Viaje.

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Sinopsis del capítulo: Simples salidas al cine acompañado de Toya, para Keigo son maravillosos viajes.

Aclaraciones: Una vista breve a la complicada vida de Keigo y como Toya trae alegría (normalidad) a su vida.

VIAJE

Keigo espera ansiosamente por mañana, sábado, cuando podrá llevar al cine a Toya.

Tal vez una salida al centro comercial para ver de reojo los locales, luego entrar a mirar una película y finalmente cenar en uno de los tantos restaurantes del sitio, no suena como un «viaje» para la mayoría de las personas, pero para él lo es.

Desde niño aprendió que no se le concede la misma libertad que a los demás.

Cuando aún vivía con su familia, su padre siendo un criminal y su madre como su cómplice, éste se halló constantemente aterrorizado de ser descubierto, así que a golpes le metió en la cabeza a Keigo que su propósito era vivir para siempre encerrado en casa. Que no necesitaba nada más. Pero el transcurso de los años le cansaron de más, y con tan solo cuatro se cuestionó qué sentido hay en tener alas si no puedes volar con ellas.

No fue hasta sus cinco años que ignoró la voz irritante de su padre gritando advertencias, y así, sus pies le llevaron al parque más cercano. El señor Takami había salido por trabajo desde el viernes y avisó que no volvería hasta el lunes en la tarde, pero de todos modos no quiso arriesgarse, así que eligió la opción más razonable (supuso que en ese instante su instinto de supervivencia aún funcionó).

No tuvo expectativas, ni siquiera las más mínimas. Pero Keigo optó por conformarse, ese día solo deseó apreciar el paisaje nuevo y aparentar que era como cualquier otro niño.

Toya fue una sorpresa maravillosa.

Muy inesperada, considerando que los demás infantes se sintieron aterrorizados por Keigo (quien pensó que quizá la anormalidad se notaba con tan solo una mirada). También les escuchó murmurar (porque su oído era agudo debido a su quirk) sobre lo mucho que les dio miedo Toya.

Cuando el niño más bajo que él y de brillantes ojos azules, le propuso ser amigos y reunirse otro día, Keigo supuso que tal vez lo que escuchó una vez en la TV podría ser verdad: Los raros siempre se encuentran y se unen.

A partir de allí, Keigo una vez a la semana se escapó de casa y fue a jugar con Toya, y experimentó lo más cercano que él creyó en ese entonces que era vivir de verdad.

Sin embargo, el milagro se interrumpió cuando su padre fue detenido por el héroe Endeavor. El afortunado suceso no le dio de buenas a primeras una vida normal, porque si bien estuvo en las calles en vez de atrapado en cuatro paredes, tuvo que estar pendiente de su madre, porque Tomie obviamente no estaba preparada para sobrevivir por cuenta propia.

Entonces, durante dos meses no fue capaz de juntarse con Toya.

No obstante, y lo que Keigo clasificaría como otro inesperado golpe de suerte, todo volvió a acomodarse cuando la Comisión de Seguridad Pública de Héroes le descubrió, y le ofreció convertirlo en alguien que salva a los demás (como su favorito Endeavor).

Allí, Keigo se armó de valor para solicitar una cosa, la única que ha pedido en toda su vida: Poder ver de nuevo a Toya.

Un mes angustiante más tarde por la espera y el ajuste a su nuevo estilo de vida, la CSPH le hizo agitar sus alas y esparcir su potente aroma alfa por toda su habitación, cuando le informaron que aceptaron su petición. Aunque a su vez le dijeron que habría algunas condiciones que cumplir para que su trato se lleve a cabo.

Así que sí, a pesar de su felicidad por recuperar a Toya, Keigo recordó que él probablemente nunca sea como los demás.

No está molesto particularmente con la Comisión de Héroes, porque ellos le sacaron de continuar en las calles (francamente, él no sabe cuánto hubiera aguantado de seguir así) y le dieron un modo certero de alcanzar su sueño. Le brindan un techo donde dormir cómodamente (aunque deba despertarse demasiado temprano), un pequeño cuarto que llenar con su personalidad y objetos que atesora (los regalos de Toya), comida saludable y que le dará el cuerpo ideal para su futura profesión.

Y aun así, todavía no fue a la escuela, al menos no como los otros niños, en su lugar tuvo clases particulares. Entrena constantemente, y sus visitas a Toya como oportunidad de mandarle mensajes o hablar por teléfono con él, dependen mucho de cómo haya sido su desempeño diario.

Ya no vive con su padre abusivo y su madre con ojos perdidos dentro de una casa pequeña (que se cae a pedacitos y está sucia), pero continúa siendo controlado (aunque al menos ahora puede aprender más sobre el mundo, elegir su carrera—sueño—, y continuar viendo a la persona que más quiere).

Entonces sí, para él una visita al centro comercial a vagar por allí con Toya es como tener un gran viaje.

Por lo que, al día siguiente, Keigo (de catorce años) libera su aroma alfa feliz cuando Toya le saluda y abraza, además de perfumarlo con su propio olor omega. Hablan y hablan, apoyados uno contra el otro, mientras el auto llega al lugar donde estarán hasta las siete.

Él sonríe dejándose guiar por Toya, quien le toma del brazo y los conduce al cine, allí eligen una película extranjera titulada «What dreams may come»; ese cine en particular proyecta filmes antiguos de otros países en días específicos, y solo por eso, Toya, quien es muy quisquilloso y criticón, accede (bueno, lo hace luego de una búsqueda exhaustiva en internet para decidir si la película vale la pena o no).

Y en realidad resulta una gran elección, el Todoroki sale muy satisfecho del cine, parloteando emocionado sobre todo lo que le gusto; Keigo mientras tanto piensa que al igual que el protagonista del filme, también atravesaría el infierno mismo con tal de volver a reunirse con Toya, para acompañarle incluso en los malos días.

Ambos se tomaron de la mano dentro de la sala y así se quedan el resto de la salida.

Finalmente, pasan a darle una visita breve a todos los locales (compran algunas cosas fáciles de llevar) y terminan por comer en un KFC, después de todo, el alfa ama el pollo y a Toya le agrada consentirle.

Recibiendo un beso de despedida en su mejilla, regresa a su habitación rebosante de felicidad, también se halla muy determinado a que su desempeño semanal en su entrenamiento como héroe sea más que excelente, para que así el próximo sábado se le conceda el permiso de otro viaje fugaz acompañado de su querido Toya.

¡Gracias por leer!

Recuentos de la vida | HawksDabiUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum