San Valentín.

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Sinopsis del capítulo: Keigo es consciente de su amor por Toya a los doce años; una semana antes de San Valentín, en su visita usual a los Todoroki, surge un malentendido.

SAN VALENTÍN

El día de San Valentín está cerca.

Keigo aún se sorprende de lo rápido que sus pensamientos sobre una simple fecha cambiaron en un poco más de un mes.

La mayor parte de su vida, el 14 de febrero fue un día como cualquier otro. Al principio lo ignoró, puesto que no tenía amigos ni mucho menos una pareja como para emocionarse, a lo mucho fantaseó en las noches sobre cómo sería ser amado mientras abrazó a su único consuelo: Su peluche de Endeavor.

A los cinco su perspectiva se modificó al conocer a Toya, y por consiguiente a la familia Todoroki, a pesar de que la mayor parte del tiempo está pegado al omega en sus visitas, ha tenido las interacciones suficientes con Fuyumi, Natsuo y Shoto, para considerarlos también sus amigos. Gracias a ellos, aprendió a tomarle aprecio a la celebración del amor y la amistad, ya que entre todos juntaban un montón de dulces y se ponían a ver especiales de sus caricaturas favoritas (se organizaban los fines de semana porque era el único momento en que Hawks estaba libre); para finalmente en la noche ir a dormir con Toya, feliz de abrazarlo y ser rodeado por el aroma reconfortante del omega.

Con doce años hay otro cambio significativo.

Takami lleva unos meses sospechando, pero en enero llegó a la realización de que le gusta Toya de manera romántica. Cree que su amor al Todoroki estuvo allí desde los nueve, pero solo el tiempo y conocer más sobre el mundo le brindaron la suficiente información para entenderse mejor a sí mismo.

Así que cuando llega febrero, Keigo se inquieta en contra de su voluntad.

No espera nada como es usual (no siente que tenga derecho), pero al mismo tiempo hay una pequeña esperanza y expectativa dentro de su corazón que anhela recibir chocolates de Toya o darle unos; el lado irracional que ignora ocupándose de sus labores escolares y entrenamiento como futuro héroe.

Como alguien que eligió no llevar una vida del todo normal, de vez en cuando desea pequeñas excepciones y se alegra cuando las obtiene, pero en esta ocasión algo tan natural como el amor le deja demasiado perdido.

Cree que le gustaría más la experiencia si fuera como en las películas románticas de adolescentes que ha mirado, porque la conexión entre los personajes de allí es más superficial, y, por lo tanto, si al final la unión no resulta... ¿No dolería tanto, cierto? Pero ese no es su caso porque ha conocido a Toya desde los cinco, es un vínculo que Keigo quiere mantener para siempre.

Así que por muy emocionante que sea el experimentar su primer amor (ser como los demás), también es muy angustiante.

Para empezar, no sabe si es correspondido o no. Sí, el omega es muy cariñoso con él, pero Keigo no puede asumir nada porque recuerda perfectamente las quejas de Toya, sobre cómo detesta que su comportamiento afectuoso haga suponer a los demás que está enamorado de ellos. No quiere molestar al Todoroki, ni mucho menos ponerle en una situación que le agobie. Además, es aún muy joven para lanzarse a una confesión, ¿por qué habría de apresurarse con tan solo doce?

Entonces opta por el silencio.

Sin embargo, que eligió primero acostumbrarse a sus sentimientos por Toya, como a pensar cuidadosamente si es buena idea tratar de pasar de amigos a novios (lo que necesita reflexionar antes de preocuparse sobre si Toya le quiere); no evita las sensaciones caóticas y contrastantes que hay en su corazón y estómago con cada día que San Valentín está más cerca.

Recuentos de la vida | HawksDabiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora