Regalo.

171 24 2
                                    

Sinopsis del capítulo: Toya se da cuenta de que Keigo está triste, así que trata de ponerlo feliz.

REGALO

— ¿Qué pasa?

Keigo no contesta, solo se apoya más en Toya.

Sentados en una banca del parque donde ya es rutina se vean los fines de semana, luego de pasar la mayor parte jugando y haber comido un helado, es cuando el Todoroki piensa en como el día de hoy su amigo llegó más cabizbajo. Keigo de verdad lo intentó, pero es sencillo para Toya percatarse que algo está mal (él es demasiado observador con lo que le gusta, incluso a un punto en que los demás podrían llamar espeluznante—de todos modos ni siquiera debería tomar en cuenta las opiniones de sus aburridos compañeros de clase—).

Intenta no presionar, pero Keigo con el pasar de los minutos se distrae y su rostro se vuelve más inexpresivo, y él detesta eso. No ser el sol de Keigo le hace doler el estómago, quiere su atención y a su vez anhela que con su presencia el Takami también sea feliz (¡Toya es suficiente!, ¿lo es, verdad?). Pero ahora solo obtiene monosílabos y una mirada perdida. Así que no tuvo más opción que preguntar.

Sin ningún resultado favorable, Toya respira hondo y besa en la mejilla a Keigo, sonríe satisfecho cuando el rubio parpadea varias veces, y probablemente de modo inconsciente, abraza a Toya y por fin esos ojos dorados le observan.

—Si hay algo malo, puedo arreglarlo.

Toya irradia felicidad cuando el Takami lo acepta.

—Mi peluche favorito se rompió. Mamá me lo dio hace algunos meses y no quería ponerla triste, así que no le he dicho nada. Pero de verdad, ese peluche es especial para mí.

Él derrama la verdad con su típica expresión que no revela nada, pero Toya reconoce la tristeza sutil en la voz y aroma de Keigo, la cataloga de sutil porque para extrañeza de él, el rubio constantemente es más considerado con los demás que consigo mismo. Lo que significa que evita dejar a la luz su propia incomodidad, molestia y dolor. El Todoroki no le reprocha eso, más bien lo comprende. A Toya tampoco le agrada ser vulnerable... Pero en estos meses de estar al lado del Takami, ha descubierto que adora cuando Keigo le quiere complacer, y que a su vez, él quiere corresponder esa amabilidad.

—Ya veo. ¿Cómo es el peluche?

Cuando llega a su casa, aún se siente como una gran coincidencia que Keigo tenga como héroe favorito a Endeavor, no porque Toya crea que su padre no es un gran héroe, sino porque la mayoría de los niños prefieren a All Might. Su madre suele decir que si Enji sonriera, quizá él parecería más accesible, pero Toya recuerda comentarle que eso haría llorar a los pobres bebés; aún está orgulloso de haber hecho reír a Rei.

Entonces, la gente común solucionaría el problema de Keigo pidiendo mercancía de Endeavor, sacando provecho de ser su hijo. Pero Toya es distinto al resto, además quiere que cuando Takami abrace a ese peluche, piense más en él que en Endeavor.

Así es como termina pidiendo la ayuda de su mamá para que le enseñe a crear un peluche. Que no es tan fácil de realizar como consideró en un principio. No obstante, recibe el reto con los brazos abiertos porque es terco, trata una y otra vez hasta alcanzar la perfección.

Cada que se pica accidentalmente un dedo, imagina la cara sonriente de Keigo y el dolor disminuye.

Muchos intentos más tarde, y con correcciones por parte de Rei, el regalo está listo. Así que cuando llega el día de su próxima reunión, se prepara.

— ¿Qué...?

El rubio no puede acabar la pregunta, porque Toya deja en sus manos el peluche de Endeavor.

—Lo hice para ti.

Keigo atrae hacia sí al peluche en un abrazo y sonríe tanto, que Toya controla sus ganas de llorar por la felicidad que brilla en su propio corazón.

N/A. Cuando Keigo le cuenta a Toya el porqué está triste, no es del todo honesto, ya que omite que su padre rompió su peluche de Endeavor y duda que Tomie le dé otro. ¡Gracias por leer!

Recuentos de la vida | HawksDabiWhere stories live. Discover now