Capítulo 9 "Giro de 180°"

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"…Si en algún momento de la vida llegas a creer que no puedes más, siéntate, respira y sigue adelante porque del cobarde no se ha escrito nada… "

Es como traer al presente las palabras que diría mi padre si estuviera vivo y supiera lo que acabé de hacer.

Cruzo la calle sin siquiera mirar a los lados, dios me llevara a su lado cuando él lo desee y no cuando yo lo quiera.

— ¡Ayuda! —oigo la voz agitada de una mujer, el grito proviene de un carro aparcado en una esquina.

Corro hacia el auto, a pesar de todo lo que he pasado hoy no puedo ignorar un grito de auxilio.

— ¡Oh por dios! —grite aterrorizada al ver la escena frente a mis ojos.

Rápidamente doy la vuelta ya que la chica que debo ayudar está en el otro asiento del auto, abro la puerta y le pido a la chica que está sujetando la cabeza de su amiga que me haga espacio.

Ya estando con el espacio suficiente me coloco a horcajadas encima de la chica, ladeo su cabeza la cual esta rígida y meto dos dedos en su boca para así sacar su lengua, las personas que convulsionan suelen intentar tragarse la lengua inconscientemente.

Dejo sus brazos y piernas lo más inmóvil que puedo con mi cuerpo, y con la mano que me queda libre trato de sujetar su cabeza.  Las sacudidas de su cuerpo son extremadamente potentes.

— ¡Llama a una ambulancia! Esta mujer  necesita atención inmediata —Dios perdóname pero mi italiano es un asco, ni siquiera sé si las personas me entienden bien, pero, que carajos.

—Llame hace unos minutos deben  estar al llegar.

Y en menos de nada llega la ambulancia, dos de los que vienen atrás sacan a la chica del carro y la suben a la camilla.

— ¿Puedes ir tú en la ambulancia, yo iré en el auto? —pregunta angustiada la amiga.

—Si claro, no tengo problemas con eso.

Subo junto a los paramédicos y enseguida le miden las constantes vitales, la mantienen estable hasta llegar al hospital.

En cuanto llegamos se hace su trasladado a una habitación, le hacen estudios pertinentes y al parecer la causa fue una fiebre demasiado alta, la chica padece de enfermedades respiratorias y también hay personas en su familia que padecieron de epilepsia.
La amiga llega y se para a mi lado en la habitación, me maravilla lo rápida que ha sido.

—Un placer, mi nombre es Anna —dice estirando su mano.

—Igual ha sido un gusto para mi conocerte, aunque lo hubiera preferido en otras circunstancias —tomo su mano y  veo como trata de esconder su sonrisa.

—Pronto llegará el hermano de Lía, ese es su nombre.

—Si no te molesta ¿podría esperar aquí hasta que despierte?

—Te lo agradezco mucho, iré a la cafetería,  comprare  un té,  ¡Traeré uno para ti!  —mi intento de negación queda al olvido cuando inmediatamente se retira de la habitación.

Después de haber esperado al menos veinte minutos la chica comienza a despertar. Me paro a su lado y se asusta cuando me ve.

—Tranquila, no te hare daño. Iré avisar que ya has despertado.
Salgo de ahí para hablar con un médico. Cierro la puerta con mucho cuidado y antes de poder dar tres pasos sujetan mi brazo con mucha fuerza.

— ¿Qué rayos haces aquí? —pregunta una voz fuerte y varonil a mis espaldas, inmediatamente reacciono y me separo bruscamente del agarre de su mano.

Mi enfermera favorita   (Borrador)Where stories live. Discover now