Capítulo 5: Madre

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Es sábado ¡sí!, es sábado. Son las nueve de la mañana y me acabo de despertar, estoy tan feliz, ya me llegó la baja del hospital, y dentro de unas horas voy a prepararme para el concierto de Diván, mi amor platónico aunque él no lo sepa.

Salgo de la cama perezosamente y voy hacia el baño, cuando estoy lista salgo a la cocina y están Claudia y Avi, embobadas delante del televisor viendo _Chuncha_, los animados que más me alegraban el día cuando era pequeña y ni hablar de Marcolina y Enrique chiquito, me moría de la risa con ellos, en esos tiempos a las cuatro y quince de la tarde ya yo era un clavo frente al televisor para ver los muñequitos.

Tomo mi desayuno de la meseta y me siento en la silla, al lado del sofá.

Ni siquiera le he dado la segunda mordida a mi pan con mayonesa y tocan la puerta, pongo el plato en la mesa de centro y me paro a abrir.

—Querido no te esperaba a esta hora —le digo a Alejandro, lo saludo y entra como Pedro por su casa.
       
Se sienta en el sofá al lado de Avi y yo agarro mi desayuno, le doy una mordida y siento una mirada en mi nuca.

— ¿Podrías dejar de mirarme el pan, se me va a caer?  —le pregunto a Alejandro que me está goloseando el pan y Claudia está desmolleja de la risa.
       
—Mija dame un pedacito ahí.
       
— ¿De dónde tu vienes? ¿Tú no desayunas?
       
—Mía os quo yo ostaba apurado —dice mientras ya ha agarrado un pedazo de pan y lo está mascando.
       
— ¡No se habla con la boca llena tío! —lo regaña Avi, que ha salido de su ensoñación.
       
—Disculpa mi bella, este ser tiene mucha hambre y tu tía Camila no quiere darme comida. Soy un pobre muerto de hambre.

Dramático, pienso.

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Llegan las cinco de la tarde y aún sigo en el mismo lugar y con la misma gente.

Hablé con mi tía y está bien, su ex marido está preso y está todo bien con Suli.

—Ya es hora de que te vayas Alejandro, llevas jodiendome la existencia desde las nueve de la mañana —lo agarro de los pies y lo halo, el muy vago está reprochado en mi cama con la almohada puesta en la cabeza.
          
—Sí ya me voy mi amor, que tengo que alistarme para el concierto y recoger a Elena, hasta luego —se para de la cama me da un beso y con la misma se va.

                             (•••)

El tiempo ha pasado rápido, nos encontramos de camino al concierto de Diván, Elena y Alejandro van conversando y yo voy con Claudia que al final logré sacarla de casa, porque ella dice que yo no salgo pero si no es por mí ella tampoco fuera a ningún sitio, con Avi tenemos muy poco tiempo libre, la dejamos en casa de tía Sofía para que la cuidara, mañana iremos a buscarla.

Llegamos como en media hora ya que vinimos caminando y la distancia se hizo amena, hablando de asuntos triviales.

Pagamos las entradas, que por cierto le tocó a Alejandro, nosotros aportamos y compramos bebidas.

Nos adentramos a la pista y ahí está mi amor platónico, cantando a todo pulmón.

—Vaya Camila —dice Claudia cuando se para a mi lado en la pista y me choca la cadera con la suya—, llegamos en el mejor momento.

Y sí es cierto empezó a cantar Lo aprendió conmigo
       
Claudia no es fan de Diván pero se sabe sus canciones de memoria literalmente todas gracias a mí.

_No te molestes, ella solo me llama para saludarme a veces, yo soy solo es pasado no debes temer no protestes, tú no puedes evitar que su boca me extrañe a veces_
__Pues no te olvides, que antes de ti  estuve yo, pero no te olvides, aunque tu creas que no..._
_Lo que hace contigo, lo aprendió conmigo, la maldad que te gusta a ti, la sabe de mí..._
_Lo que hace contigo, lo aprendió conmigo, todo eso que te gustó se lo enseñé yoo ooou ..._

Mi enfermera favorita   (Borrador)Where stories live. Discover now