor y la pasión que compartieron, se quedó profundamente dormido. La luna llena derramaba su luz a través de la ventana, creando una atmósfera tranquila en la habitación, los dos cuerpos entrelazados, cálidos y satisfechos, reposaban en la cama.

Suguru, sin embargo, había estado luchando con sus propios demonios internos, sus miedos y dudas, miró a Satoru con ternura mientras dormía, sintiendo una mezcla de amor y dolor en su corazón. Sabía que lo que estaba a punto de hacer sería doloroso para ambos, pero creía que era lo mejor.

Con lágrimas en los ojos, se deslizó suavemente de la cama, poniéndose la ropa a la luz tenue de la luna. Tomó una última mirada a Satoru, suspirando con tristeza, agarró la pequeña mochila que tenía y su celular. Luego, con pasos silenciosos, abandonó la habitación, cerrando la puerta detrás de él.

«Lo siento, Satoru» 

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A la mañana siguiente Satoru se despertó sintiéndose un poco desorientado. La luz de la mañana se filtraba por las cortinas de la habitación, y al extender la mano, notó que el lado de la cama donde Suguru debía estar, estaba vacío y frío. Se sentó en la cama y se frotó los ojos, tratando de despertarse por completo.

— Estoy feliz — sonrió, luego se colocó sus pantalones y se dirigió a la puerta — Suguru ¿Dónde estás? 

No hubo respuesta, salió por completo y fue a la pequeña cocina, no estaba, volvió de nuevo a la habitación y empezó a mirar alrededor notando así, que las cosas de Suguru ya no estaban, su celular y una pequeña mochila habían desaparecido. Comenzó a sentir un nudo en el estómago mientras una sensación de preocupación lo invadía.

— ¿Suguru se fue? — mordió su labio y se sentó en la cama — ¿Sin decir una palabra? 

Buscó su teléfono celular para verificar si había algún mensaje o llamada de él.

— Seguro me escribió para decirme que se iba — sonrió, pero su teléfono estaba tan silencioso como la habitación vacía, se sintió confundido y herido. 

«¿Me abandonó?» 

No entendía por qué Suguru se había ido sin decir nada, habían compartido la noche anterior, e incluso se habían declarado, pero no esperaba que Suguru simplemente desapareciera sin una explicación.

— Debo buscarlo... — Se vistió rápidamente y salió de su apartamento, dirigiéndose al de Suguru. 

Minutos más tarde se encontraba frente a la puerta, golpeó varias veces, pero no hubo respuesta. 

— ¿Suguru estás ahí? si hice algo que no debía hacer, solo dímelo, lo resolveremos juntos... lo prometo... — No hubo ni un tipo de respuesta y comenzó a preocuparse aún más — Lo siento, hablemos ¿Quieres? — suspiró — entiendo,  no quieres hablar, después vuelvo ¿de acuerdo?

Con las lágrimas a punto de salir, se fue del lugar sintiéndose vacío, y volvió a su apartamento.

— ¿Dónde estás Suguru?... — se sentó en el sofá. Tomó su celular y llamó a Shoko para ver si ella sabía algo. 

— ¡Hola Satoru! ¿cómo estás? ¿Cómo vas? ¿Y Suguru? 

Entendió que ella no sabía nada por lo que la incertidumbre lo empezó a consumir.

«¿Dónde demonios estás Suguru?», pensó y tenso su mandíbula.

— ¿Satoru? ¿Eres tú? — habló de nuevo tras el largo silencio — ¡Hola!

Reunion Of Hearts || SatoSuguWhere stories live. Discover now