༺ Capitulo 5 ༻

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Cuidado con el fuego del dragón:
Harry llega a Hogwarts.

El silencio en el Gran Comedor era sepulcral, tanto que si hubiera caído un cabello, todos habrían sido capaces de oír como tocaba el piso de piedra.
Harry Potter, fuera del colegio durante un mes, no se parecía en nada a lo que todos recordaban. Atrás había quedado el muchacho desgarbado de catorce años, de cabello enmarañado desgreñado y gafas redondas cubriendo apagados ojos verdes.
El hombre que caminaba hacia la mesa de los profesores era un Lord sangre pura desde la cima de la cabeza hasta la punta de sus pies. Estaba vestido casi en su totalidad de negro, pantalones de cuero y botas de piel de dragón que hacían resonar sus pasos. La chaqueta de gamuza que estaba prendida en el frente con botones de plata se ajustaba al torso de aspecto musculoso, la tela caía hasta más debajo de las rodillas de Harry por su espalda, dragones bordador en oscuro hilo morado en el dobladillo. Las mangas eran largas y ajustadas, tres tiras de cuero en cada manga la adornaban, con botones de plata en los puños. Sobre el corto, pero aun desordenado cabello negro azabache, descansaba un solo aro de plata, con dragones en relieve, los ojos de brillantes amatistas destellaban bajo las antorchas.
Cuando se detuvo directamente bajo los escalones que llevaban a la mesa de los profesores, Harry levanto ojos libres de las gafas, el verde esmeralda brillando hacia Dumbledore.

-Director Dumbledore-asintió con fingido respeto-Un placer volver a Hogwarts después de tanto tiempo.

El sonido de la voz mucho más madura de Harry envió un escalofrío por la columna de Draco y tuvo que reprimir un estremecimiento.
Fue ver la expresión en la cara del viejo director lo que detuvo el calor que nació en el vientre del rubio, derritiendo la excitación en una inmediata diversión.
Dumbledore parecía que hubiera visto un fantasma, ojos abiertos con sorpresa, rostro pálido y boca ligeramente abierta. Un paso detrás de él, McGonagall y Snape intercambiaron una mirada.

-Harry, muchacho…

Harry entrecerró los ojos, molesto y desde el exterior se escuchó el potente rugido de Drake, reaccionando a los sentimientos de su jinete.
No es que Harry fuera particularmente quisquilloso o engreído, pero Branwenn le había enseñado que los Emrys eran realeza y cualquier persona que no fuera familia debía tratar a Harry con el respeto que su sangre le daba. Era la sangre del dragón, después de todo, realeza en todo menos en el nombre.
Y, sinceramente, odiaba a Dumbledore lo suficiente como para ser mezquino y exigirle al anciano que reconociera que estaba por debajo de Harry en posición.
Fue Ikeryon quien reacciono, reprendiendo al director con tono mordaz.

-¡Se dirigirá a Lord Emrys con su título, como debe ser!-lo fulmino con la mirada-¡Muestre respeto, director Dumbledore!

Otro rugido resonó, las copas y platos temblando en las mesas bajo la furia del dragón que actualmente se podía ver a través de la ventana de Gran Comedor, la bestia negra volando alrededor del castillo.
El profesor Snape reprimió un estremecimiento y miro a la profesora McGonagall, ambos con preocupación en sus ojos. Pidieron a los dioses que Albus no metiera la pata, temiendo que una falta de respeto hacia Harry terminaría en Hogwarts siendo quemado hasta los cimientos.
Afortunadamente, Dumbledore dio un paso atrás de donde había comenzado a avanzar hacia Harry y asintió en una muestra común de respeto.

-Mis disculpas, Lord Emrys. Bienvenido de nuevo a Hogwarts.

Las sombras de molestia se borraron del rostro del joven Lord y asintió, sus ojos comenzando a pasear por el Gran Comedor.
Las clases de política de Branwenn estaban comenzando a tener sentido. No habría podido pararse frente a Dumbledore sin matarlo de no ser por sus lecciones de diplomacia.

-Me alegra volver. Han sido cuatro años largos-dirigió una sonrisa cortes al director.-El mes no debió sentirse tan largo para ustedes.

-Es bueno verte tan feliz, Ha…-los ojos verdes se entrecerraron en advertencia y Dumbledore se corrigió-…Lord Emrys.

El legado Emrys I:Sangre de DragónWhere stories live. Discover now