Distancia.

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Sinopsis del capítulo: Cómo se toma Toya los tres meses que no pudo ver a Keigo.

Aclaraciones: Una exploración a cómo Toya se relaciona con los demás, y sobre lo que significa que sea un omega con un aroma muy fuerte.

DISTANCIA

Con siete años, Toya Todoroki siente que está a punto de volverse loco.

Creyó que desde que su padre decidió no entrenarlo y empezó a ignorarle, no pasaría por lo mismo de nuevo. Bueno, se equivocó, y todo se debe a que no ha visto a su mejor (único) amigo en casi tres meses.

Ahoga sus gritos de frustración en su almohada.

La gente usualmente no perdería la cabeza por un motivo tan sencillo como no pasar el rato con alguien en específico, sea porque tienen más amigos o bien, son capaces de distraerse con varias cosas el tiempo necesario. Pero él es diferente, siempre lo ha sido.

No sabe por qué, pero tiende a enfocarse y no ver más allá de aquello que él quiere en el momento. Por eso se obsesionó con que Enji le reconociera, incluso si implicó quemar su propio cuerpo y llenarse de cicatrices. Tanto que no volteo a ver a su mamá ni a su hermana, aunque ellas solo trataron de brindarle el amor que Endeavor no podía darle, porque en ese instante solo importaba su padre.

Afortunadamente, todo acabó dos años después. No obstante, a pesar de que Toya dejó ir la meta de ser un héroe que supere a All Might, aún tenía inconvenientes que solucionar. Como el hecho de que con seis años se hallaba más perdido de lo que alguien de tan corta edad debía estarlo.

Angustiado, Toya decidió escuchar a Rei e intentó hacer amigos en la escuela. Ella explicó que la vida es más llevadera cuando hay alrededor varias personas a las cuales querer y que te correspondan. Él entendió, porque si bien su familia está allí en casa, cuando se encuentra en el salón de clases se aburre y se siente muy solo (su único consuelo son los recesos para almorzar con Fuyumi). Su madre agregó que si eso no funcionaba, siempre podían intentar meterlo en actividades extracurriculares para que se divierta aprendiendo algo que él eligió.

Lo que nadie espero, ni siquiera él mismo, es que es malo para relacionarse con los demás.

No importa cuánto se esfuerce, el resto (sus compañeros de clase) se asusta, no saben qué hacer con un omega tan cariñoso (intimidante, según ellos) como él. No puede envolverles en su aroma porque les aturde y pone nerviosos.

La primera vez en todo el curso que intentó buscar la amistad, incluso la profesora tapó su nariz y le explicó (regañó) amablemente, diciéndole que es de mala educación abrumar a los demás con tu olor sin permiso. Lo que ella no entendió y él no se molestó en decirle, ya que de todas formas no lo iba a escuchar, fue que su aroma le ayuda a que los demás sepan cómo se siente, porque su carácter es terrible y a veces habla sin pensar, Toya usa su cuerpo para expresarse de modo más honesto, evitando así malentendidos.

Con su familia funciona, y con el resto aparentemente no.

Todo se complica aún más, cuando una visita al médico da la noticia de que el cuerpo de Toya es distinto al de la mayoría (fuera del tema de los quirk), con una esencia muy poderosa y difícil de controlar, y que para evitar futuros conflictos lo mejor sería que comience a emplear parches para atenuarlo. El omega se frustra más, porque normalmente no utilizas parches hasta la adolescencia o incluso adultez, y a su vez eso es una preferencia, no una obligación.

Sin muchas opciones, no le quedó más que adaptarse. 

No funciona, porque aunque vaya a la escuela con su aroma más neutral, su comportamiento aún espanta al resto u ocasiona reacciones extrañas. A su vez, critica sus parches porque si se altera lo más mínimo, son prácticamente inútiles. Toya también se cuestiona si los hogares del resto son tan fríos para que un simple abrazo les deje como estatuas. Aunque eso es mejor a que crean que él está enamorado de ellos (ugh, pone los ojos en blanco de solo recordarlo).

Ante tal desastre y rechazo diario, Toya pensó que estaba destinado a jamás tener amigos.

Entonces de casualidad se topó con Keigo Takami.

Una especie de milagro, porque ese día el pelirrojo hastiado se quitó los parches de su cuello y muñecas. Todavía así, cuando sus ojos azules se cruzaron con unos dorados, Keigo aceptó al defectuoso omega. El de alas carmín jugó con él, dejó que le llevara de la mano y siguió sus órdenes de muy buen humor, hasta le comentó—con su voz y expresión calmada, sin parpadear—que el aroma de Toya era agradable. Emocionado, lo derribó y volvió más fuerte su olor, de lejos oyó a Rei regañándolo por ser tan brusco, pero Takami solo se retorció para acomodarse mejor y le permitió abrazarle, dejando fluir su propio aroma alfa contento (que al Todoroki le recordó al bosque y a la noche).

Así que, por supuesto, no ser capaz de ver por tanto tiempo a su única conexión fuera de su familia, que además encaja perfecto con la forma de mostrar cariño de Toya, le ha causado mucho dolor.

Este largo incidente logra que se percate de cuánto quiere—de esa manera que solo puede suceder una vez en la vida—a su amigo.

Cuando el rubio no apareció por primera vez en el parque, no le dio tantas vueltas al asunto, concluyó que el otro seguro tuvo que cumplir con otro compromiso. Con el pasar de las semanas, su preocupación incrementó y la mayor parte se la pasó llorando por las noches, encerrándose en su cuarto después de clases, comiendo muy apenas. Para después caer en una espiral de inseguridad, donde buscó sin cesar en qué se equivocó para ya no gustarle a Keigo.

No hubo descanso, porque luego la opción de que algo malo le ocurriera a Takami le dio dolor de estómago, y se enojó consigo mismo por no insistir para que ambos tuvieran una manera de contactarse en caso de problemas. Keigo siempre evadió las preguntas sobre su teléfono y dónde vivía. Él lo toleró porque no deseó que el rubio le viera como entrometido y se alejara.

Toya empeoró tanto que hasta Enji se le acercó para pasar una tarde con él.

En la noche, antes de ir a dormir, su mamá le contó que Endeavor haría lo posible para encontrar a Keigo. No obstante, su padre no tuvo tiempo de hacer nada porque al día siguiente fue llamado por la Comisión de Héroes.

Cualquier enojo y resignación quedó olvidada ya que, inesperadamente, Keigo se encontraba entrenando para ser héroe y Toya tenía permiso para visitarlo este fin de semana.

Demasiado inquieto por los nervios y emoción, cuando vuelve a ver a su mejor amigo, éste usa ropa nueva y limpia, su cabello está más corto y se halla menos delgado, más cerca de su peso adecuado.

Por lo que, no puede sentir más que alivio y sin más corre hasta tirar al suelo en un gran abrazo a Keigo.

— ¡Estás bien! —dice, empieza a llorar porque aguantar sus lágrimas es imposible. Su aroma es tan fuerte, que los adultos que les vigilan (entre ellos sus padres), toman más distancia y sutilmente abanican cerca de su nariz con una mano, para alejar la esencia omega tan pesada—. ¡No me dejes de nuevo! O de lo contrario te voy a maldecir.

—También te extrañé mucho, Toya —Takami le contesta muy jovial. Se sorprende cuando el rubio le abraza con más firmeza y frota su mejilla contra la suya, el mayor usualmente es el pegajoso entre los dos, mientras el otro le permite usarlo como oso de peluche; pero ahora Keigo se comporta tan cariñoso, que poco a poco logra darle fin a sus sollozos—. Vaya, tu cabello es más blanco, ahora pareces un bastón de caramelo —ante su broma, el Todoroki le responde: «¡No seas tonto!»—. Pero no te preocupes, pienso quedarme a tu lado para siempre.

—Más te vale —amenaza, de ese modo en que otros niños temblarían de miedo ante sus palabras, pero como suele ocurrir, Takami solo sonríe.

Sin más, Keigo le toma de la mano y le dirige a una mesa para que ambos puedan comer, y charlar sobre cómo les fue en estos meses que estuvieron separados.

N/A. Otro headcanon que tengo sobre Toya, es que las personas que no huyen de su comportamiento pegajoso e intenso, confunden su aprecio y creen que Toya está enamorado de ellos, lo que más tarde acaba mal, porque éste les corrige y se enojan, ya que sienten que Toya jugo con sus sentimientos, cuando Toya solo se comportaba como es normal para él. Para suerte de Keigo, a Toya sí le gusta Hawks.

Respecto a los olores, Keigo es un alfa que tiene una habilidad muy buena para controlar su propio aroma, y a su vez es muy tolerante con los ajenos. Ningún olor le importuna. El olor de Toya para Keigo es solo un olor de potencia normal y que le gusta mucho. Sí, este es otro modo en que les hago compatibles.

Recuentos de la vida | HawksDabiWhere stories live. Discover now